"Tenemos que poner talento político"

Diálogo con el Director Nacional de Migraciones, Horacio José García, sobre radicación y expulsión de extranjeros. La Argentina, ha radicado en tres años, 660.000 personas, de las cuales el 85% corresponde al bloque del Mercosur, dijo el funcionario a "La Prensa". En cambio las expulsiones fueron solo una pequeña porción: 1.432 personas.

"La Argentina se hizo grande con la inmigración. En nuestra Constitución está claramente estipulado que tenemos que ser abiertos a todos aquellos inmigrantes que quieran venir a vivir, trabajar y a producir, pero debemos ser estrictos para evitar el ingreso de quienes creen que éste es un país apto para delinquir".

En ese marco conceptual, no exento de matices sociológicos, se desarrolló la entrevista que "La Prensa" mantuvo con el Director Nacional de Migraciones, Horacio José García. El funcionario hizo suyas las expresiones que en materia de radicación, control y expulsión de extranjeros, formulara en su oportunidad, en consonancia con la filosofía del preámbulo, o parte expositiva de nuestra Carta Magna, el ministro del Interior, Obras Públicas y Vivienda, Rogelio Frigerio.
La Dirección Nacional de Migraciones, conocida por su sigla DNM, cumple, el 4 de febrero, 70 años y tiene su sede central en la zona de Retiro. Es un organismo dependiente del mencionado Ministerio.

"Hay que entender que es necesario darnos un sistema restrictivo, ágil, inteligente y equilibrado. No se puede comparar una persona que viene a trabajar, con aquella que llega con otros fines", subrayó Horacio José García.

- ¿Cuál es el número de expulsiones y la cantidad de residencias a extranjeros otorgadas en los últimos tres años?

- Desde la Dirección Nacional de Migraciones, cumplimos con el mandato del ministro Rogelio Frigerio. Somos profundamente hospitalarios y abiertos con los que vienen a trabajar, producir y estudiar en la Argentina. Y somos restrictivos con los que llegan al país con otros fines. El proceso de expulsión de personas que rompen el contrato social o cometan infracciones a la ley, era muy extenso. Por eso el presidente Mauricio Macri dictó el decreto 70/2017, para acelerar la expulsión de extranjeros acusados de la comisión de delitos, Además nos parece lógico que la Argentina, donde se han radicado en tres años 660.000 personas, necesita un sistema ágil, prudente, pero por sobre todas las cosas eficiente. Cada vez que hablamos de Migraciones, nos referimos a la parte restrictiva, lo cual es solo una pequeña porción: en tres años, expulsamos 1.432 personas. Evidentemente, sobre 660.000 que fuimos radicando, estamos hablando de un pequeño grupo. Por lo demás, es cierto que el sistema jurídico penal en la Argentina es ineficiente, no solo para los argentinos, sino también para los extranjeros.

JUSTICIA MIGRATORIA

- El Gobierno Nacional trabaja en la creación de una Justicia migratoria y hay negociaciones con la oposición. ¿Usted, considera factible la implementación de un fuero o Cámara especializada en esa normativa?

- El fuero migratorio existe en la ley 25.871, sancionada el 17 de diciembre de 2003. Allí se habla de esa iniciativa, pero los costos de infraestructura que genera quizás no sean los convenientes en este momento. Tal vez podríamos pensar en una Cámara que revise las decisiones de la Dirección Nacional de Migraciones, como por ejemplo la Cámara Nacional Electoral, la cual es tribunal de alzada respecto de las decisiones de la Justicia Electoral. La propuesta está en el despacho del senador Federico Pinedo (PRO), donde se está llevando adelante la elaboración. En la actualidad las resoluciones de la Dirección Nacional de Migraciones son revisables por el fuero en lo Contencioso Administrativo Federal. Nuestra función es aplicar la ley, pero vimos en el área que nos concierne, una morosidad superlativa y una dispersión que no era saludable...

UN ESTADO INTELIGENTE

- ¿Qué diferencias percibe entre la inmigración europea de fines del siglo XIX, y la otra que procede, sobre todo en los últimos decenios, de los países limítrofes?

- Los puntos en común son muy claros. Las dos inmigraciones buscaban un futuro venturoso para sus familias y también engrandecer con su trabajo y su esfuerzo, los países a los cuales llegaban. Lo que si difiere, son los Estados. El Estado que alentó la corriente inmigratoria de fines del siglo XIX hasta entrado el siglo XX, era un Estado muy inteligente. La mejor prueba es el ex Hotel de los Inmigrantes y actual Museo de la Inmigración que está frente a mi despacho (Avenida Antártida Argentina 1.355, zona de Retiro). Al lado del edificio queda el Apostadero Naval Buenos Aires (Dársena Norte del puerto metropolitano). Tras ingresar por el antiguo muelle, las personas permanecían en el Hotel por cinco días. Se les hacía revisión sanitaria, y además recibían comida y hospedaje. Luego, desde la estación Retiro, se iban a distintos puntos del país. Todo esto se logró sin internet, sin medios electrónicos, pero con talento político. El hombre (inmigrante) sigue siendo el mismo, con distintos colores o nacionalidades. Por eso, el sistema tiene que estar planeado para que empecemos a discutir entre argentinos, qué pensamos hacer con las personas de bien que llegan a la Argentina. Con aquellos que buscan una salida extemporánea -delitos, infracciones- ya sabemos lo que hay que hacer. Esos tienen que volver a sus países.

TEMPERAMENTOS

- ¿Cómo funcionan, en otros países de América latina, las normas sobre inmigración?

- En la región, los temperamentos son más tajantes. Las posibilidades para quienes arriban a esos países son menores. Es evidente que si vienen muchos a la Argentina, no es porque somos "apuestos". Tenemos que entender que es necesario darnos un sistema restrictivo, ágil, inteligente y mesurado. No se puede comparar una persona que viene a trabajar con aquella que llega con otros fines. El problema grave es que si ingresa una persona extranjera y alguno de sus "paisanos" tomó un mal camino (se apartó de la ley o rompió el contrato social), todos dicen: "Los de tal nacionalidad son tal, o cual cosa". Evidentemente el que no hizo las cosas bien fue el Estado argentino. Ahora no es cuestión de llorar sobre la leche derramada, sino de ponernos a trabajar.

DIVERSIDAD CULTURAL

- En nuestro país, la confluencia de razas y diversidad cultural, ¿resultó positiva, o antes bien, como determinante histórica, retrasó la conformación del denominado "ser nacional"?

- Somos parte de esa conjunción de identidades. Antes venían de los barcos, hoy proceden de los micros... El tema es el talento político que tenemos que tener los argentinos para que esa fuerza laboral y las ganas de crecer, pueda ser conjugada. Nuestro país tiene una diversidad enorme, pero está profundamente anquilosado. No hay desarrollo. Le doy un ejemplo muy simple: la densidad poblacional de Lanús, en el conurbano bonaerense, es de 10.000 (diez mil) personas por kilómetro cuadrado. En cambio la densidad poblacional de la Argentina, como país, es de 16 (dieciséis) personas por kilómetro cuadrado. El problema de la Argentina es que nos hemos centrado en la Capital Federal y en el primer cordón, y nos olvidamos que tenemos que funcionar como una Nación. El desafío es ir provincia por provincia, juntar a toda la Nación, tanto la mano de obra especializada como la mano de obra común, y desde ahí orientar los flujos migratorios para que cada uno pueda encontrar su futuro en alguna provincia de la Argentina. Pensamos que el desarrollo es posible en forma pareja y normal.

PUERTAS BIOMETRICAS

- ¿Podría resumirnos alguna de las medidas de control migratorio más efectivas?

- El control migratorio del país funciona online bajo el Sistema Integral de Captura Migratoria (Sicam). En el confluyen, entre otros mecanismos, el Protocolo 124-7 (control migratorio conectado a Interpol Internacional con sede en Lyon, Francia), el cual cuenta con todos los registros globales de restricciones. Otro aspecto tecnológico que integra el Sicam, está conformado por API (Información Anticipada de Pasajeros). Finalmente, se destaca la incorporación de puertas biométricas, en el Aeropuerto Internacional de Ezeiza. Si yo sé que Usted no tiene ningún problema con la ANMaC (Agencia Nacional de Materiales Controlados, antes denominada Renar (Registro Nacional de Armas de la República Argentina); el Renaper (Registro Nacional de las Personas); o el Registro Nacional de Reincidencia, para qué lo voy a parar en el aeropuerto. Usted viene con su pasaporte, pone el pulgar, le leen el rostro y pasa a buscar su valija, o sale del país, sin ningún problema. La identidad la tenemos cada uno en nosotros mismos. Lo que hace el Estado es tomar algunos parámetros de esa identidad, y volcarla en un papel. Si yo puedo leer la cara de tal persona, y vincular ese rostro con sus datos y récord criminal, voy a saber perfectamente que no tiene ningún problema. Esto lo pensamos hacer en zonas de frontera. Vamos a ir allí antes de Semana Santa con sistemas electrónicos, para que no haya más excusas. En la Argentina, las personas tienen que entrar y salir del territorio por los pasos habilitados.

ESPECULACIONES

- Algunas voces críticas señalan que las iniciativas adoptadas de la Dirección Nacional de Migraciones afectan a los extranjeros, o hasta revisten carácter "xenófobo".

- Hay que explicarle a la gente que la Argentina, ha radicado en tres años 660.000 personas, de las cuales por lo menos el 85% corresponde al bloque del Mercosur. Ahí se acaban todas las especulaciones. Lo que hay que hacer es compartir información. No podemos ser abiertos sin contar con la debida información que proteja a las personas (ciudadanos argentinos). Uno puede generar oportunidades y también miradas a la circulación libre, pero tenemos que tener buena información, y un sistema restrictivo muy ágil.