​LA PRODUCCION PARA LA DEFENSA ABASTECE AL MERCADO INTERNO, PERO TAMBIEN PUEDE GENERAR DOLARES GENUINOS

El potencial de la industria militar

Fadea (Fábrica de Aviones) es la que mayor proyección muestra en exportación de servicios. Es clave la recuperación de Tandanor y Fábricaciones Militares. ¿Cuál es el plan de acción? Lo explica Martín Novella, director nacional de Política Industrial para la Defensa.

La agenda económica está signada por la vorágine. Las urgencias en materia de política monetaria y cambiaria, el ahogo fiscal, la necesidad de renegociar la deuda con el Fondo Monetario Internacional, los estragos de la pandemia y la cuarentena, todo impide mirar un poco más allá. Pero si se hace el esfuerzo, pueden advertirse algunas facetas distintas de esta fatigada Argentina.

La producción en materia de defensa es un área que no sólo genera bienes y servicios para el mercado local, sino que además tiene un marcado potencial como fuente genuina de divisas. ¿Podríamos convertirnos en un polo exportador en este rubro? Esa respuesta, y otras tantas, la tiene el economista Martín Novella, director nacional de Política Industrial para la Defensa, dependiente del Ministerio de Defensa de la Nación.

-¿Que abarca el área de la Industria para la Defensa?

-Mi dirección depende de la Secretaría de Investigación Científica, que está a cargo de Daniela Castro. Básicamente engloba dos grandes cuestiones: los institutos y servicios de investigación, como Hidrografía Naval, el Instituto Geográfico, el Meteorológico y Citedef, que es tecnología militar. Cada una de las Fuerzas, además, tiene su área de investigación y desarrollo. Eso está dentro de la estructura militar, no en la civil del Ministerio. La otra esfera es la de las empresas: Fadea, Fabricaciones Militares (convertida ahora en Sociedad del Estado), Tandanor y Coviara, una empresa dedicada a la construcción de viviendas, originalmente para personal de la Armada, y ahora para el resto de las fuerzas también. Hay otras que no se pueden dejar de mencionar, como Invap, que es de punta pero no depende del Ministerio. Es líder en sistema de sensores y tecnología más vinculada a los radares y a la guerra electrónica en lo militar.

-¿Cuál es la finalidad?

-El objetivo general es hacer confluir todas las iniciativas del Ministerio y los actores a nivel nacional y establecer prioridades. Focalizar la demanda en torno a un grupo acotado de proyectos, bien identificados, que cumplan con una serie de criterios. Por ejemplo, el impacto sobre la economía, la incorporación de capacidad para las Fuerzas Armadas y capacidades tecnológicas para el país. El de los radares puede ser un buen ejemplo. Invap los desarrolló para el control del espacio aéreo. Se aprovechó la capacidad de hacer satélites y se generó una capacidad nueva, como es el plan de radarización. Ahora eso se está recuperando y se va a continuar. Son iniciativas que se orientan y donde participan otros actores como la Fuerza Aérea.

-Dado que son proyectos a mediano y largo plazo, ¿hay continuidad en los mismos? ¿Se detecta una política de Estado en estos temas?

-Hay algunos proyectos que tuvieron más continuidad que otros. Algunos han sufrido por los vaivenes de la macroeconomía y por ende por los vaivenes presupuestarios. Es un desafío importante porque los proyectos para la defensa son tecnológicos y trascienden un mandato. El problema es que a diferencia de cualquier obra pública, que también están expuestas a estos avatares, en los proyectos tecnológicos es más complicado frenarlos y luego reactivarlos. No sólo se afecta a la empresa proveedora sino que el producto queda obsoleto porque la tecnología avanza. Toda la inversión en prototipos hay que hacerla de vuelta, ese es parte del problema con los vaivenes presupuestarios.

-¿Intervienen en las compras?

-El Ministerio tiene un área específica para eso que es la Subsecretaría de Logística, que se ocupa de las adquisiciones de las fuerzas en términos generales. Nuestra Secretaría tiene la pata de las empresas, por eso se ocupa de algunas compras que se le hacen a esas empresas puntualmente. Son compras al propio Ministerio. Las fuerzas contratan a nuestras propias compañías, algunos servicios, con su presupuesto. Por ejemplo, la aviación de las tres fuerzas contrata el mantenimiento, que se hace en Fadea (Fabrica de Aviones).

PRODUCCION

-¿Qué fabricamos en términos de industria militar?

-A nivel nacional está Invap, que hace radares para la vigilancia aérea. Ellos tienen otros desarrollos, como fue el proyecto de aviones no tripulados Sara (Sistema Aéreo Robótico Argentino). Eso se suspendió en la gestión anterior, pero hicieron un recorrido importante con la carga útil del dron. También con la trazabilidad de las armas. Por otra parte, dentro del Ministerio está Fadea, que cuenta como productos emblemáticos el programa IA 63 Pampa, que tiene la expectativa de sustitución de componentes. Se anunció la incorporación del IA 100 Malvinas para este año. Es un entrenador básico. Se trata de un producto con componentes comerciales y potencial para el mercado civil. Fadea tiene capacidad en producción de materiales compuestos, integración y producción de partes. Existe un acuerdo firmado con Embraer para la fabricación del avión de carga KC-390. Esto le permitió volverse proveedora de una empresa grande a nivel mundial, levantando el nivel de sus procesos.

-¿Fadea es uno de los principales puntos de desarrollo?

-Fadea cuenta con muchos productos. El Pampa tiene varias décadas y ahora se está continuando su producción. Además, hay un plan para desarrollar y sustituir los componentes con pymes locales en Córdoba. Eso también es parte de los proyectos a mediano y largo plazo. Sustituir proveedores genera derrame en las capacidades tecnológicas de la industria local. Es alta tecnología, como componentes de aviones, aviónica, sensores, tren de aterrizaje, frenos. Luego está el Pucará Fénix, al cual se le hizo una remotorización.

-Estos son aviones de entrenamiento. ¿Por qué no fabricamos aviones caza? ¿Es muy grande el salto tecnológico o los costos que habría que afrontar?

-Este tipo de cuestiones son interesantes y suelen surgir, como la pregunta de por qué no hacemos acá un submarino nuclear. Hay toda una sumatoria de factores a evaluar. Una cosa puede ser la capacidad local de fabricarlo y lo que implica en creación de capacidades locales. Luego está la dimensión estratégica que representa ese producto para la capacidad de las Fuerzas Armadas. Pero también hay dimensiones de costo-oportunidad y de tiempo. Ahí hay un problema porque hay que administrar recursos escasos y seleccionar algunos proyectos por encima de otros. En el medio las fuerzas tienen requerimientos que necesitan ser satisfechos. Hay una suerte de opciones alternativas que están en juego y hay que sopesarlas. Es un proyecto muy ambicioso y complejo la fabricación de un avión caza. Antes Argentina puede seguir avanzando en otros estadios del mejoramiento del Pampa, escalando en otras formas. Falta recorrer otros pasos.

-No están dadas las condiciones.

-Uno de los proyectos de Fadea es el desarrollo de parte de la aviónica para el Pampa, los radares, la electrónica y los sensores. Esta es una tecnología muy compleja y tecnológicamente valiosa del avión. Es importante. Fadea es una integradora de componentes como las grandes empresas de defensa. En casi todo el mundo las contratistas principales son integradores que se abastecen de un entramado enorme de proveedores a escala global. En motores la escala es mundial, y hay pocos proveedores. Son un puñado. Pretender sustituir algunos componentes como esos parece lejano. Además, también hay que considerar qué tipo de producto vamos a terminar teniendo.

-¿La compra es, para nuestro nivel de desarrollo, el mejor camino?

-Es un buen punto porque es habitual que surjan este tipo de planteos y creo que tiene que ver con ser realistas y ver qué proyectos tienen más sentido encarar en cada momento. Encarar proyectos de gran envergadura en general en el mundo para países como el nuestro, eso se hace en el marco de asociaciones con proveedores a nivel mundial. En Brasil hace varios años emprendieron el proyecto del caza nacional con Saab, la empresa sueca de defensa. Parte de ese avión se realiza en Brasil, con red de proveedores locales. Sigue siendo un avión sueco, pero Brasil se sumó como socio. Ese puede ser un mecanismo.

-¿El establecimiento de alianzas comerciales internacionales puede ser el camino?

-En general en el mundo de la defensa es habitual estos acuerdos, contratos de compensación de comercio o acuerdos de producción conjunta. Suelen ser estrategias de las grandes empresas competitivas que para ganar mercados. Entonces ofrecen que el país que compra sus sistemas se incorpore como proveedor de algún sistema o del servicio de mantenimiento de lo que se vende. Es una práctica habitual en la defensa. Hay que saber aprovechar eso. La empresa que lo ofrece, también lo cobra, tiene costo asociado, por eso hay que ser inteligente en la elección de estos proyectos, no agarrar cualquier cosa. Analizar lo estratégico del medio que se incorpora, qué me suma desde lo tecnológico. La propia ley del Fondef (Fondo Nacional de Defensa) que se aprobó ahora contempla una dimensión asociativa.

PRESUPUESTO

-¿Qué impacto tiene la industria de la defensa en materia de empleo?

-Se estima que genera alrededor de 20.000 puestos de trabajo.

-¿Hay centros de formación? ¿De dónde surge el personal?

-A nivel local se generan complementariedades entre las fábricas y los distintos centros de las fuerzas. Por ejemplo, está el Instituto Universitario Aeronáutico, que tiene sus graduados que trabajan en Fadea. Hay acuerdos también entre la Escuela Superior Técnica del Ejército y Fabricaciones Militares. Existe una dinámica de trabajo conjunto con las direcciones de investigación y desarrollo de las tres fuerzas, que trabajan con personal militar formado por ellos. Eso ayuda en la identificación de los requerimientos.

-Del presupuesto de las Fuerzas Armadas ¿cuánto se destina a la industria para la defensa?

-No es tan fácil de responder porque hay que discriminar lo que es adquisición de medios de lo que va destinado a la industria. Pero es una suma que ronda los $ 10.000 millones.

-¿Hay algún sector que podría transformarse en un polo productivo exportador, generador de divisas? ¿Se venden servicios al exterior?

-Fadea vende servicios de mantenimiento y modernización. Lo ha hecho con Uruguay y Perú, además de la exportación de partes a Embraer. En lo aeronáutico tenemos un potencial exportador con el Pampa. Ahí Fadea es competitivo en términos de precios. Se posiciona bien en eso. Ofreciendo algún acuerdo de coproducción, también. Cuando se vende uno de esos sistemas se venden servicios de postventa de 30 años. La provisión de repuestos es de largo plazo. El Malvina también tiene potencial exportador. Hay un mercado interesante en la región porque Embraer no fabrica este tipo de aviones. Invap también tiene potencial con sus radares.

-¿Qué se ganó con la sanción de la Ley del Fondo Nacional de la Defensa?

-Es una política de Estado. Genera perspectiva a futuro en términos de más recursos y también da una previsibilidad presupuestaria a los proyectos. La ley contempla que se vaya incrementando la alícuota de la recaudación general destinada a la adquisición de medios para el Ministerio. El proyecto contempla modernización y recuperación de los medios que hay, incorporación de nuevos elementos priorizando el desarrollo local.

-Existe un recuerdo de lo que era Fabricaciones Militares, una empresa que lo hacía todo. ¿La actualidad exige rediscutir su rol y focalizar en cosas más puntuales?

-Fabricaciones Militares tiene una historia muy interesante. Es cierto que en algún momento era un modelo de integracion vertical total, desde la exploración minera a la fabricación de los cañones y las balas. Hay que reconocer que atravesó un proceso muy fuerte que otras empresas no pasaron, que no fue sólo su privatización y re estatización, sino que se liquidaron buena parte de sus plantas. Y lo que quedó es un sistema productivo desarticulado. En la última década se la empezó a querer reactivar y se avanzaron en algunas líneas para que ya no quede sujeta a privatización. Ahora es Sociedad del Estado. Se está perfilando para recuperar algo de ese rol en términos de defensa. Se abrieron en 2014 algunas plantas nuevas, como la de explosivos en Jachal, San Juan, que presta servicios de voladura para la minería. Este es un servicio con mucho valor agregado. También está la planta de chalecos antibala. Es proveedora de las fuerzas de seguridad y tiene el 80% del mercado local. En algunos segmentos FM logró ocupar un sitio importante en la fabricación de munición de bajo calibre. Se invirtió para su modernización. Se hizo una inversión grande en la producción de vagones de carga. Se desarrolló un modelo donde la planta de FM hacía el ensamblaje final del vagón con pymes proveedoras de componentes. Fabricaciones Militares puede encadenar la demanda del sector privado sin internalizar todas las partes del proceso productivo.

-¿Está en recuperación?

-Se analizan ahora varios proyectos para recuperarla. De las empresas del Ministerio fue la que sufrió el ajuste más grande en términos de empleados y capacidades. Lo más grave fue la falta de inversión en bienes de capital. Si uno no invierte todos los años en revalorizar equipos, rápidamente se vienen abajo. En 4 años no hubo nada de inversión en capital y muchos equipos están en un estado en los que hay que revalorizarlos.

LADE

* "Técnicamente es parte de la Fuerza Aérea, es una organización militar. En los últimos años algunos de sus aviones quedaron fuera de servicio y se cayeron varias de las rutas. Ahora se está invirtiendo en revalorizar y reabrir. Se va a invertir en la recuperación de algunos aviones, los Twin Otter y dos Fokker que permitirán incorporar 10 nuevas rutas. La idea es que crezca y que recupere el rol estratégico como conexión de lugares remotos, en general en la Patagonia. El Twin Otter es único para el acceso a determinados lugares. No sólo para el transporte de personas sino también para llevar provisiones".

 

TANDANOR

* "Tandanor está bastante bien. Viene de hacer en los últimos años un proyecto importante como fue el Irizar. Está casi equilibrada en términos presupuestarios. Todos los servicios que provee son generación de divisas, servicios al sector privado. Tiene capacidades únicas a nivel regional, como el Syncrolift, el sistema para levantar embarcaciones. Lo que tiene es que no encaró ningún proyecto constructivo relevante en los últimos años y parte de su capacidad, como el astillero Storni, está desaprovechada. Puede ser un movilizador de la industria naval. Depende de los proyectos de la Armada y el rol del Ministerio en direccionar los proyectos a los astilleros nacionales".

* "Necesita inversiones en la recuperación de la infraestructura. El Syncrolift necesita mejoras, los muelles y la planta también. Todo es recursos. El no invertir cuesta y eso se paga. Lo más importante que se está encarando ahora son los remolcadores para la Armada. Otro es un buque multipropósito de soporte logístico para la campaña antártica y el buque polar. Esos son proyectos grandes y complejos".

 

FABRICA TAM

* "La planta sigue activa, nunca dejó de estarlo. Ahí funciona el Batallón de Arsenales 602 y se hace soporte. En 2015 se firmó un convenio con la empresa israelí Elbit System para modernizar el TAM (Tanque Argentino Mediano). Se hizo un prototipo denominado TAM 2C, que implica que la torreta sea eléctrica, hoy es neumática. Además, se incorporan sistemas de sensores, cámaras infrarrojas, sistema de tiro y todo lo que hace a un tanque moderno. Se firmó el contrato y se empezó a pagar, pero se dejó en suspenso y quedó todo frenado. Ahora estamos analizando la factibilidad para continuar con eso. Por supuesto hay que rever los términos del contrato original en los montos que implica".