"Tomamos al teatro como un juego''

La formación original de Los Macocos se anima a desacralizar a Shakespeare en un nuevo espectáculo de humor.

No son humoristas, ni contadores de chistes, ni standuperos . Vienen del palo del clown y luego de una exhaustiva búsqueda un vericueto en el clásico por excelencia de William Shakespeare para contar una historia con su sello inconfundible, ese que se gestó en los años '80 en la movida de humor under que nació en el Parakultural, Cemento y el Centro Cultural Rojas.

Se trata de Los Macocos, un grupo teatral con más de treinta años de trayectoria, que estrenó recientemente 'Maten a Hamlet' y lo presenta los viernes y sábados a las 20, y los domingos a las 12.30, en el Centro Cultural 25 de Mayo (avenida Triunvirato 4444). Gabriel Wolf, uno de sus integrantes, habló con La Prensa sobre este nuevo desafío que los devolvió al escenario con su formación original luego de 16 años.


RECORRRIDO

No es la primera vez que el grupo formado por Wolf, Marcelo Xicarts, Daniel Casablanca y Martín Salazar revisita un clásico: ya en 2001 recrearon la ópera 'Turandot', de Giacomo Puccini, en 'La fábula de la princesa de Turandot', y `Androcles y el león', en 1999. Más acá en el tiempo, también homenajearon a su manera la historia del teatro nacional con 'La fabulosa historia de los inolvidables Marrapodi'. Esa y 'Los Albornoz (delicias de una familia argentina)' fueron dos de sus obras más elogiadas por la crítica y el público.

Ahora, usando la historia de la mítica calavera del bufón Yorick como disparador, se propusieron darle un giro de comicidad a la tragedia escrita por el dramaturgo inglés, comandados por Sebastián Irigo, a quien Wolf destaca como director. "Tomamos al teatro como si fuera un juego, como chicos'', explica el actor sobre lo que sucede arriba del escenario.

-¿Cómo fue la génesis de 'Maten a Hamlet'?

-Había un tema interno macocal: teníamos ganas de volver a los orígenes nuestros que tienen que ver con el clown, pero con veintipico de años más. Dimos muchas vueltas porque cuando lo planteamos por primera vez justo se estaba haciendo el 'Hamlet' de Rubén Szuchmacher en el San Martín, entonces lo dejamos de lado. Después hicimos la reposición de 'Los Albornoz' en 2019, intentamos con 'Los Marrapodi' en principios de 2020 y ahí nos agarró la pandemia. Por suerte pudimos laburar por zoom en la reescritura y ya después, cerca de octubre del año pasado, empezamos a movernos, a hacer pequeños ensayos. Para nosotros, de todas maneras, el texto se completa con la risa de la gente, que esperamos que suceda. Hubo una parte que por más que la ensayábamos, al estar sin gente porque no se permitía por protocolo, se volvía complicado saber si iba a funcionar o no porque no teníamos esa respuesta.

-Teniendo en cuenta el contexto actual y los estragos que provocó la pandemia, ¿piensa que el público tiene la necesidad de reírse?

-Sí, ojalá pase eso y ojalá que la gente se anime a salir, a ir al teatro. No sé cómo está funcionando hoy el teatro, si la gente está yendo, pero el proceso va a ser lento. Eso también lo pensamos, porque tal vez hacer una obra de humor en este contexto no es lo ideal, pero nuestro oficio es hacer teatro, por eso rechazamos el streaming. No lo queremos para nada porque el teatro es teatro y el streaming es otra cosa. Lo nuestro es con la gente; al principio puede que haya poca y después seguramente se irán animando.

 

LA REUNION

-Con tantos años de trayectoria, la buena relación entre ustedes debe ser fundamental...

-Sin duda. Hay un tema muy emotivo internamente porque con Marcelo Xicarts, aunque habíamos hecho la reposición de 'Los Albornoz' en 2019, no estrenábamos un espectáculo nuevo desde 2005, dado que cuando murió nuestro director, Javier Rama, él se abrió. Además, Daniel (Casablanca) también estaba haciendo un éxito como 'Toc-Toc', entonces era muy difícil volver a reunir a los originales. Pero a partir de 2018, cuando tuvimos algunas reuniones, todo se empezó a encaminar y recuperamos la confianza. Fue volver a juntarnos y, por más que sea una frase idiota, volver a elegirnos. Por eso es bastante emotivo volver a estrenar una obra después de 16 años, los cuatro. Está buenísimo y, la verdad, nos llevamos bien como siempre.

Durante la entrevista, Wolf quiso destacar la figura del director actual de Los Macocos, Sebastián Irigo, a quien ya conocían de antes pero nunca en esa faceta: "Lo invitamos a que venga a dirigir y, la verdad, es genial; fue un proceso alucinante desde todo punto de vista, no habíamos laburado nunca con él como director y fue un proceso hermoso, relajado; se puso al hombro todo''. Irigo reemplazó a Javier Rama, el primer director de Los Macocos, que falleció en 2008 víctima de cáncer de páncreas.



UN ESTILO

-En entrevistas anteriores declaró que Los Macocos no encaja en ningún género en particular. Después de tantos años, ¿aún siente que es así?

-Pasamos por todos los circuitos: el off, el comercial o el under. Así que lo que sí está definido es que estamos emparentados con el humor, no somos contadores de chistes, ni standuperos, ni nada de eso, sino que el estilo que es una marca registrada nuestra después de más de treinta años se fue haciendo un poquito sobre la marcha, partiendo de un origen que era el clown. Después ese clown devino en una cosa más actoral, de juego, y el tema del juego es algo que mantenemos y es la parte a la que seguimos apostando. Ese sería nuestro estilo: tomar al teatro como si fuera un juego, como chicos. Lo primero que tiene que pasar con un espectáculo nuestro es que sea entretenido, que la gente no se aburra. Tratamos que el espectáculo siempre tenga ritmo, que cualquier bache se solucione con algún texto, con una musiquita o algo sorpresivo que mantenga al espectador interesado durante esa hora y media.

-¿Y lo logran?

-Creo que sí. Si me preguntás dónde encajamos sería en el humor, en la comicidad, pero siempre hay un tema conceptual que nosotros tratamos de ver y que es de dónde partimos para contar el espectáculo. Decimos: 'queremos contar esto así', entonces plantamos un par de pilares para sostener ese andamiaje. Esa es la historia.