Un payaso pleno de filosofía

Polichinela
Por Giorgio Agamben
Adriana Hidalgo Editora. 108 páginas

 

Giandomenico Tiépolo (1727-1804) fue un destacado pintor y grabador italiano. Más allá de sus cuadros de temática religiosa y mitológica, que fueron una influencia sobre el mismísimo Goya, Tiépolo se dedicó a realizar, en sus últimos años de vida, bocetos sobre situaciones profanas o cotidianas. Fue así que dejó para la posteridad 104 dibujos sobre el famoso personaje burlesco de la comedia popular italiana de mediados del siglo XVI: Polichinela, el payaso deforme con nariz grande y joroba.

Giorgio Agamben, el prolífico pensador italiano, toma la figura de Polichinela y busca, mediante un diálogo ficticio con su dibujante, exponer la faceta filosófica del personaje burlón, fanfarrón y de mal gusto.
"El carácter -explica Agamben- es el aspecto cómico del destino, el destino es la sobra trágica del carácter. Polichinela está más allá tanto del destino como del carácter, de la tragedia como de la comedia. Si el carácter es, según Aristóteles, lo que vuelve manifiesta una elección, es decir, las cosas que uno escoge o evita, Polichinela no ha escogido nada, es eso que jamás ha escogido ser o hacer, ni siquiera por equivocación".

Polichinela es pura parábasis. Siempre está afuera de la escena, de la historia. Demuestra que lo único importante es encontrar una vía de salida. "Donde hay una catástrofe allí hay una vía de fuga".
En definitiva, meditar sobre las actitudes de Polichinela, reflexiona Agamben, no sólo es preguntarse ¿Qué hombre soy?, ¿Cuál es mi carácter?, sino también y en primer lugar: ¿He vivido verdaderamente mi vida?, ¿O ha quedado en ella algo que no he logrado vivir? ¿Cuánto de mi vida me pertenece, cuánto a Polichinela y cuánto a otros? Y ¿Qué significa convivir con un no-vivido?. Polichinela representa la negación de todo carácter, una vida del montón.

Agamben, por último, sugiere que la vida de Polichinela podría ser una autobiografía de Tiépolo. Una vida frente a la cual el pintor evita interrogarse acerca de su sentido, de sus resultados o sus fracasos: simplemente vivirla, contemplarla.

"El secreto de Polichinela -concluye- y de cada hombre es que en la comedia de la vida, no hay un secreto, sino sólo, a cada instante, una vía de salida". Al igual que Spinoza, quien enunció sin tapujos la empresa bajo cuyo signo colocaba a su filosofía: No reír, no llorar, nunca indignarse, sino comprender.