Con perdón de la palabra

El Chupacabra

Reiteradas versiones sobre la existencia del Chupacabra existen no sólo en La Argentina y sus paíse limítrofes sino también en Méjico, Puerto Rico, Estados Unidos y hasta en China.

¿Qué es el Chupacabra? ¿O quién es el Chupacabra? Es un monstruo, aparentemente bípedo, que ataca a la hacienda. Sea vacuna, ovina o caprina. De esta útima variante deriva su nombre.

La ataca y le chupa la sangre, dejándola muerta y exangüe.

Aquí, en la Argentina, se habló mucho de este montruo misterioso en algún momento. Ahora se ha dejado de hacerlo, aunque no por haberse demostrado su inexistencia  o comprobado su falta de malignidad. Sencillamente pasó de moda y otros temas suscitaron el interés del público.

En otra nota, publicada en este diario, a propósito de los OVNIS señalé que esas apariciones inexplicables tienen la virtud de recordar al hombre sus limitaciones, su incapacidad para explicarse ciertas cosas. Lo cual no deja de ser saludable pues contribuyen así a fomentar su modestia intelectual.

Los OVNIS, sobre cuya existencia creo que no cabe dudar, pues han sido observados por pilotos nada crédulos y por radares confiables, escribí lo mismo que podría afirmar respecto al Chupacabras. O sea que sus apariciones contribuyen a suscitar la humildad de los hombres.

¿Puede, en efecto,  darse por cierta la existencia de OVNIS? Yo diría que sí, por lo ya dicho y por haber visto uno cuando, cierta tarde, observé un objeto luminoso que cruzaba en el ocaso, cambiando ligeramente de forma. Al día siguiente los diarios informaron que la tarde anterior los radares de Aeroparque, de una base aérea situada en Entre Ríos y otra en el sur de Brasil, había registrado el paso de un misterioso objeto volador.

Son cosas que el Padre Castellani denominaba como ni de este mundo ni del otro.

También mi amigo Mario Massolo, piloto naval por entonces, estando en el aire vio una extraña nave, que volaba delante suyo y hacia la derecha. Puso rumbo de intercepción y la nave aumentó su velocidad, superando todos los límites de nuestros aviones y, luego de girar haciendo un ángulo fuera del alcance de naves humanas, se perdió en la tarde.

Pero volvamos al Chupacabra. Mi hermano Luis Esteban es hombre de campo y creee firmemente en su existencia. Perdió varias vacas con el cogote mordido de manera misteriosa. Y agrega que una consecuencia de la proximidad del Chupacabra es que los tanques australianos se secan súbitamente.

Con el chupacabra pasa como con las brujas, cuya existencia se podrá negar, pero que como haber las hay.