Villa Crespo tiene su botica de antaño
La Antigua Farmacia del Aguila, fundada en 1895, atiende desde hace más de cien años en la esquina de Corrientes y Julián Alvarez. Conserva su mobiliario de comienzos del siglo XX, y en sus vitrinas carteles y viejos frascos. Clientes de siempre aún piden preparaciones como Agua de Azahar o de Rosas. En su interior se filmaron escenas de la película "Los Siete Locos".
Si uno se queda parado unos instantes frente a una de las vidrieras de la Antigua Farmacia del Aguila descubre entre los estantes un pequeño museo: aparecen vistosos frascos de vidrio y botellas que guardaron viejas preparaciones y drogas; carteles que solían verse colgados en muchos negocios como el de "prohibido escupir en el suelo"; una antigua propaganda del recordado "Geniol"; y la chapa patente del auto que perteneció a don Juan Manuel Domínguez, inmigrante español, quien compró la botica en 1914.
Más de cien años después este negocio ubicado en Corrientes 5000, justo en la esquina con Julian Alvarez sigue siendo atendido por un Domínguez, Arturo -nieto de don Juan Manuel- quien junto a su cuñado Gabriel mantienen como en los viejos locales de antaño la amabilidad, la charla y el consejo a los clientes.
Dentro de la farmacia el tiempo también parece detenerse. Aparecen baldosas originales de 1914 algo gastadas en la puerta, más frascos, grandes muebles de madera con cajones de todos los tamaños y hasta el viejo libro original de 1895 donde se anotaban las preparaciones con su correspondiente estampilla de pago del impuesto, antecedente del actual IVA.
"La farmacia data de 1895 pero antes estaba en la vereda de enfrente, en diagonal. Mi abuelo compró esta esquina y la rearmó acá, la refundó. Se trajo las drogas que había allí, el primer libro donde se anotaba lo que se vendía, y lo demás ya pertenece a 1914", señala a La Prensa Arturo Domínguez.
- ¿Su abuelo tenía conocimiento de farmacología?
- No, cuando llegó tuvo algún que otro trabajo y enseguida hizo un curso de idóneo en Farmacia. Había muy pocos idóneos en esa época. Puso una primera farmacia en la plaza de San Fernando, que todavía está. Aparentemente le fue muy bien con esa farmacia y cuando se enteró que vendían la farmacia del Aguila vino a Villa Crespo.
- ¿Y que remedios ofrecían en aquel tiempo?
- Yo siempre digo que al principio el negocio era de la farmacia, no de los laboratorios como ahora. Hoy en día el farmacéutico es un mero dispensador de productos etiquetados. En aquella época eran todos preparados, por eso era un mejor negocio para la farmacia, el margen era mejor. Estaba la limonada Rogé, Agua Blanca, Pasta Lassar, todo se preparaba en la farmacia. Y después sellos, cápsulas. La gente venía con la receta, se anotaban en el libro y se preparaban y dispensaban.
- El boticario era todo un referente, y así se lo llamaba
- Claro, todavía en una de las puertas puede leerse Botica del Aguila. Y después está la rebotica, donde se preparaban los medicamentos.
- ¿Y la farmacia fue pasando de generación en generación?
- Exacto. A mi padre siempre le gustó el estilo y a mi siempre me encantó. Es más cuando voy al centro a hacer un trámite me gusta ir a lugares clásicos. Extraño la Richmond.
- ¿Que recuerdo tiene de chico en relación con la farmacia?
- Bueno, era una importante farmacia en el barrio. Venían los medicamentos en cajones de mimbre grande y yo me metía ahí adentro. Ahora vienen en bolsita, menos trabajo. En aquel tiempo no se podía poner una farmacia cerca de la otra como ahora. Eso ha ido haciendo más problemática la subsistencia de los negocios individuales, las cadenas tienen preminencia, compran a otro precio, todo es más complicado. Después me acuerdo ya de más grande los domingos de guardia, mi padre recibía aquí mucha gente, amigos de mi abuelo y de mi papá. Iba a comprar pizzas a la pizzería Imperio, que antes se llamaba El Triunfo. Y mi papá cerraba a altas horas. Y me divertía mucho. Mi abuelo fue directivo del club Liberal Argentino, anterior a Atlanta, que estaba en Julián Alvarez pasando Warnes y contaban sus amigos anécdotas de los viajes que hacían cuando llegar a lugares como Temperley para ver al equipo era toda una travesía, era muy divertido.
- Imagino como eran los negocios de antaño, que venía la gente a comprar a última hora y se la atendía
- Bueno, eso aún pasa, estoy saliendo y llega alguien a último momento, se la atiende porque son vecinos que uno conoce hace muchos años. Es otra relación
- ¿Quien visite la Farmacia del Aguila que va a encontrar, además de medicamentos, en cuanto a lo histórico?
- En una de las vitrinas a mi cuñado se le ocurrió poner cosas antiguas que pertenecieron a la farmacia.
- Veo muchos frascos antiguos, una publicidad de Geniol
- Sí, Geniol fue el recurso nacional de la bayaspirina de bayer, fue la respuesta Argentina.
- ¿Las antiguas botellas pertenecen a preparaciones?
- Algunas sí, otras pertenecían a las drogas que se usaban. Algunos viejos clientes aún vienen a buscar preparados que todavía hacemos
- ¿Y que preparaciones sigue pidiendo la gente?
- Bueno, el agua de Azahar, el Agua de Rosas, el Nitrato de Potasio para hacer pastrón, el cloruro de magnesio, el tilo, tinturas de tilo. Buscan hierbas medicinales
- ¿Se preparan como se hacía antiguamente?
- Las hierbas uno las compra por kilo y las fracciona. Se pesan. Antiguamente era muy común que en la farmacia se hicieran los paquetitos, muchas veces ahora se compran hechos. En aquel tiempo en las farmacias había cadetes, algo que ha quedado en desuso, donde los chicos en las vacaciones se ganaban unos pesos repartiendo y estaban en un lugar contenidos. Hace poco vino una persona mayor que se va a mudar y recordaba que fue cadete de la farmacia
- ¿Y que anécdotas me puede contar de todos estos años, que recuerda más o le llamó la atención?
- Bueno acá se filmó parte de la película "Los siete locos" de Leopoldo Torre Nilson. La gente del barrio recuerda cuando se filmó. Ese día volvía de la facultad, venía por Corrientes y había una gran cantidad de gente. Aceleré el paso, me había olvidado que iban a venir a filmar. Los actores que trabajaban eran los mejores. Estuvo en la escena de la farmacia Alfredo Alcón, Norma Aleandro y Osvaldo Terranova que hacía de farmacéutico, que vivía acá en Corrientes y Estado de Israel. Seguramente fue quien hizo el contacto. Necesitaban una farmacia de la década del 30, pero esta les cerró. Estuvieron como un día para filmar 15 minutos de película.
- ¿Y famosos que han pasado por la farmacia?
- Bueno, Salo Pasik que lamentablemente falleció, su esposa sigue viniendo. Después Horacio Fontova. También Roberto Carnaghi y el que hacía del juez en El Secreto de sus Ojos.
- ¿Una buena farmacia después de tantos años de experiencia que cree debe tener?
- Lo más importante es la atención, la idoneidad y el consejo. Nosotros ponemos un sello más personal. No es lo mismo que alguien venga a buscar un antigripal de venta libre y se lo venda así nomás o que se le pregunte como se hace acá si es hipertenso, si tiene gastritis, algún antecedente por un antiinflamatorio. Vienen preguntando por un medicamento que vieron en una propaganda pero no saben que efectos puede tener y uno lo asesora. Tratamos de ser muy cuidadosos
- Hay una pasión puesta en la Farmacia
- Sí, a uno le gusta esto, y nos mantenemos, aunque todo cambia. Hace 30 años me decían los clientes ¿Cuando vas a modernizar la farmacia? Y ahora casi todos me dicen: "por favor, no la toques nunca".