Claves de la argentinidad

El deber cumplido ante los valientes

Nicolás Kasanzew acaba de publicar `La Malviníada' (Grupo Argentinidad, Buenos Aires, 2021), un libro cuya calidad intelectual y patriótica se calibra desde el título, al que presenta un prólogo preciso y atractivo firmado por Sebastián Sánchez.­

La obra está constituida por una serie de relatos breves y directos que terminan cumpliendo con el deber de reconocimiento imprescindible para aquellos, vivos y muertos, que pelearon por nuestras islas. Surge así el valor de la calidad, tanto por su coraje como por su inteligencia, de la respuesta argentina a la usurpación. Calidad de oficiales, suboficiales, pero también de soldados -que de ningún modo pelearon como `chicos de la guerra'-, aunados en la nobleza igualadora del heroísmo y de la Fe. Hombres que pudieron haber triunfado, de no ser por la traición de mandos que los superaban.­

El mismo estilo escueto deja no obstante sitio para señalar miserias del enemigo -como las de ocultar bajas o esconder las enormes averías provocadas a su portaviones no tan `Invencible'-; pero también para mostrar signos militares caballerescos dentro de la perfidia de su matriz.­

Los relatos, vívidos y emocionantes, cuentan con el agregado de una muy exacta descripción del material bélico brindada con la naturalidad de quien conoce a fondo de qué está hablando. Como ofrecen además, tanto por lo expuesto como por los significativos silencios, una mirada profunda sobre quién fue quién tanto en la guerra como en la postguerra. Kasanzew cuenta esa realidad con hombría, sin lamentos, como lo hubieran hecho hoy nuestros políticos. Suma, sin las adulaciones a la moda, un objetivo y entrañable relato del papel de la mujer y la familia en la contienda. Así como distingue el valiente y fundamental papel de los sacerdotes en Malvinas, destaca la pelea en soledad de un patriota de bien como Manfred Schönfeld que coronó su trayectoria con las mejores crónicas de guerra. Y hasta por momentos la adrenalina de quien describe sin alardes desde dentro del campo de batalla, se hace presente en la imaginación del escritor sumándole puntos.­

Un índice onomástico de criollos y de gringos recuerda y hace honor a los que deberían contarse entre los apellidos más ilustres de la nación, mientras que un conjunto de fotos nos los trae en su mejor momento.­

Cada breve capítulo sorprende por el coraje que encierra y vale por todo el libro. Pero la descripción sin escondrijos del miedo por un piloto de Mirage que llevó a cabo seis misiones contra el enemigo, debería ser de lectura obligatoria para psicólogos y psiquiatras. Como, tal como bien insinúa el prologuista, deberían ser obligatorias estas páginas para encender a las generaciones que vengan a salvar el destino de nuestra Patria desmalvinizada.­