VISTO Y OÍDO

Criterio cuantitativo

La integración de las listas de candidatos oficialistas se conversó entre tres sectores: el del presidente, el de la vice y el del presidente de la Cámara de Diputados. Se intentó y se consiguió mantener la unidad que permitió el triunfo de 2019, pero como la vice es la dueña de los votos tuvo dos prerrogativas. Una, poder de veto; otra, una mayor cantidad de candidatos propios. Si bien chicanearon a Alberto Fernández con el reclamo de que Santiago Cafiero encabezase la boleta de Buenos Aires, a la vice no le importa el simbolismo, sino la cantidad de soldados que sumará en la Cámara baja.

Lo que importa

La idea del cristinismo es no depender de otros sectores del peronismo para hacer la reforma judicial, expulsar al procurador Casal y poner fin a las causas tribunalicias de la vice. El intempestivo salto del diputado “Bali” Bucca al kirchnerismo es un anticipo de esa estrategia. Es cierto que la mudanza de Cafiero al Congreso fue pensada como una vía de copamiento del gabinete, pero no es la más importante. La clave está en el Ministerio de Desarrollo social donde se avecina una batalla ente los dos sectores con más “fierros” del FdT: la Cámpora y las organizaciones sociales (piqueteros).

Contra Vidal

Los radicales secesionistas de CABA que van de “el Beto” Brandoni a Ricardo Gil Lavedra rompieron con Horacio Rodríguez Larreta porque el “vidalismo” ocupó sus lugares. Habían negociado con Patricia Bullrich que les avisó que no podía hacer nada más por ellos. Pero se la veían venir. Por eso Adolfo Rubinstein, que fue ministro de Salud de Mauricio Macri salió a decir que para el ex presidente la salud no había sido una prioridad, pegándose de esa manera un tiro en el pie en el afán de tomar distancia del PRO. En resumen, Vidal sigue sumando resentidos por derecha y por izquierda.

Malas noticias

En pleno cierre de listas el Observatorio de Psicología Social Aplicada de la Universidad de Buenos Aires difundió una encuesta que generó preocupación en la Casa Rosada. El sondeo señala que si la votación fuese hoy el kirchnerismo y Juntos estarían virtualmente empatados con un 26% de intención de voto cada uno y otro 26% de indecisos. El voto “duro” del primero es alto, 22%, y el del segundo menor, 15%, pero con el voto “probable” el panorama cambia abruptamente. El FdT sólo suma 16%, lo que hace un total de 38%, mientras “Juntos” suma un 29%, elevando su total a 44%.