La leyenda del Toro Salvaje de las Pampas

Se cumplieron 95 años del capítulo inicial de la gloriosa historia del boxeo nacional. El 14 de septiembre de 1923 Luis Angel Firpo perdió por nocaut con Jack Dempsey en una pelea brutal en Nueva York. El argentino tiró a su rival fuera del ring, pero el campeón, ayudado por la lenta cuenta del árbitro, pudo regresar y ganar la primera Pelea del Siglo.

La sirena del antiguo edificio de La Prensa, sobre la Avenida de Mayo, sonaba alertando a los porteños de que algo realmente importante estaba sucediendo. El penetrante y algo molesto ruido era un clásico en las primeras décadas de la centuria pasada. Y ese 14 de septiembre de 1923, Buenos Aires estaba pendiente de los que pasaba del otro lado del Atlántico. En Nueva York se desarrollaba la Pelea del Siglo -la primera en recibir tal denominación- y Luis Angel Firpo estaba cara a cara con el estadounidense Jack Dempsey en un combate por el título mundial de todos los pesos.

Dempsey, una venerada estrella del boxeo, acababa de volar fuera del ring por la potencia de los puños del argentino. El campeón parecía vencido. En Buenos Aires la transmisión radial se interrumpió por unos minutos y cuando se restableció las noticias no eran las esperadas: el título seguía en manos del norteamericano.

“En el primer round yo lo había tirado siete veces. ¡Siete veces! Pero él, a su vez, me había doblado las rodillas con el primer derechazo que me metió, apenas empezaba la pelea. Y después, cuando faltarían unos 20 segundos para terminar el round, hizo el desastre”, le contó muchos años después Dempsey a la revista El Gráfico.

El “desastre” al que se refería el Matador de Manassa llegó cuando él bajó al guardia, tal vez buscando un respiro en el final del asalto. Firpo, apodado El Toro Salvaje de las Pampas por el periodista Damon Ruyon, lo arrinconó contra las cuerdas y metió un derechazo inapelable, tremendo… Dempsey voló hacia atrás y desapareció del ring. Cayó sobre uno de los jurados, Kid Mc Parland. El árbitro Jack Gallacher contó muy lentamente, casi de compromiso, mientras el campeón regresaba ayudado por Mc Parland y por el periodista Eddie Neil, de la agencia de noticias Associated Press (AP).

Tardó mucho más de diez segundos en volver, aunque la única filmación existente de esa polémica noche -curiosamente adquirida y conservada por el propio monarca de los pesos pesados-, ha sido editada y lo muestra inmediatamente repuesto. Por unos instantes, Firpo fue campeón del mundo, pero Gallacher -amigo de Jack Kearns, mánager de Dempsey- le dio la oportunidad al estadounidense de reaparecer en escena justo a tiempo para que escuchara la campanada que daba por finalizado el round inicial.

“En qué round me puso nocaut”, le preguntó un aturdido Dempsey a Kearns mientras en su rincón trataban de ponerlo en condiciones para que afrontara el segundo capítulo del combate. “¡Imbécil! ¡Todavía estás de pie y vas ganando! ¡Y si no te cuidas un poco, ese tipo te va a arrancar la cabeza! Levanta la guardia o te mata…”.

La segunda vuelta duró un suspiro. Y fue un suplicio para el argentino nacido el 11 de octubre de 1894. Dempsey derribó a Firpo otras dos veces. En la primera, El Toro Salvaje de las Pampas logró levantarse a la cuenta de dos; la última escuchó a Gallacher llegar hasta diez con una velocidad asombrosamente mayor de la que había utilizado unos minutos antes con el campeón fuera del cuadrilátero. A los 57 segundos del round, decretó el triunfo del Matador de Manassa por nocaut.

Unas horas antes, el médico William H. Walker había intentado impedir la realización de la Pelea del Siglo: Firpo tenía una fractura en el húmero derecho. El argentino no había llegado a su gran oportunidad mundialista para rendirse tan fácilmente. Lo esperaba una bolsa de 156 mil dólares (Dempsey obtuvo más del doble) y no dudó: “No importa, peleo igual”.

Dolorido pero con la bravura que lo había llevado a acumular un invicto de diez presentaciones antes de ese duelo del 14 de septiembre de 1923, el juninense fue en busca de la gloria contra uno de los púgiles más respetados de su tiempo. Lo sacó del ring, pero terminó perdiendo. Los 80 mil espectadores que colmaban el Polo Grounds de Nueva York apenas recobraban la respiración luego de una pelea brutal. Firpo, de 28 años y 87,315 kilogramos de peso, y Dempsey, de la misma edad y 98,201 kilos, habían paralizado al mundo durante menos de cuatro minutos. El tiempo justo y necesario para una leyenda que cumplió 95 años y que marcó la primera gran página de la gloriosa historia del boxeo nacional.