Ensayar sin saber si habrá un estreno

La pandemia atravesó el proceso creativo de la obra `Surinam', cuyo destino es hasta ahora incierto. La pieza escrita y dirigida por Víctor Chacón debía estrenarse el 7 de abril del año pasado pero todavía espera su momento. Con toques de humor negro aborda la fragilidad laboral del artista.

-¿Para ensayar se sacan el barbijo?­

-No.­

 

-¿Y en las funciones?­

-Sí, ahí si.­

-¿Y cómo van a hacer?­

-Los actores se hisoparán una vez por semana.­

-Qué quilombo.­

-Sí.­

Este diálogo apareció hace unos días en la página de Facebook del director Víctor Chacón para anunciar el inminente estreno de su obra `De lo que aconteció con el circo de los hermanos Mancuso cuando de gira por Sudamérica quedaron varados en la sabana de Surinam (Porque algo hay que comer)', o simplemente `Surinam'.­

Más allá de las buenas intenciones de los actores y del director para estrenar en medio de la pandemia de coronavirus, tan grande como el kilométrico título original de la obra, la primera fecha -el 2 de mayo- se pasó para el 9 y ahora para el 23, en el Teatro Nün. Y cruzan los dedos para que finalmente pueda estrenarse ese día. Lo que atraviesa este elenco y esta obra ilustra el estado de incertidumbre de tantos proyectos detenidos por las restricciones a la actividad teatral provocadas por el avance del virus.­

-Cuando vi "estrenamos el 2 de mayo'' pensé ¡qué jugado!­

-En realidad, el estreno iba a ser el 7 de abril, ¡pero del año pasado! La empezamos a trabajar a principios de 2019; incluso hicimos dos ensayos abiertos para tener devoluciones. Luego, ya sabemos lo que pasó y todo se postergó, hasta ahora. Hicimos ensayos por Zoom para no deprimirnos. De hecho, a esos encuentros virtuales los llamábamos "sosteniendo la existencia''.­

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EL ORIGEN­

El proyecto, explica Chacón -precisamente- a través de Zoom, surge del texto dramático que había escrito para la Maestría en Dramaturgia de la UNA hace cinco años. Originalmente escenógrafo e iluminador -con puestas en el Centro Cultural Konex, Andamio 90 y un sinnúmero de salas independientes-, buscaba profundizar sus conocimientos de escritura teatral. ­

`Surinam' es su tercera puesta como autor y director -la primera fue `Tracción a sangre (porque así se mueve el mundo)' en 2018 y la segunda, `Del Obelisco al Reina Sofía', que se hizo en julio de 2020 en streaming-.­

-La gacetilla de prensa dice que `Surinam' se "basa en hechos reales'' y que habla sobre el artista al límite, "muerto de hambre''. ¿Qué hay de real?­

-El disparador fue un viaje que hice en 2008 cuando egresé de Escenografía. Nos fuimos con dos amigos a Venezuela en una especie de viaje de egresados. Estuvimos en la sabana, cerca de Surinam. El lugar es verdaderamente inhóspito. Había una población muy grande de monos que se extinguió porque los indios pemones se los comieron a todos. En la obra, el circo sigue de largo, cruza la frontera con el norte de Brasil, se hace de noche y cuando se les queda la camioneta se dan cuenta de que están en un desierto.­

-Está eso de "no tenemos nada y ahora, ¿qué hacemos?, ¿nos comemos entre nosotros''?­

-Hay un intertexto todo el tiempo con esta frase que tenemos muy incorporada que es la del artista `muerto de hambre'. Nos ha pasado a todos los relacionados con el mundo teatral. En mi caso, no estudié actuación pero sí escenografía. Y me preguntaban, ¿qué vas a hacer? ``Y bueno, manejaré un taxi'', les decía. Siempre vivimos con esa incertidumbre. También hacemos hincapié en que el artista de circo suele ser muy sufrido, muy entregado a su disciplina. La obra, de todos modos, juega bastante con el humor negro.­

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DESAFIO DE DIRIGIR­

-Es muy orgánico o común que un actor termine dirigiendo. Venir de la escenografía y dedicarse a la dirección resulta poco habitual.­

-Tuve la suerte de que en la Escuela de Teatro de La Plata, donde cursé, en paralelo, además de escenografía estudiás iluminación. Y antes de egresar ya estaba trabajando como iluminador. En un momento de auge, en 2013 o 2014, he llegado a iluminar diez funciones por semana. Por otro lado, sobre todo en las obras en las que trabajé como escenógrafo, lo hice muy a la par del director. Me fui formando en el campo.­

-¿Le gusta dirigir?­

-A veces me resulta muy exigente, pero es sumamente satisfactorio. Estos actores dejan todo. Un director trabaja con eso: lo que le dan los actores. Muy contento a pesar de tener que sostener la existencia tanto tiempo en esta época difícil.­

-¿Sirve en estas condiciones?­

-El teatro, en primer lugar, modifica al espectador. Un tipo que va a ver teatro no es el mismo cuando entra a ver la obra que cuando sale. A mí, en lo personal, me apasiona, me conquistó. En un momento dije: "esto lo voy a tener que hacer toda mi vida''. No hay mejor cosa que un día que llueve estar adentro de un teatro. Las jornadas de puesta de luces que empiezan a las 8 de la mañana y terminan a la noche y está diluviando afuera son lo mejor que me puede pasar en la vida.­

-Vale la pena hacer teatro más allá de este contexto, entonces.­

-Está bueno apostar. Es algo en lo que venimos trabajando. En mi caso particular, desde hace quince años. Los primeros meses de pandemia fueron muy difíciles en lo emocional. Por otro lado, estudiando la historia del teatro uno ve que siempre fue utilizado para liberar o para controlar. Si lo dejamos en manos del comercial y no hacemos teatro independiente libremente, solo va a quedar como sistema controlador. Prefiero arriesgarme, aunque tal vez `Surinam' -cruzo los dedos, toco madera- es una obra que no estrenaremos nunca.­