EL ANIVERSARIO NACIONAL DEL PAÍS HERMANO
En Buenos Aires, un apellido chileno y emblemático: Errázuriz
También fue en 1810, pero en un día como hoy un 18 de setiembre en los patriotas de Santiago de Chile reunidos en Cabildo Abierto, a semejanza de Buenos Aires unos pocos meses antes creaban su primera Junta de Gobierno.
Día Nacional de ese país con una fiesta de la que tantas veces participamos, y que desde la residencia nos permite ver a un palacio emblemático de la arquitectura porteña: El Palacio Errázuriz sede del Museo Nacional de Arte Decorativo.
Justamente fue un 18 de setiembre de 1918 cuando se inauguró con una espléndida recepción. Don Matías Errázuriz nació en Santiago de Chile en 1866 en el seno de la una tradicional familia llegada en 1735, con numerosa descendencia entre ellos cuatro presidentes de ese país, varios dignatarios eclesiásticos incluyendo un cardenal y destacados hombres públicos y diplomáticos,.
Justamente don Matías perteneció a esta última categoría, definido como "un gran señor chileno notable por su refinamiento y por su buen gusto''. Llegó a Buenos Aires donde fue encargado de negocios de su país durante la segunda presidencia del general Julio Argentino Roca, quien dicho sea de paso se encontró con el presidente Errázuriz en el famoso abrazo del estrecho en 1898. Casó en nuestra ciudad el 22 de abril de 1897 en la iglesia de la Merced con
LA RESIDENCIA
En esos primeros años fue tomando cuerpo en el matrimonio la idea de contar con una residencia en Buenos Aires que encargaron en 1911 al reconocido arquitecto francés René Sergent, que ubicaron en la entonces avenida Alvear, hoy Libertador 1901.
En esos años los Errázuriz interesados en el arte y las antigüedades adquieren magníficas piezas, entre ellos los tres tapices flamencos de la serie de Escipión el Africano, tejidos con hilos de oro y plata, según se cuenta, integran la colección de paños elegida por el pintor Velázquez, aposentador real, para armar la tienda en la cual la infanta española casó con Luis XIV; para los que pidieron tres paredes de once metros de altura en la sala; o el domo del comedor donde se despliega como abrazando el ambiente un imponente biombo de Coromandel. Pinturas españolas, flamencas, góticas y renacentistas, francesas, imaginería, mesas, sillones, arcones, porcelanas, mármoles, piezas orientales; todo esto y mucho más compraron y trajeron a esa casa.
Esa residencia fue el lujoso escenario de grandes fiestas y esa terraza que era un palco a la avenida Alvear en los grandes desfiles, honrando a la Patria o recorrida por jefes de Estado y príncipes, camino al Hipódromo en carroza, o del mismo Legado pontificio en ocasión del Congreso Eucarístico de 1934.
Al dueño de casa así rememoraba Mujica Láinez: "Lo recuerdo a Don Matías, descendiendo la espiral de la escalera de caracol que acompasa mi discurso con el ritmo de su curva; descendiéndola, envuelto hasta la cintura en una corta capa, afilada la barba sobre el pecho, como si bajara del Cielo de Theotokópuli, de las blanquinegras distancias donde unos caballeros, como él barbados, como él dueños del alabastro de unas delgadas manos transparentes, daban sepultura estética al conde de Orgaz''.
Con su mujer Josefina vivieron 18 años en ese Palacio, ella murió de cáncer en 1935, "doña Pepa presidiendo los mármoles del comedor con el tintineo de los cubiertos de plata sobre las porcelanas de heráldica autoridad''.
ANFITRIONES MAGNIFICOS
Anfitriones magníficos también recuerda Manucho: "El paso leve de Ana Pawlova, cuando iba por el vecino jardín de los cipreses, en la época en que los cisnes surcaban el rectángulo de su estanque, y cuando la gloriosa bailarina remedaba, instintivamente, con un movimiento de los brazos o de los hombros, con un doblar de la cabeza o un entreabrir de los dedos finos, las actitudes de las aves sagradas''.
En esa lista de nombres están Wanda Landowska, Rosalina Coelho Lisboa, Ana de Noailles, Enrique Larreta, o Luis el marqués de Salamanca y Julia Helena Martínez de Hoz su mujer y Pedro Miguel Obligado. Todos ellos observados desde las paredes de las distintas salas por los retratos de la dueña de casa por Sorolla o por Boldoni, para quien también posaron sus hijos.
La viudez hundió a don Matías en un inmenso dolor. En 1937, la Comisión Nacional de Cultura presidida por don Matías Sánchez Sorondo, compró el palacio y buena partes de sus colecciones en 2.900.000 pesos, para instalar en el edificio su sede, al igual que las de las Academias Argentina de Letras y Nacional de Bellas Artes, junto con el Museo Nacional de Arte Decorativo.
Después de la muerte de su hijo, don Matías regresó a Chile, recluyéndose en el Zapallar, solitario, dolorido y atormentado, llorando un tiempo perdido que pasaba irremediablemente.
A su prima Blanca Vergara de Errázuriz le escribió por 1950: "Sólo después de los ochenta me he venido a dar cuenta de tanta cosa maravillosa y hermosa en mi vida''.
Murió allá el 12 de agosto de 1953, su figura se merece una biografía, sin embargo su apellido unido al palacio que levantara junto a su mujer, sigue siendo una joya de la arquitectura y del refinamiento de una época, que como una estrella propia puede lucir y gozar la cercana e imponente bandera de Chile que ondea en la representación diplomática entrelazando por la cultura a ambas Patrias.
Larga ha sido la tarea desarrollada a través de los 82 años del Museo Nacional de Arte Decorativo y sus directores, que estuvieron largos años al frente del mismo hasta el presente con exitosas propuestas, y aumentando su patrimonio. También la de un grupo de voluntarios generosos que buscan el aporte económico y también del talento a través de la Asociación de Amigos, que acaba de renovar su comisión presidida por Sergio Eloy Domínguez acompañado "de un equipo de gente talentosa y trabajadora'' que en estos "nuevos tiempos buscarán nuevas ideas''.
No dudamos que el Errázuriz seguirá siendo un orgullo y un emblema para los chilenos en Buenos Aires, que merecen este recuerdo en este aniversario nacional.