EL PSEUDONIMO SOLO REGIRA PARA EL MERCADO ESPAÑOL

Banville deja a Benjamin Black

John Banville inventó a Benjamin Black para firmar sus novelas negras y ahora ha decidido abandonar el pseudónimo salvo para las ediciones en español.

Banville (Wexford, Irlanda-1945) comenzó a firmar como Benjamin Black las novelas negras protagonizadas por el patólogo Quirke y ambientadas en el Dublín de 1950, una saga que lleva ya ocho libros, el último de los cuales, Quirke en San Sebastián, presentó semanas atrás en una conferencia de prensa telemática con periodistas españoles y latinoamericanos.

Quirke en San Sebastián (Alfaguara) es el título de esta novela que ya se distribuyó en España y que, como novedad, está ambientada parcialmente en la ciudad de San Sebastián.

Precisamente es a España donde John Banville, Premio Princesa de Asturias de las Letras 2014, ha decidido "exiliar" a su pseudónimo para sus novelas negras, que a partir de ahora firmará en el resto del mundo con su verdadero nombre porque quiere que se sepa que él es el autor.
Recordó que aunque lo "enferma" releer sus libros, tuvo que recurrir a uno de ellos para consultar unos datos para su nueva novela: lo escuchó en un audiolibro -interpretado más que leído por un actor- y pensó que, en definitiva, no estaba tan mal.

NOMBRE PROPIO

"Me gusta pensar que algún día se publiquen de nuevo en el mundo angloparlante con mi propio nombre; me gustaría decir que son míos, que se note", señaló el irlandés, que seguirá conservando su pseudónimo solo en las traducciones al español. "Benjamin Black está al sol, en España, está muy feliz aquí", bromeó.

El escritor contó que su editor y otros autores han comprobado que hay novelas cada vez "más terribles y crueles". El tema parece fastidiarle. "¿En qué punto vamos a parar?", se preguntó al recordar series de televisión en las que se torturan niños.

"Queremos cada vez más violencia en la pantalla y en la ficción y eso es una tendencia muy peligrosa", alertó el autor, quien considera que el mundo "se está convirtiendo en un lugar cada vez más brutal y no es positivo que la novela negra trate de ser más brutal que el mundo".

Su nueva novela está ambientada en San Sebastián, una ciudad de la que se enamoró. En esta entrega, el doctor Quirke está felizmente casado con Evelyn, su querida psicóloga austriaca, y pasan unas románticas vacaciones en San Sebastián. Lejos están los casos y las investigaciones, hasta que cree reconocer en un hospital a una amiga de su hija a la que todos creían muerta.

Porque, lamenta, su protagonista "es una de esas pobres criaturas que todo lo que toca se convierten en tragedia, en parte por su culpa y en parte porque el mundo es lo que es".

"Me gusta pensar que los lectores van a disfrutar, eso es lo único que pretendo que hagan", dijo, antes de explicar que escribe los libros que le gustaría leer. "Luego me ponen enfermo, pero eso es un problema mío", reconoció.

Usando la identidad de Banville, el irlandés lleva cuatro años y medio trabajando en una novela que cree que será la última. Entretanto, se dedica a sus obras policiales, pese a que odia aplicar esas etiquetas.

"Las novelas negras son negras porque hay un crimen pero no me gusta la idea de los géneros, no creo que signifique absolutamente nada. Para mí, lo que hay son libros buenos, los no tan buenos e incluso malos", observó.

Banville asegura que escribir "nunca es una tarea fácil: todas las mañanas me siento delante de la página y pienso, cómo se hace esto, no voy a ser capaz...Pero si no escribo, ¿a qué me voy a dedicar? Entonces me obligo a escribir".

Al célebre escritor irlandés el aislamiento impuesto por la pandemia no le importa porque le encanta estar aislado, si bien dice sentirse culpable porque el resto del planeta sufre. Pero cuando todo esto finalice, avisa, "a lo mejor me voy a un pub lleno de gente para recuperar el tiempo perdido".