Tres décadas ininterrumpidas de una publicación literaria

POR CARLOS MARIA ROMERO SOSA

Recuerda Manuel Gálvez en su libro Amigos y maestros de mi juventud que Paul Groussac le respondió con sequedad: "Se divertirán unos meses", al ser anoticiado por el futuro autor de Nacha Regules, desbordante entonces de entusiasmo juvenil, sobre la aparición de la revista Ideas. Y es que además de la acostumbrada aspereza del francés, en general es regla que las publicaciones literarias tengan vida efímera.

Por esto es que cabe valorar al conocer la última entrega de Todo es cuento, una plaqueta de distribución gratuita, ahora de edición anual y hasta hace pocos años trimestral, la continuidad de la publicación. Sus tres ininterrumpidas décadas a cumplirse en este 2021, resultan algo inusual para una revista literaria en la Argentina de las crisis económicas recurrentes, con el consiguiente desarmado de proyectos y la frustrante marcha atrás de tantas realizaciones culturales. 

Todo es cuento presentada desde su inicio en una doble hoja de cartulina impresa en sus cuatro carillas, las que coleccionadas muestran un ya abultado repertorio que a la fecha lleva 63 números distribuidos, dedicados a la narrativa y a veces integrada con el aporte de algún análisis vinculado al género a cargo de críticos como Zulma Prina, investigadora y difusora de la obra del peruano José María Arguedas, o Carlos Penelas.

El número inicial vio la luz en el invierno de 1991, cuando se vendían las joyas de la abuela en el país del uno a uno tan diferente al actual, con el dólar desbocado o atado con alfileres a imaginarias tablas de contención. En la ocasión la autora invitada a comenzar la serie fue la escritora bonaerense Adriana Colyvakis, con fragmentos procedentes de su libro de 1987 El hacedor de sueños. 

En cuanto al creador y Director-Propietario de la colección -y ello al solo efecto de cumplimentar con las disposiciones del Registro de la Propiedad Intelectual-, es el doctor Carlos Pensa, novelista, ensayista, conferencista, columnista radial, animador de empresas culturales y abogado de activo desempeño profesional en el foro porteño y bonaerense desde hace más de cincuenta años. 

Pensa, que ha transitado con buena inspiración la poesía con su poemario Dos veces trece, gusta resaltar su preferencia por la literatura de imaginación y dentro de ella específicamente por el género cuentístico, el que a su juicio permite más que en la novela la interacción entre autor y lector. Asimismo, como teórico de la interrelación profesor alumno que debe existir en los talleres literarios escribe en 1997 el libro Taller literario. Juego y escuela que exhibe una presentación de Ernesto Sábato, quizá uno de los primeros en dirigir un taller literario aquí en el año 1946.

COMPROMISO

Pensa comparte con los lectores y los talleristas que supo orientar, lo escuchado en persona a Borges sobre las posibilidades que da un texto breve de ficción para ser corregido y perfeccionado "ad infinitum". Algo que aquel solía reiterar al ser entrevistado periodísticamente: "Uno puede vigilar un cuento casi con la misma precisión con que uno puede corregir un soneto: uno puede verlo como un todo".

Cuando se lo interroga por el sentido de su perseverancia en seguir editando Todo es cuento, manifiesta que constituye para él un gustoso, bien que algo trabajoso, compromiso asumido con las letras nacionales. Ciertamente se recogen allí valores en ocasiones ocultos por la falta de difusión, se da cabida a jóvenes promesas y lejos de toda actitud parricida para con los consagrados. La publicación se viene engalanando también con la inclusión de clásicos de nuestras letras como Joaquín V. González y con la de otros creadores actuales de sólido prestigio y trayectoria. 

Tales a modo puramente ejemplificativo son los casos del novelista y académico de letras Adolfo Pérez Zelaschi, fallecido en 2005 y participante en el número 43, correspondiente a junio de 2000, con el relato policial "El profe". O de Fernando Sorrentino quien en el número 57, de junio de 2014, dio a conocer el cuento "El imperio de las cotorritas" en su reconocido estilo fantástico humorístico. O de la poeta de Río Cuarto Betty Medina Cabral que en el número 60, de septiembre de 2017, ofreció a los lectores el cuento realista de aristas eróticas "Sueños sosteniendo la pasión". O el poeta Carlos

Penelas que en el número 62, de octubre de 2019, presentó tres de sus narraciones poéticas breves tituladas: "El tren", "Final" y "Diario".
Sin obviar los aportes de otros varios escritores de ficción como ser la brasilera Teresinka Pereira, docente de literatura española en la Universidad de Ohio (USA), el uruguayo Rubistein Moreira, codirector con la escritora Norma Julieta Suiffet Bianchi de la revista La Urpila de la Casa del Poeta Latinoamericano, la jurista y autora de poemas y ficciones porteña María Cristina Giuntoli, la jujeña Carmen Hebe Tanco, Mary Gallegos, Isabel Roteta, María Leone, Lía Elizalde, Estela Finck, Carmen Garbarino -activa colaboradora de Cultura de La Prensa-, la psicóloga María Graciela Romero Sosa, marcando su orientación hacia la literatura religiosa, Teresa Carmen Freda o Josefina Licitra, hoy reputada periodista, Premio Gabriel García Márquez de Periodismo (Edición, 2004), que presentó en el número 22, de diciembre de 1994, el fruto de una de sus primeras incursiones en la ficción.

ESFUERZO

También han participado, nombramos al azar, Norberto García Yudé, Angel Eduardo Speroni, Aldo Tibaudín, de tan amplia trayectoria en el campo de la literatura infantil, el cubano Emilio Comas Paret, Rodolfo Camacho, Cayetano Ferrari, David Antonio Sorbille, el psicólogo y poeta vanguardista Rolando Revagliatti y últimamente el editor y poeta Osvaldo Tamborra. 

Si el tiempo es dinero, según reza el aforismo de Benjamín Franklin, Carlos Pensa ajeno a esa visión utilitarista, destina su tiempo y peculio a la empresa, seleccionando los autores para cada número, corrigiendo en persona las pruebas de los envíos y encargándose de difundir en el país y el exterior, vía correo postal, el contenido salido de la imprenta, aparte que desde una década atrás con fidelidad a la dominadora realidad virtual, las hojas se difunden también mediante las redes sociales. 

Cabe imaginar, y no es inoportuno hacerlo si se trata aquí de literatura de ficción, que en un tiempo futuro algún estudioso descubrirá en hemerotecas públicas y/o como se denomine el medio virtual de comunicación de ese porvenir, la presencia en la Argentina de Todo es cuento. Y sin duda podrá al tener frente a sí la colección, juzgarla como una referencia ineludible en materia de narrativa local desde finales del siglo XX e inicios del XXI en adelante. Centuria esta en la que cabe augurar siga cumpliendo años de circulación.