Héroes de la Patria

A 244 años del nacimiento del Almirante Guillermo Brown

Por Miguel Angel De Marco *

Hace 244 años nacía en Foxford, Irlanda, quien estaba llamado a convertirse en el comandante de la invencible escuadra que permitió el fin de la dominación realista en Montevideo y con ello alejó para siempre las amenazas que se cernían sobre la causa de la independencia argentina. Guillermo Brown, grumete y luego capitán de la naciente marina mercante de los Estados Unidos desde la adolescencia, pues se había trasladado con su padre a ese país en busca de mejores horizontes, ejerció luego parecidas funciones en buques ingleses. Padeció prisión en manos de los franceses, de los que pudo liberarse tras una fuga novelesca, y al regresar a Londres contrajo enlace con Elizabeth Chitty, que pertenecía a una familia de navieros.

Llegó al Río de la Plata en los días previos a la Revolución de Mayo de 1810, y es muy probable que haya asistido a los sucesos del 25, ya que residía a metros de la Plaza Mayor. Con infatigable tesón reunió una pequeña fortuna en diversas actividades mercantiles y llegó a adquirir naves que dedicó al tráfico fluvial.

Pero en 1814, cuando el gobierno decidió renovar sus esfuerzos para vencer la resistencia montevideana, dejó momentáneamente sus labores para hacerse cargo de la escuadra patriota, que disciplinó y formó según rígidos cánones, convirtiéndola en un instrumento de combate contra el cual no pudieron las naves del Apostadero Naval de Montevideo. Luego de luchar heroicamente en Martín García, libró combate el 17 de mayo de 1814 en Montevideo, y su victoria fue la llave para que el ejército a las órdenes de Carlos de Alvear ingresara a la ciudad rendida.

LA EXPEDICION CORSARIA

Pudo volver a la actividad mercantil y reclinarse en la paz del hogar con su esposa y sus pequeños hijos. Sin embargo, se puso al frente de una expedición corsaria que hizo tremolar la bandera argentina en aguas del Pacífico mientras San Martín organizaba en Cuyo el ejército que daría libertad a Chile y al Perú. Luego de extraordinarias aventuras en las que lo acompañarían su hermano Miguel y su cuñado Walter Chitty, además del capitán Hipólito Bouchard, mientras éste regresaba a Buenos Aires Brown decidía desobedecer la orden del gobierno de dejar el mando de la escuadrilla y se embarcaba en nuevas acciones. Terminaría preso de los ingleses, que le arrebataron su hazañosa fragata "Hércules" en la isla Antigua y sufriría una amarga prisión y una larga permanencia en Londres donde reclamó por los perjuicios sufridos.

Sometido a proceso al retornar a Buenos Aires fue sobreseído y se retiró a la vida privada en su quinta de Barracas dedicándose a atender sus intereses en Buenos Aires y en la Banda Oriental.

Hasta que volvió a sonar el clarín de guerra. Al producirse la rotura de hostilidades con el Imperio del Brasil, luego de la invasión de los Treinta y Tres Orientales en la playa de la Agraciada, se le encomendó que volviese a levantar de la nada una flota. Lo hizo y pese a la inferioridad numérica entre ambas escuadras, brindó páginas de gloria a las Provincias Unidas del Río de la Plata. Los Pozos, Quilmes, Monte Santiago y Juncal son hitos que marcan el heroísmo y las virtudes de mando del almirante argentino. Luego de esta victoria, el pueblo de Buenos Aires lo recibió como su héroe preferido. Al decir del representante diplomático de los Estados Unidos, John Murray Forbes, se lo consideraba "el Nelson de América del Sur".

Tras la paz con el Imperio y la constitución de un nuevo estado, la República Oriental del Uruguay, los generales Juan Lavalle y José María Paz se alzaron contra el legítimo mandatario de Buenos Aires, coronel Manuel Dorrego. Brown fue designado gobernador delegado contra su voluntad mientras Lavalle seguía en campaña, y se destacó por su clemencia con los vencidos. Por aquellos días volvía de su exilio el Libertador San Martín, quien al enterarse de la revolución se negó a desembarcar. El subordinado preferido de Brown, Tomás Espora, le ofreció todas las seguridades en nombre de éste. San Martín no aceptó y le escribió al secretario de Gobierno Díaz Vélez: "Igualmente he visto el (nombre) del general Brown de gobernador provisorio. Yo no tengo el honor de conocerlo, pero como hijo del país, me merecerá siempre un eterno reconocimiento por los servicios tan señalados que ha prestado".

EL ROBO DE LA ESCUADRA

Luego de muchos años en retiro, el gobernador de Buenos Aires, Juan Manuel de Rosas, volvió a convocarlo para comandar la escuadra de la Confederación Argentina. Derrotó al jefe de la escuadrilla oriental, su antiguo subordinado John Halstead Coe, y luego a quien lo sucedió, el italiano Giuseppe Garibaldi, en la célebre acción de Costa Brava.

Más tarde puso sitio fluvial a Montevideo, para respaldar el aferramiento por tierra por parte de Oribe, pero privado de medios y acosado por los buques de las grandes potencias, a los que se unieron los de otros países, debió asistir a lo que se llamó "el robo de la escuadra", tras lo cual volvió a Buenos Aires y se recluyó en Barracas. Solo salió para viajar a Europa y volver a su tierra natal, para regresar después a Buenos Aires.

Derrocado Rosas, recibió la consideración y el respeto de sus vencedores, y fue considerado en servicio activo hasta su muerte, ocurrida el 3 de marzo de 1857.

Entre sus muchas frases célebres se destaca esta, pronunciada en los días de la guerra contra el Imperio: "Es preferible irse a pique que rendir el pabellón". 

 

* Presidente del Instituto Nacional Browniano y de su Academia Browniana.