PUBLICARON "LOS ERRANTES", LA NOVELA MAS FAMOSA DE LA PREMIO NOBEL 2018

Las curiosidades de Olga Tokarczuk

La obra, escrita al modo de un collage, entrelaza relatos con apuntes, viñetas y observaciones centradas en el viaje y la anatomía humana. Fue el gran trampolín hacia el reconocimiento internacional de una autora biempensante.

Este año del doble Nobel de Literatura consagró a un escritor famoso, de obra extensa y difundida, Peter Handke, y a una autora veinte años más joven, la polaca Olga Tokarczuk, muy elogiada y criticada en su patria pero apenas conocida en el resto del mundo. En español sólo se habían traducido dos de sus libros (uno de ellos se cree ya inhallable) y este mes se agregó un tercero, la singular novela Los errantes, que parece haber sido su primer pasaporte a la fama internacional.

Incorregible, la Academia Sueca compensó sus riesgos. Si Handke era la elección peligrosa por la cuestionada defensa que había hecho el austríaco de la actuación serbia en la guerra de Yugoslavia, con Tokarczuk apostó a lo seguro. Por alguna razón decidió exhibir ante el mundo una obra que hasta ahora el mundo había pasado por alto. No cuesta suponer por qué lo hizo. La polaca nacida en 1962, que ha escrito ocho novelas y tres libros de cuentos de gran éxito en su país, posee todas las virtudes del progresismo estandarizado: estudió psicología, es feminista, vegetariana, ecologista y adversaria del gobierno católico nacionalista de su país, que al día de hoy es un oasis en un continente dominado por la socialdemocracia.

Una oportuna combinación de rasgos que, por ejemplo, se manifestó en toda su dimensión en la novela policial Sobre los huesos de los muertos (edición original de 2009, vertida al español en 2015). En la definición de su traductor, Abel Murcia, ese libro ofrece "un ataque al antropocentrismo y una serie de reflexiones de carácter ético, moral, ecológico, feminista -que en palabras de la polaca podrían ser vistas como una crítica del patriarcado".

ANTINACIONALISTA

Y no es todo. Queda por ser traducida la monumental Los libros de Jacob (2014). Un millar de páginas que cuentan la vida aventurera del líder de una secta judía mesiánica del siglo XVIII que en el territorio de la actual Polonia forzaba conversiones al cristianismo y al islam. El argumento fue la excusa para que Tokarczuk presentara una versión alternativa de la historia polaca, a la que cuestiona en su recuperación nacionalista. De ahí deriva su enfrentamiento con el gobernante partido Ley y Justicia, que volvió a la superficie al conocerse que le habían concedido el Nobel: espoleado por la prensa, el ministro de Cultura polaco ironizó que ahora sí haría el esfuerzo de terminar de leer los libros de la flamante premiada.
Tokarczuk se siente cómoda en esa tensión, trabaja con ella. Después de ganar el máximo galardón literario del planeta, la Deutsche Welle le preguntó por su visión del mundo. Esto respondió: "El mundo está dividido en dos. Algunos piensan que la mejor idea sería desandar nuestros pasos y tratar de restaurar los antiguos valores que llamamos tradición. Otros dicen: ¡No, eso no alcanza! De alguna forma tenemos que crear un mundo diferente. El antiguo orden mundial destruyó el planeta, introdujo la discriminación, trajo tantas desigualdades. Y ahora estamos en busca de una respuesta".

Los errantes, que este mes llegó a las librerías argentinas, fue una obra anterior a las mencionadas (apareció en Polonia en 2007). También ha sido el trampolín para la fama internacional de Tockarczuk. Por ella fue distinguida el año pasado con el premio Man Booker Internacional que se entrega en el Reino Unido. Sólo a partir de ese logro pudo entrar por la puerta grande en el mercado de habla inglesa, tardanza que no ha dejado de lamentar. "A veces me pregunto cómo habría sido mi vida si mis libros hubieran sido traducido antes al inglés -reflexionó luego de ganar el Booker-. Porque el inglés es el idioma que se habla en el mundo, y cuando un libro aparece en inglés se hace universal, se vuelve una publicación planetaria".

¿Cómo definir a esa obra consagratoria? La estructura de Los errantes (Anagrama, 396 páginas) es la del collage. Hay apuntes, ideas sueltas, viñetas, estampas, opiniones en apariencia deshilvanadas que expresa una anónima narradora femenina con mucho de la autora. Ese reguero de ocurrencias se alterna con pasajes de ficción bajo la forma de cuentos o nouvelles, que a su vez se presentan de modo fragmentario o con finales incompletos. Pero junto con ese vaivén hay un cierto diseño y coherencia. Los temas se repiten. El viaje, o la movilidad en general, es uno de ellos ("descubrí que -pese a todos los peligros- siempre sería mejor lo que se movía que lo estático, que sería más noble el cambio que la quietud, que lo estático estaba condenado a desmoronarse, degenerar y acabar reducido a la nada; lo móvil, en cambio, duraría incluso toda la eternidad"). Otros son la idea de control y dominio, la obsesión materialista con los cuerpos (el libro está repleto de anatomistas, taxidermistas, embalsamadores), las desapariciones voluntarias o involuntarias, el turismo con sus vicios y su psicología, los mapas (se incluyen una docena de bellas reproducciones entre las páginas de texto), la fascinación morbosa con lo defectuoso, lo imperfecto, lo roto.

Descubrir esas sutiles relaciones entre los tramos narrativos y las breves reflexiones es uno de los posibles encantos de un libro al que se ha comparado con las obras de W. G. Sebald, que juegan el mismo juego, aunque con mayor densidad. El modelo es válido y atractivo pero no disipa las dudas que no tardan en asomar a poco de comenzada la lectura: ¿puede llamarse novela a una sucesión de escritos unidos por un delgado hilo en común? Apelar a la mezcla de géneros, a la microficción o al cuaderno de apuntes: ¿constituye necesariamente una innovación literaria o es la confesión de un fracaso?

LOS RELATOS

La prosa de Los errantes es ágil y concisa, sin grandes pretensiones estilísticas en los pasajes que llevan la voz de la narradora viajera (quien se define como "detective autodidacta, investigadora privada de casualidades y señales"). Los cuentos son harina de otro costal. La estructura del libro da la impresión de que son ellos los que interrumpen los apuntes y no a la inversa, lo que tal vez debería anotarse como un defecto. Aun así, varios están muy bien logrados. El más largo, dividido en tres fragmentos, relata los efectos desquiciantes que causa en un hombre la misteriosa desaparición por tres días de su mujer y su hijo durante un recorrido turístico por una tranquila isla croata.

Otro, histórico, muestra la insólita rebelión y huida de un sultán ante la inminente llegada de los primeros cruzados. En "Viajes del doctor Blau" se explora el extraño mundo de un taxidermista que busca la mejor fórmula para preservar cadáveres. Relato que juega con la historia de Philip Verheyen, anatomista holandés del siglo XVII y discípulo de Spinoza que se obsesiona con su pierna amputada (sigue sufriendo "dolores fantasma") al extremo de escribirle cartas que se descubren luego de su muerte. Y que antecede a la recreación de cómo la hermana de Chopin trasladó, oculto entre sus prendas íntimas, el corazón del músico de París a su Polonia natal.

"Nunca he sido muy aficionada a visitar museos de arte, y si de mí dependiera, con gusto los convertiría en gabinetes de curiosidades, donde se reúne y se exhibe lo raro e irrepetible, lo insólito y lo monstruoso", proclama la narradora en las primeras páginas de Los errantes. La definición puede aplicarse con todas las letras al resto de esta novela extravagante, inclasificable.