Sigue la reapertura en teatros líricos

Si bien muchos eventos fueron cancelados, el Festival de Salzburgo pudo celebrar su centenario. La Arena de Verona y la Scala de Milán también reanudaron su actividad parcialmente.

Como hemos señalado en artículos anteriores, las poscuarentenas de los países europeos fueron teniendo un proceso de reaperturas de teatros líricos y salas de conciertos, a la vez que los festivales tradicionales de verano del viejo mundo desarrollaban sus eventos. Varios de ellos (Bayreuth inclusive) fueron suspendidos, pero el afamado Festival de Salzburgo pudo llevarse a cabo en una versión más reducida en funciones y programaciones, este año tan emblemático en que cumple su centenario de vida artística. Con protocolos de sanidad y menor concurrencia, cumpliendo un efectivo aislamiento.

Pasó así al recuerdo la edición centenaria del Festival de Salzburgo, el clásico de la ciudad de Mozart, en coincidencia con la pandemia, limitada en sus planes y también con adversos resultados económicos, pero con el aliciente de que un canal franco-alemán emitió en televisión y online algunos de sus aportes, como la versión de 'Cosí fan tutte' en homenaje al gran genio de la ciudad, y 'Elektra', de Richard Strauss (fundador del evento un siglo atrás). A lo que se sumó también el concierto dirigido por Riccardo Muti presentando la Novena Sinfonía en homenaje a Beethoven por los doscientos cincuenta años de su natalicio.

La Arena de Verona, entretanto, cumplió su labor all'aperto con gran reducción (casi el cincuenta por ciento), con una pista central (la clásica arena del original) haciendo sobre todo conciertos de grandes figuras del momento y también algunas óperas como 'Aída', que suscitó polémicas cuando la soprano estadounidense Tamara Wilson, a quien recordamos haber escuchado en el Municipal de Santiago hace algunos años, inopinadamente se negó a maquillarse para abordar el personaje de la esclava etíope. Un hecho que ganó más publicidad que otra cosa.

MAL MOMENTO

Ahora bien, el nacimiento del otoño en el Viejo Mundo va generando el comienzo de las tradicionales temporadas de algunos de sus grandes teatros líricos, casi coincidente con un momento de recrudecimiento de esta terrible pandemia mundial en sus propios países. Algunas de esas prestigiosas entidades empezaron a cumplir con sus reprogramaciones, es decir, volviendo al ruedo nuevamente, a pesar de rebrotes todavía existentes.

El ilustre Teatro alla Scala de Milán empezó su temporada otoñal con la 'Messa da Requiem', de Giuseppe Verdi, en el imponente Duomo, dedicándola a las víctimas de la pandemia, dirigida por el milanés Riccardo Chailly, su responsable artístico, para programar enseguida ya en su ilustre recinto, en forma de concierto y con la aislación pertinernte, más creaciones de Verdi.

En efecto, 'La traviata', protagonizada por Marina Rebeka, soprano letona especialista en el rol, que escuchamos el año pasado en ese escenario, fue dirigida este martes por el maestro indio Zubin Metha, un incansable miembro de tantos eventos; y también irá 'Aída', ambas en versión de concierto, siguiendo los protocolos estrictos de la región de Lombardía. Habrá también recitales de celebradas voces del momento (infaltables los conciertos de Anna Netrebko y Jonas Kaufmann, por ejemplo).

Como se advierte, el gran genio de Busseto está siempre presente para las aperturas, como también lo han programado el Teatro Real de Madrid con 'Un ballo in maschera' y el Gran Teatre del Liecu de Barcelona con 'Il trovatore' en versión de concierto, con el venezolano Gustavo Dudamel en el podio y Netrebko, Eyvazov y Tezier en el cast. Coincide la idea de recuperar públicos con un repertorio siempre convocante e icónico del género.

DISPARIDADES

Las curiosidades de la pandemia en cuanto a los coliseos operísticos están centradas también en el tema de las normativas sanitarias en cuanto a la cantidad de público. La reducción es desde ya obligada. ¿Pero cuánto? Una información de Alemania referente a sus teatros y auditorios, y la regulación de sus aforos muestra que se tomaron muchas precauciones en Baden-Baden, más que en Westfalia (Renania del Norte), en tanto en el estado de Baviera solamente se admiten unos doscientos concurrentes y en Baden-Wurtenberg, quinientos. Curioso desequilibrio, raro y atípico, a la hora de examinar el tema, que tiene que ver con las metodologías locales.

Asimismo, la acción solidaria y altruista también se hace presente. El afamado cantante belga José van Dam, a quien siempre recordamos en el Colón con su inolvidable 'Simón Boccanegra' (1995), ya retirado hace varios años del canto, emprendió una campaña de recaudación de fondos para los damnificados. Señaló: "Soy un artista jubilado y los entiendo, pensando en el daño económico para subisistir''. Es por ello que en coordinación con la Unión de Artistas del Espectáculo de su ciudad natal, Bruselas, programa donaciones para gastos, alquileres, seguros sanitarios, etc. La cuenta que ha creado el artista lleva la aclaración Acción de José van Dam, el nombre de quien saltara a la fama por la película de Gerard Corbieu 'El maestro de música', en los años ochenta.

Finalmente, no se han producido mayores novedades en los escenarios ingleses y estadounidenses, salvo la labor en streaming del Met. La cautela prima también en los rusos, con clausuras cautelaras por casos de coronavirus, y en Latinoamérica el antecedente ya comentado de Uruguay, donde el Sodre primero y enseguida el legendario Solís montevideano, salieron al ruedo con un protocolo detallado, ligado a conciertos con reducción de intérpretes y público.

EL COLON

Por el momento sigue entre nosotros la frecuencia habitual de las emisiones de funciones realizadas en temporadas precedentes del teatro Colón, tanto de óperas, conciertos y ballet, aguardándose más precisiones en una temporada ya levantada y con nuestra mayor sala cerrada hasta fin de año. El panorama en el interior se homogeniza con esta situación y se esperan aun formas de compatibilizar la pandemia con la problemática de los artistas y públicos en cuestión.

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