Y por casa, ¿cómo hablamos?

Entrevista al profesor Esteban Giménez, especialista en lingüística.

Por Pablo Dócimo


El profesor Esteban Giménez se desempeñó como Asesor Lingüístico y Literario y estuvo a cargo del control de la Ortografía y la Redacción de textos en pantalla, avisos gráficos y léxico general de periodistas, locutores y cronistas en Canal 7. Fue Docente Titular de la cátedra Expresión Oral y Escrita y de Oratoria de la Carrera de Locución en el ISER y tuvo una destacada trayectoria en los medios televisivos, radiales y gráficos.

Actualmente tiene a cargo el segmento "Y por casa. ¿cómo hablamos?", en el espacio "Asuntos propios" que se emite por FM Cultura y se desempeña como profesor de Expresión oral y escrita en la carrera de Periodista Deportivo en el Instituto ETER.

- ¿Cuál es su opinión sobre el lenguaje que utilizan hoy los jóvenes, en general, y particularmente en redes sociales?
- Yo lo llamo "la jerga adolescente". Hubo en todas las épocas... hasta yo en algún momento la utilicé. En realidad, no me molestan, y ni si quiera los combato, porque forman parte de un grupo determinado, y está muy limitado a ese sector. Fíjese que cuando los chicos tienen que hablar con sus familiares o personas mayores no lo hacen utilizando esos términos, más que nada los utilizan entre ellos, y en ciertos ámbitos, como ser un grupo determinado de un equipo de deporte o un grupo de música.
- Y qué diferencias encuentra entre la jerga adolescente actual y la de su época?
- Son un poco más rebuscados que los de antes... antes no había tanta influencia del inglés como ahora. Por ejemplo, existe una palabra que es "skere", que es una derivación de "let"s get it", pero la verdad es que no me molesta, convivimos. Eventualmente, si uno de esos términos se cuela en el lenguaje general del público, se incorpora, pero son términos que utilizan para identificarse, para discriminarse, si se quiere; o sea, para determinar un grupo de pertenencia. A diferencia de otros movimientos sociales actuales, no son autoritarios, no pretenden imponerlos, no critican a quien no los utiliza. Es más, están predispuestos a comentarlos y explicarlos a quien no los entiende.
- ¿Se podría decir que es una especie de lunfardo moderno?

- No. El lunfardo es un lenguaje muy acendrado... tiene filología, etimología, y hay una cuestión social; desde el nacimiento marginal hasta la incorporación en las canciones, particularmente en el tango. El lunfardo tiene una identidad.
- ¿Está bien que actualmente en radio, y especialmente en televisión, se utilice un lenguaje tan coloquial o si se quiere, realista o espontáneo?
- En lo personal, no me gusta. Argentina debe ser el único país del mundo de habla hispana donde se puede caraj... o put... con total libertad. Por ahí estás viendo un programa de TV y aparece una señora o un joven diciendo "a mí me chupa un huevo". No, no se puede decir eso, queda muy mal. En la inmensa mayoría de los países de habla hispana, si alguien dice cara.. o cul. lo tapan con el "beep", pero nosotros creemos que somos los reyes de la liberalidad y estamos cayendo en el peor de los gustos, y eso termina siendo libertinaje. Por ejemplo, se utiliza el verbo "cag.." como sinónimo de molestar, embromar o arruinar con la forma más natural posible, y parecería que cuanto más grosero, más realista, y no es así.
- ¿Por qué cree que ocurre eso?
- Yo fui durante mucho tiempo asesor en Canal 7, y muchas veces, cuando le sugería a algún autor o guionista, especialmente de novelas, que modifique algo, por lo general la respuesta era: es que nosotros tratamos de reflejar como habla la gente. Y ese es el error, no hay que hablar en los medios como habla la gente, hay que enseñar cómo se habla bien pero sin perder la esencia, por supuesto. Quiero aclarar que pute.... como yo no hay. Put.. (no a una persona) cuando manejo, o cuando estoy en mi casa, pero no en los medios.
- Ya que habla de los medios, es curioso que no lo convoquen, especialmente en programas de entrevistas, para hablar del idioma.
- Sí, es verdad... parecería que algunos conductores me tienen miedo.
- ¿Cuál es su opinión sobre el lenguaje inclusivo?
- La idea del idioma inclusivo está bien, incluir está bien. La RAE siempre fue machista, sin embargo, en estos últimos años ha recapacitado y ha visto que la mujer ganó lugares que antes no hubiera imaginado, entonces empezaron a incluir palabras como presidenta, diputada, senadora, concejala, consulesa e incluso lideresa, y está bien. Hasta me parece acertado, como le propuso el gobierno de España a la Academia, que redacten la constitución con lenguaje inclusivo, ¿pero a qué se refieren cuando hablan de lenguaje inclusivo? a decir diputados y diputadas, consejeros y consejeras, pero no decir "todes nosotres". Ahora, de ahí a exigir, no estoy de acuerdo, y por una simple razón, los cambios en la lengua se dan a través de siglos, no se exigen ni se hacen de prepo. El idioma es algo dinámico, y va cambiando, y hay palabras que van cayendo en desuso y otras que se van incorporando. No se puede obligar de un día para el otro a decir "poques" en lugar de pocos.
- El gobierno de la Ciudad armó un cuadernillo con recomendaciones a los periodistas para incorporar una perspectiva de género a través del lenguaje inclusivo en la práctica profesional, y lo redactó usando la "e", en lugar de las terminaciones masculina y femenina, ¿usted está de acuerdo?.
- Yo le diría a Horacio Larreta que de la única E que debería preocuparse es de la línea de subte, que deja bastante que desear.