La encuesta que desató un terremoto
El escenario surgido de las PASO puede arrojar a Cristina Kirchner y Mauricio Macri nuevamente al centro del reñidero.
En una democracia donde los partidos políticos han muerto y cuyos animadores carecen de vasos comunicantes con la sociedad, las elecciones primarias fueron concebidas como una especie de encuesta compulsiva para que las franquicias electorales ajusten sus estrategias proselitistas de acuerdo al humor popular, a fin de volverlas más competitivas en las elecciones definitivas.
La campaña de la principal fuerza de oposición al kirchnerismo lució tan penosamente huérfana de ideas y propuestas como la del oficialismo. Sin embargo, la ciudadanía eligió a esa fuerza como instrumento para concentrar y reforzar el impacto de su NO. Esa oposición se equivocaría de medio a medio si confundiera el respaldo recibido con un SI a sus banderas, cuya diferencia con las del oficialismo resulta muchas veces difícil de decidir.
LO QUE VIENE
Quedan por delante dos largos meses hasta las elecciones legislativas de noviembre, y dos largos años hasta que el kirchnerismo complete su mandato. Son plazos demasiado extensos como para ser afrontados por un gobierno débil y carente de ideas, al frente de una economía amenazada desde todos los flancos, en medio de una maraña de subsidios imposibles de eliminar de la noche a la mañana, una emisión monetaria vertiginosa, una inflación indomable, y la bomba de tiempo de las leliqs, cuyo tic-tac aporta una estremecedora banda de sonido al escenario. Son problemas demasiado graves como para ser afrontados sin respaldo legislativo. ¿Alcanza un cambio de gabinete para cambiar el aire?
El columnista Carlos Pagni decía hace poco que las circunstancias se asemejan notablemente a las de los últimos meses de Alfonsín. Aunque no rozamos todavía la hiperinflación y la amenaza de saqueos es remota, ambas cosas figuran en el menú de los temores habituales, más allá de su probabilidad. Alfonsín debió entregar la presidencia antes de tiempo. ¿Será éste el destino que le espera a Alberto? Cristina ya debe haberse dado cuenta de que la única posibilidad de revertir la derrota, retemplar el espíritu de sus seguidores, y asegurar que el apellido familiar siga impregnando el destino argentino le exige admitir ahora el fracaso del alambicado experimento que inició hace dos años, y dar un paso al frente.