JUAN BAUTISTA ALBERDI VIO CON CLARIDAD LO QUE HOY LLAMARIAMOS UN "MODELO DE PAIS"

Lo que está mal en la República

POR Edgardo Madaria * 

En 1908, Gilbert K. Chesterton escribió una obra denominada Lo que está mal en el mundo. Entre otras cosas, dice allí que si eres propietario de un aeroplano que tiene una ligera avería, puede que un mecánico acostumbrado al trabajo manual y cotidiano la pueda reparar. Pero si tu nave posee un gran desperfecto, es probable que solo el diseñador del avión pueda encontrar la solución, por lo cual te verás obligado a recurrir a él.

Si trasladamos la metáfora a nuestra democracia republicana, parece evidente que nuestros pilotos y mecánicos no han sabido reparar sus desperfectos, por lo cual deberíamos recurrir a su diseñador. El cual no parece ser otro que Don Juan Bautista Alberdi, autor de la obra Bases y puntos de partida para la organización política de la República Argentina.

El tucumano ilustre, también llamado el gran calumniado o el gran ausente, estaba justamente exiliado en Valparaíso, Chile, cuando se enteró de la derrota de Rosas en Caseros.

Con cierto apuro escribió las Bases. La publicó en mayo y luego mandó a imprimir una segunda edición en septiembre, agregando entre otras cosas su propio proyecto de Constitución (años después publicó otras dos ediciones, en 1856 y 1858).

Según su propia confesión, habiendo leído ante todo "el libro original de la vida real", escribió velozmente pero meditando con reposo, reuniendo todos sus conocimientos acumulados en el tiempo, representando el espíritu de la época y dando "formas exageradas a la verdades para que lleguen a los oídos comunes".

Este realista arquitectónico (notable calificación apuntada por Mario Justo López) observó la pobre condición en la que se encontraba la entonces Confederación Argentina: un inmenso territorio dividido en catorce provincias aisladas sin un gobierno nacional estable, con atraso material, pobreza y una escasa población no apta para vivir bajo un sistema republicano ni para protagonizar el gran desafío de alcanzar la prosperidad.

Alberdi vio con claridad la "constitución normal o natural", producto de la providencia divina: el suelo, la población, los hechos, las instituciones anteriores, ante lo cual el legislador "no tiene más acción su voluntad que la dirección dada al desarrollo de esas cosas en el sentido más ventajoso a su destino providencial".

CONSTITUCION ANDAMIO

Así, este auscultador del país, visionario y conciliador, diseñó en las Bases un nuevo orden político, una "república posible" sostenida por una "constitución andamio", entre cuyas características notables, indivisibles e interdependientes, destacamos las siguientes:

1 - Un sistema federal inspirado en la Constitución de Estados Unidos (aunque en un camino inverso en su formación), con antecedentes propios de convivencia colonial del poder central del virrey con los poderes locales de gobernadores y cabildos; instrumentado mediante la delegación de poderes de los gobiernos provinciales al gobierno federal, y con participación equilibrada de las provincias en la conformación del Senado y en la elección del Presidente. Todo ello complementado con la capitalización de Buenos Aires (aunque luego Alberdi cambió su postura) y la construcción de vías de comunicación (especialmente ferrocarriles) que acortarían las distancias para tener una auténtica y palpable unidad nacional.

2 - Una forma de gobierno republicana con división de poderes pero con supremacía del Ejecutivo (tomado de la Constitución de Chile) como opción adecuada a la tradición monárquica y caudillista preexistente, pero limitado por la misma norma constitucional que establecía la elección indirecta del Presidente y con un mandato de seis años sin reelección.

3 - Un fondo democrático representativo, restringiendo la participación mediante el voto calificado, hasta tanto la población mejore su aptitud republicana, su cultura y su civilización mediante el arribo de la inmigración europea.

4 - Establecimiento del catolicismo como religión oficial pero garantizando la libertad de cultos, por la necesidad de atraer a la inmigración anglosajona.

5 - Combinación de educación formal (instrucción técnica para el desarrollo industrial) con educación informal en hábitos y costumbres propias de las labores industriales que llegarían con el inmigrante europeo, complementada por la acción moralizante de la religión, "el primer objeto de nuestras leyes fundamentales".

6 - Reconocimiento expreso de los derechos naturales garantizados para ciudadanos y extranjeros, en especial aquellos vinculados a la iniciativa económica, por la necesidad de crear un mercado libre.

7 - Sumado a ello, una serie de franquicias -privilegios, facilidades, estímulos- para el ingreso de inmigrantes y capitales extranjeros que harían posible el progreso material: libertad de navegación, tratados internacionales, etc.

GOBERNAR POCO

Además, dejó escrito en las Bases algunas recomendaciones para quienes ocupasen los poderes del Estado. Si bien encomendó al Congreso la famosa "cláusula de la prosperidad", aconsejó "gobernar poco", "intervenir lo menos", "dejar obrar a la naturaleza". No legislar demasiado, no cambiar constantemente las normas, corregir sus defectos por la vía de la interpretación. En este sentido, aparece como corazón de todo su proyecto esta frase: "No son las leyes las que necesitamos cambiar; son los hombres, las cosas". En otras palabras: "Mejorar el gobierno por la mejora de los gobernados".

Alberdi vio con claridad lo que hoy llamaríamos un modelo de país. Para lograrlo, diseñó un orden que, según una magistral definición de José Ortega y Gasset, "no es una presión que desde fuera se ejerce sobre la sociedad, sino un equilibrio que se suscita en su interior". Un orden político capaz de garantizar la paz, la estabilidad y, sobre todo, capaz de implementar las políticas tendientes a lograr la prosperidad. Pensó al aparato estatal en función de los problemas nacionales y para vigorizar la nación.

LEVANTO VUELO

En tiempos de Alberdi no existían los aeroplanos. Pero el diseño de la nave encontró sus constructores y sus pilotos. Se encendieron los motores, hubo algunas turbulencias pero la nave levantó vuelo. No llegó hasta el paraíso (eso es utópico) pero dicen algunos, con datos en la mano, que la Argentina llegó a estar contada entre los mejores países del mundo.

Es sabido que las grandes olas de inmigración europea no provinieron de donde Alberdi esperaba. No obstante, uno de su grandes biógrafos, Jorge Mayer, decía que las Bases "forman un pequeño libro, pero ese pequeño libro ha gravitado decisivamente sobre la organización nacional. Desde 1852 ha canalizado las corrientes institucionales, ha fijado las metas de las grandes reformas sociales y económicas. Contribuyó a poblar los desiertos, las pampas y las sierras, acordó los espíritus, fomentó el trabajo y las industrias, alentó la confianza en una Argentina grande hasta llegar al milagro de 1910, de las riquezas y de las esperanzas infinitas".

Difícil es precisar la fecha de inicio de nuestra decadencia y cuáles fueron las causas que la provocaron. Habría que detenerse a observar qué partes de la nave comenzaron a obstruir su funcionamiento, qué modificaciones complicaron su estructura. En qué fallaron los pilotos o los mecánicos. O, por qué no, puede que el aeroplano haya estado mal construido o mal diseñado.

Si Alberdi nos pudiese hablar ahora probablemente nos aconsejase ver la realidad tal como es, observar al mundo y auscultar el país: ver nuestro territorio, las condiciones de nuestra población, los antecedentes, las instituciones ya establecidas. Luego, mirar con claridad a largo plazo, definir un modelo de país, poniendo el aparato estatal al servicio de la población y no viceversa. Si en tiempos de Alberdi hubiesen existido los aviones quizás nos diría: "Reconstruyan el aeroplano con los mejores materiales disponibles, definan las rutas aéreas a seguir, busquen a los pilotos y a los mecánicos más idóneos, enciendan los motores y, otra vez, levanten vuelo".

* Licenciado y Profesor en Ciencias Políticas de la UCA.