"No es transcurrir sino honrar la clase"

La especialista en educación Luciana Alonso a cargo del proyecto Eutopía habla sobre los desafíos que enfrenta hoy la escuela secundaria. Dice que entre los problemas figura el llamado "docente" taxi que debe ir de un colegio a otro, y normativas antiguas. Plantea un cambio donde los chicos se involucren en proyectos, y se trabaje en red.

Alta deserción, repitencia, pocos incentivos a los alumnos. Suele diagnosticarse a la escuela secundaria argentina con estos problemas. Es por eso que Luciana Alonso, docente, psicopedagoga y especialista en educación y tecnología se puso al frente desde hace ya casi tres años del proyecto Eutopía -que significa en griego un buen lugar- con el objetivo de "transformar la escuela para que los alumnos, los docentes y los directivos se vuelvan a apasionar por las clases".

El proyecto nació de la alianza entre la Vicaría Episcopal de Educación del Arzobispado de Buenos Aires, la Fundación Telefónica Movistar y Profuturo, la Caixa y Panorama de la Organización de los Estados Iberoamericanos para la Educación, la Ciencia y la Cultura (OEI). Actualmente unas 16 escuelas forman parte del proyecto.

Alonso señala a La Prensa que comenzaron en el primer año del proyecto "procesos de innovación junto con los directivos. Estuvimos un año viendo que hicieron en otros países para construir cambio educativo. Por ejemplo tenemos el caso Barcelona, alguna experiencia de Colombia, fuimos viendo distintos modelos. Y lo que notamos es que estos cambios se daban más de las escuelas al sistema, no tanto de las políticas públicas, que acompañan y son necesarias en un punto indispensable. Pero con ello no es suficiente".

- Tenemos que buscar un proyecto propio, con las necesidades que existen aquí en Argentina
- Algo de eso encierra el desafío que tiene el proyecto, el desafío más profundo, que es construir el conocimiento local.

- Cada escuela tiene que plantear también su transformación

- Claro, porque lo que se necesita es la voz de la escuela. Que tome el protagonismo para recrearse. En la escuela una puede estar quejándose de las condiciones laborales, del sistema educativo, de las implementaciones curriculares. Nos podemos instalar en este malestar de que solo nos queda esperar que la política nos diga hacia donde tenemos que ir, o nos ponemos a pensar que hacemos y como aportamos a la construcción social y también a la construcción de una política. Desde el proyecto Eutopía estudiamos distintos modelos. Vimos también la importancia de los procesos de cambio en red. Este punto es importante porque creo que no se puede hacer solo, hay que hacerlo en una red que trama muchas voluntades, deseos de cambiar la escuela. Son un conjunto de personas que entraman lazos, y definen primero que quieren. En Argentina hace falta una necesidad de cambio de la cultura escolar, armar una matriz y empezar a jugar o crear, y esto es lo que estamos haciendo.

- ¿Y encontraron muchas quejas, situaciones problemáticas que planteaban los docentes?

- En el tema del trabajo docente apareció el problema del llamado "docente taxi", donde el profesor tiene que ir tantas horas a una escuela a dar clases, y después otras tantas a otra yendo de un lado al otro todo el tiempo. La organización del trabajo docente es un problema. También el tener normativas educativas que regulan el régimen académico. Son de otra época, estás todo el día con un corset, y cruje el cuerpo. Hay normativas preexistentes que determinan muchísimo la realidad, y cambiarla lleva un proceso larguísimo. Porque si yo para cambiar una normativa tengo que crear que la legislatura apruebe el cambio, se pasa el ciclo de gestión política, y entonces volvés a tener que contactar todo de nuevo. Otro tema es la organización del trabajo docente y es que tenemos las horas asignadas claramente a la asignatura, no hay otro espacio. Esto no ocurre en otros países. Por ejemplo en España sos docente de una escuela y tenés el cargo, 25 horas. Circula el tiempo entonces para que puedas hablar con un alumno, circula el tiempo para que armes un proyecto. No es que tu horario es solo frente a clases. Y también hay que repensar la forma en que se ejercen los liderazgos directivos, esto hay que reformularlo. Cómo dedicamos el tiempo a gestionar. En la escuela la experiencia es fascinante, transcurre la vida de muchas personas y muchas libertades y muchas formas de expresión. Pero por otro lado entrás en un microclima donde el tiempo se te pasa atendiendo emergentes. Si sos director de una escuela está el que te viene a pedir el cañón para proyectar algo, hay que atender a un padre, hacer la planificación pedagógica, atender al de escuelas seguras. Hay que repensar el modo en que habitamos la escuela y como habitamos el tiempo. De esta manera hoy no queda tiempo para pensar la escuela, no hay tiempo como para construir trabajos en equipo.

- Hay toda una serie de pautas rígidas que pareciera no responde a lo que se necesita hoy

- Sí, está todo muy centrado en la figura del docente. Los chicos no aprenden solo por lo que les dice el profesor. El chico tiene que hacer una experiencia para aprender. Si nosotros como docentes seguimos pensando que somos el sol y por que yo ya expliqué algo el alumno tiene que haberlo entendido, la cosa no va a funcionar. Hay que cambiar mucha representación, muchos supuestos y muchas creencias de como aprenden los alumnos. En función de eso pensamos una escuela posible.

- ¿Y que pasa con los recursos? No debe ser fácil cambiar la escuela si no hay dinero para ponerla en condiciones

- Con los recursos pasa lo mismo que con las políticas públicas. Son necesarios pero no suficientes. Claro que es importante tener recursos, pero con eso solo no alcanza. Esto se ve en nuestro sistema educativo. Si uno ve la progresión de la inversión que hay en la escuela en relación a los proyectos de aprendizaje a nivel nación, invertimos más y nos va peor. Evidentemente no es solo un problema de dinero, es un problema de cultura escolar. En el caso de Eutopía queremos que sea participativo, donde los docentes, los directivos, los estudiantes se involucren

- ¿Los estudiantes también participaron? ¿Qué les llamó la atención en cuanto a sus inquietudes, pedidos?

- Salieron varias cosas. En el primer año del proyecto los invitamos a ser inventores. Tenían que venir a inventar. Vinieron tres representantes por cursos, en total 120 chicos pensando y entonces ellos eran los inventores y tenían que levantar el pensamiento de las aulas. Trabajamos con una metodología de pensamiento de diseño.

- ¿De que se trata este pensamiento de diseño?

- Se hace por pasos. Primero es empatizar. Tratar de ver que ven, que oyen, que sienten, que piensan los estudiantes. Entonces contaron que se aburren, se preguntan para que tienen que hacer tal o cual cosa. Ellos están permaneciendo, la transcurren, honrar la vida de la escuela es otra cosa. Entonces el segundo paso fue idear, después definir y finalmente prototipar. Estos pasos los hicimos con los directivos, y los directivos lo hicieron con sus docentes. Levantás el pensamiento, la experiencia de todos y generás más procesos de construcción de inteligencia colectiva. Por ejemplo vimos que se puede cambiar la lógica del tiempo en la escuela, hay algunos días donde entonces no tenés que tener clases de 40 minutos sino hay días de clases de 90 y es un día de escuela distinto. Cambiás el espacio, podés cambiar la práctica de evaluación. Cambias el curriculum, en vez de trabajar por materias investigamos sobre problemas reales que tengan impacto social pero que para resolver estos problemas, las disciplinas, las ciencias me tienen que ayudar a comprender la realidad. Y ahí entran las materias. No podemos seguir dictando clases y que los alumnos copien. Que sentido tiene que copien si cuando me voy le sacan la foto al pizarrón y listo. O hasta pueden faltar. Entonces hay que lograr que lo que se viva en la clase sea tan bueno que no quieran perdérsela. Para eso hay que honrar la clase, la tengo que preparar y vivir con ellos. Cuando lográs que los alumnos estén implicados en lo que aprenden y vos los acompañas van solos, no necesitan tanto andamiaje

- ¿Y este esquema ya se empezó a trabajar?

- Sí, cada escuela hizo su prototipo

- Y se seleccionaron escuelas de sectores más vulnerables y otras de sectores medios y más acomodados

- Si, esa era la idea. El proyecto tiene una gran vocación pública, si bien quedaron escuelas confesionarias y de gestión privada

- ¿Por qué no hay escuelas públicas en el proyecto?

- Se hizo mucho esfuerzo para incluirlas, pero nos hace falta crecer socialmente para trabajar juntos. He salido en busca de escuelas de la colectividad judía, evangélicas, laicas, de esas primeras 60 seleccionadas estaban todos mezcladitos. Pasa que escuelas públicas y privadas nunca se mezclaron. El proyecto Eutopía nace cuando se estaba implementando en la Ciudad la Secundaria del Futuro. Ellos ya implementaban sobre 16, y nosotros queríamos pensar la escuela nueva. Nosotros queremos que hable la escuela, que es la protagonista que todos los días abre la puerta a los chicos. Ese es el movimiento que queríamos. El proyecto hoy logró emerger de las bases con fuerza, con mucho reconocimiento, apoyo de expertos. Actualmente lo evalúa la Universidad de Buenos Aires. Estamos con el equipo de tecnología educativa de la carrera de ciencias de la educación que conduce Mariana Maggio, de la facultad de filosofía y letras. Ella está encargada de hacer un proceso de investigación y a fin de año presentar los hallazgos y hacer una publicación que permita hablar de cierta pedagogía de Eutopía.

- ¿Es importante que la escuela empiece a involucrarse si queremos cambiar esta sociedad de la que solemos quejarnos?

- Sí, estoy convencida. Y es necesario todos los movimientos. Tanto el que viene de la políticas públicas, de la escuela, es importante que participe el tercer sector, las empresas, los artistas.

La investigación mostró que más horas de clase de una materia no garantiza aprendizajes

Buscar una educación inclusiva que no sea solamente obligatoria

- ¿Y en este proyecto los padres se abrieron, aceptaron el cambio?

- El proyecto abrió una oportunidad distinta de pensar la educación. Porque las familias, las configuraciones familiares también cambiaron. Los papás tienen expectativas que la escuela no cumple. O la escuela tiene expectativas que los papás no cumplen. En el proyecto los papás participaron en el primer año en una encuesta masiva que hicimos, y en el segundo año hubo una instancia en la que ellos participaron del prototipo. Tenían que decir la escuela, los docentes, los estudiantes pensamos este prototipo que va a impactar en segundo año. Y este año lo estamos implementando y calibrando. Los padres como decía entonces participaron y aparecieron algunas resistencias. No querían cambiar la escuela. Pero al hacer la investigación vimos que más horas de clase de una asignatura no garantiza los aprendizajes. Ni es mejor educación más horas. También vimos que si lo que te estoy enseñando es una situación, un caso en profundidad muchas veces vale más que los temas del curriculum. Son decisiones con implicancias curriculares que los docentes tenemos que animarnos a dar discusión. Hay que construir confianza. Si uno a los padres los tiene implicados, transita estos diálogos divinos de ayudarlos a encontrar sentidos. Entonces después de todo este trabajo los padres aceptaron y nos dijeron "probemos" Y se generaron nuevos movimientos. Lo hicimos en cuarto, rompimos el aula, trabajamos en un espacio diferente. Dos días trabajan los chicos en un proyecto distinto. Y después la comunidad educativa te pregunta si también lo vamos a implementar en primero, segundo, año, ahí te das cuenta que empezó el cambio. El anhelo es que a la escuela que participa de Eutopía le quede una capacidad instalada, habiendo podido motorizar el capital creativo de tal manera que uno se va y la escuela ya tiene ese aprendizaje institucional. Es fundamental el cambio porque hay algunas cuestiones de contexto donde sabemos que no estamos bien. Uno cuando ve a los alumnos a los ojos se da cuenta de la situación que pasan, y también sabe los derechos que tiene el alumno a aprender y eso nos debiera interpelar desde lo ético. Y después hay datos del sistema, en cuanto repitencia, abandono, deserción. Yo celebro que la educación secundaria sea obligatoria, pero también podemos autoengañarnos. Que la ley diga que la escuela debe ser obligatoria no quiere decir que la escuela esté siendo inclusiva. No pasa que todos aprenden en todas las escuelas. Esto sería garantizar el derecho a la educación.