En la senda de la gran Sofía Loren

La actriz, y su colega Geppy Gleijeses, encabezan la puesta de la obra de Eduardo de Filippo que se despide hoy en el Coliseo. Destaca la importancia de este texto en el reconocimiento de los hijos naturales.

  

Se llama Mariangela D"Abraccio y es una importante actriz italiana de teatro que llegó a Buenos Aires, junto a Geppy Gleijeses, para presentar "Filumena Marturano", dirigida por Liliana Cavani. Se trata de un clásico del teatro popular de Eduardo de Filippo, que hace casi setenta años se representa en el mundo con notable éxito.

Alta, simpática, muy arreglada y con un tipo que la acerca a la diva italiana Sofía Loren, que interpretara a la heroína de De Filippo en cine ("Matrimonio a la italiana"), D"Abraccio recibe a La Prensa en un elegante hotel céntrico. "Somos una familia de artistas -dirá-. Siempre quise ser actriz, pero de los seis a los dieciocho años me formé en la danza clásica y actué en el Ballet de Roma; también con un grupo de música pop. Pero el teatro era mi verdadera vocación y pasé por Fersen, el Actors Studio de Roma, y estudié con figuras como Peter Brook y Bruce Myers, uno de sus actores preferidos".

El arte no es una casualidad en la vida de la actriz: su padre es primer concertino en la Orquesta del Teatro San Carlo de Nápoles; su madre, directora, y su abuela, pintora.
"Mi relación con los De Filippo es de largo tiempo. Debuté dirigida por Eduardo De Filippo y aprendí mucho con él", comparte. Consultada sobre si un actor nace o se hace, Mariangela afirma que ""se pueden aprender técnicas, incorporar conocimientos, pero la urgencia de actuar, la necesidad íntima surge muy profundamente y no se enseña".

HIJOS NATURALES
"Esta obra de De Filippo no sólo tiene una escritura perfecta técnicamente sino que además su protagonista se destaca sobremanera -admite la artista-. Es una mujer de la clase baja que pide respeto a los que están arriba. Una mujer que reclama justicia, mejores posibilidades, más allá de su condición".
En la pieza, Filomena ha sido prostituta para mantener a sus hijos. Tuvo una larga relación con un bon vivant, hijo de un pastelero, amante de las fiestas y los caballos, y en un momento dado, dentro de una situación muy particular, le pide a Doménico que se case con ella, que uno de sus tres hijos es de él, aunque se niega a decirle cuál.

En este punto, D"Abraccio destaca la importancia que tuvo la obra estrenada en 1946 en el reconocimiento de los hijos naturales. "Eduardo De Filippo, el autor, fue hijo natural, y de ahí surge parte de la fuerza de "Filumena Marturano". Posteriormente, y gracias a la popularidad y discusiones que abrió la obra, se reconocieron los derechos de los hijos naturales jurídicamente y dejaron de ser anotados como NN en el Registro Familiar", alecciona.

COMO EN EL CINE
Sobre el final, la actriz se refiere a la dirección de Liliana Cavani, la creadora de "Portero de noche" y "Más allá del bien y del mal". "Es una directora formidable y respetó la esencia de la obra, el texto del autor, aunque el comienzo muestra como novedad el cuarto de Filomena, que no figura descripto en la obra y es una suerte de cuarto de criada, un "cuarto de plancha", muy pobre, donde la arrincona Doménico. Por el contrario, el original comienza en la sala principal".
Además, agrega, "la obra se desarrolla como una película, en una sola toma, no está dividida en dos partes. El público la recibe extraordinariamente bien porque hay una concentración de la emoción y la tensión", celebra. "Estoy muy orgullosa de interpretar "Filumena Marturano", una obra que es para los italianos como un pariente cercano. Ya la había interpretado siendo adolescente, como actriz en un pequeño papel. Filomena es una persona que se terminan amando, es más que un personaje. Es un viaje a nuestro imaginario italiano".