Potrillos fecundados in vitro

El 17 y 18 de octubre nacieron en Argentina los primeros potrillos a partir de fecundación in vitro de óvulos criopreservados. El proyecto fue desarrollado por la Facultad de Ingeniería y Ciencias Agrarias de la Universidad Católica Argentina y constituye el segundo nacimiento de este tipo a nivel mundial.

 La Argentina es el tercer productor mundial de embriones equinos y se estima que por cada caballo que ingresa en el sistema se generan al menos 7 puestos de trabajo. 

La célula reproductiva de la hembra (óvulo u ovocito en especies domésticas) posee, comparativamente, un gran volumen. Ello determina que se formen cristales de hielo intracelular durante el proceso de enfriamiento, una condición letal para la supervivencia de la célula. Para conservarla es necesario utilizar una técnica de enfriamiento ultrarrápida denominada vitrificación, mediante la cual se alcanza una estabilización en estado vítreo, sin hielo permitiendo su conservación en nitrógeno líquido por tiempo indefinido.

La doctora Marina Sansiñena, directora del Laboratorio de Biotecnología y Reproducción Animal de UCA e investigadora independiente de Conicet, explica: "Nos concentramos en el ovocito -explica Sansiñena- porque contribuye con la mitad de la información genética del nuevo individuo; su banqueo permite conservar animales de valor, programar los cruzamientos y rescatar la genética de yeguas que mueren repentinamente. A diferencia de la técnica de clonación donde no hay recombinación del material genético, la conservación y fecundación de un ovocito permite el cruzamiento entre individuos y contribuye a aumentar la variabilidad de una especie o raza. En los caballos de polo, por ejemplo, existe un número bastante reducido de reproductores; en esta raza es importante considerar herramientas biotecnológicas a fin de reducir la consanguinidad".

El ingeniero en Producción Agropecuaria Gabriel Clérico, investigador del laboratorio de UCA y becario Conicet, llevó adelante los experimentos que resultaron en el nacimiento de los potrillos como parte de su trabajo doctoral.

Clérico observó que durante el proceso de vitrificación el ovocito experimentaba ciertos cambios a nivel oxidativo y de funcionalidad mitocondrial similares a aquellos observados durante el envejecimiento. Esto lo llevó a evaluar la hormona melatonina, un poderoso antioxidante. El tratamiento con melatonina resultó en un mayor número de embriones viables y finalmente en el nacimiento de potrillos sanos.

Una vez fecundados, los embriones se desarrollaron in vitro durante un período de 7 días en la incubadora en el laboratorio de UCA, para ser luego transferidos a yeguas receptoras ubicadas en el haras La Aguada El Dok (Exaltación de la Cruz).