De esto se habla hoy­

El miedo no paraliza­

 

­En el discurso de lanzamiento de una campaña política se lee lo siguiente: "No podemos permitir que el miedo nos paralice''. Llama la atención esta frase pues, además, está dicha por un médico neurólogo. Me refiero a Facundo Manes. ¿En verdad es el miedo una emoción que paraliza o algo útil que sirve para estar alerta, actuar en consecuencia y evitar una situación perjudicial?

El miedo es algo valioso, y necesario, que los humanos tenemos. En lugar de paralizar es un toque de atención que brinda el psiquismo a efectos de provocar un estado de alerta que permita tomar una decisión superadora de la situación. 

Podemos comparar al miedo con un semáforo titilando en amarillo en una esquina durante una noche de tormenta. El semáforo no está allí para que uno quede paralizado. ¡Todo lo contrario! Ese titilar en amarillo es lo que hace que se produzca el estado de alerta necesario para que la persona que conduce el vehículo ponga atención antes de cruzar, observe que no haya peligro y, luego, .¡cruce la avenida y siga su camino!­

 

Podemos decir que el miedo es una emoción básica -útil para asegurar nuestra supervivencia- que se activa al detectar una amenaza, haciendo que actuemos en pos de superar, eludir o resolver la situación que lo ha provocado.

Eso es el miedo. Fundamental para llevar la vida adelante. El miedo no paraliza sino que provoca reacciones adecuadas que generen la resolución de aquello que lo causó. De manera que sentir miedo es algo que favorece la vida plena de una persona. En graves problemas se encuentran quienes afirman no tener miedo nunca -suponiendo que eso sea verdad y no un mero acto de egocentrismo-  pues eso les priva de una herramienta privilegiada para evitar caer en situaciones adversas.

El Diccionario de la Real Academia Española (DRAE) brinda dos definiciones para la palabra miedo. Una es: "Angustia por un riesgo o daño real o imaginario''. La otra dice: "Recelo o aprensión que alguien tiene de que le suceda algo contrario a lo que desea''.

Podemos definir, entonces, al miedo como un estado emocional, necesario para la correcta adaptación de la persona al medio que lo rodea. Se trata, entonces, de un real esquema adaptativo constituido por un mecanismo de supervivencia y de defensa, surgido para permitir al humano responder ante situaciones adversas con rapidez y eficacia. Por lo tanto es algo natural y beneficioso tanto para cada individuo como para la propia especie. Obvio que esto que estamos describiendo también funciona en los animales.

Hasta en la Biblia aparece el miedo como algo que lleva a producir cambios, movimientos, acción y nunca parálisis. Recordemos: "Y llamó Dios, el Eterno, preguntándole: `¿donde estas?' Y respondió: `He oído tu voz en el huerto, y tuve miedo, porque estoy desnudo; por eso, me escondí''. (Génesis 3:9 - 10).

El miedo no provocó parálisis en Adán sino el movimiento requerido para esconderse. ­

El sabio Carl G. Jung -creador de la Psicología de los Arquetipos- escribe en El Libro Rojo: "...lo hubierais sabido si hubierais consultado vuestro miedo'', dándole a éste, precisamente, el sentido proactivo, generador de decisiones.­

Bienvenido, entonces, que el miedo exista -y el tener miedo, claro está- ya que su presencia, cual campana de alarma, sirve para lograr prevenirnos frente a posibles situaciones desagradables.­

 

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* El autor es doctor en Psicología Social, magister en Psicoanálisis, filósofo y escritor. e mail: alasheras@hotmail.com­