Tras los pasos de Victoria Ocampo

Eleonora Wexler encarna a la escritora en un filme sobre su relación con el Premio Nobel bengalí Rabindranath Tagore. Es su segunda película a las órdenes del director Pablo César y admite que le permitió descubrir una cultura completamente diferente. Extraña el viejo estilo artesanal de hacer televisión.

Eleonora Wexler deja por un momento los apasionados romances televisivos para llevar su seducción al cine. Es que está a punto de estrenar, este jueves, una nueva película, `Pensando en él', donde interpreta a Victoria Ocampo en su romance espiritual con el poeta bengalí Rabindranath Tagore. Una historia real que el director Pablo César (`Orillas', `Sangre') narra bajo el tradicional sistema fílmico de 35 milímetros.

Con el apoyo de la Embajada de la India en Buenos Aires, que sirvió como lugar de encuentro con La Prensa, la protagonista no dejó tema sin tocar, haciendo hincapié en lo difícil que son las escenas de violencia y sexo, y cómo atraviesa este renacer de la ficción argentina.

-Este regreso al cine se da con una película que la saca de un lugar de confort.

-La verdad que sí. No es una película comercial, pero tiene una poética inmensa que fue lo que me motivó a realizarla. Yo había trabajado con Pablo César en el filme `Fuego gris', en 1993, con música de Spinetta. Tenía el mejor de los recuerdos y cuando me acercó este proyecto, lo leí y me pareció hermoso. Después, en el momento del rodaje, me entusiasmó más aún por el estilo en que se estaba filmando y por haber conocido al actor indio Víctor Banerjee. Fue un trabajo fascinante.

-La película gira en torno a un libro que escribió Tagore y que une dos épocas.

-Sí, se muestra el presente y el pasado. Mi parte es la vida de Victoria Ocampo en el momento de su encuentro con Rabindranath en 1924. Esta cuestión con la India, la fusión de las dos culturas e indagar en una literatura distinta, me abrió mucho la cabeza. Fue un desafío ponerme en el papel de tamaña escritora.

DESDE ADENTRO

-¿Tuvo que leer e investigar mucho?

-Leí todo sobre ella, busqué mucha información. Cuando uno representa a estos personajes que marcaron la historia se tiene que involucrar de lleno, leer y estudiar para llegar a lo más cerca de esa realidad. Conocí los lugares donde ella vivió, fui muchas veces a la Villa Ocampo y vi muchas filmaciones y fotos inéditas que me mostraron sus familiares.

-¿Qué le dejó ser Victoria Ocampo?

-Rescato la parte más sensible de Victoria, su amor platónico por Rabindranath, no tan físico pero sí de mucha admiración. Lo que le cambia la vida encontrarse con este gran hombre. Fue una mujer con una impronta política muy fuerte, peleadora por los derechos de la mujer.

-¿Tuvo la posibilidad de conocer India?

-Sí, fuimos el año pasado junto al director por el Festival de Goa. No conocía pero siempre estaba en mis planes ir. Tengo que agradecerle a Quique Estevanez que me dejó viajar estando en plena grabación de `Golpe al corazón'. Me di todas las vacunas y conocí otro mundo, totalmente distinto al Occidental.

-¿Qué le impactó?

-Es otra historia. El transito está plagado de motos-taxi. Eso me generaba mucho estrés. Es increíble cómo no hay un choque por minuto. Tienen una dinámica envidiable. En los caminos aparecen vacas. Nada que ver con ciudades cosmopolitas como Buenos Aires. Son esos viajes que te abren la cabeza y te dejan con ganas de conocer más países asiáticos, a los cuales hay que tomar como ejemplo de muchas situaciones.

LA CRITICA

-Volviendo a la película, ¿atiende las críticas o le da lo mismo?

-No le tengo miedo a la crítica, pero me parece que le hace mal a nuestro cine cuando un periodista destroza una película. No estamos en Estados Unidos, donde se filman tantas películas como directores hay en actividad. Acá, a un director le puede llevar seis años terminar un filme, y que un diario lo califique como malo perjudica y hace daño. Puede no gustarte, pero hay matices para decir que algo no es bueno.

-Trabajó en `Mesa de noticias', `Alta comedia', y en muchas telenovelas. ¿Extraña algo de aquella forma de trabajo?

-Era otra televisión, pero uno se adapta. Tengo el recuerdo de una televisión más artesanal, con otros tiempos, sin padecer el minuto a minuto del rating. También lo que destruyó a la televisión fue el costumbrismo. Pero ahora se está recuperando, como pasa con `100 días para enamorarse'. Cuando aparecen series que generan un total interés, la ficción de la tele deja de teclear. `El marginal' logra algo parecido. Ahí se maneja el detalle y la tranquilidad de quien hace las cosas sabiendo lo que están haciendo.

-Supo ser una villana muy mala. ¿Qué rol prefiere?

-La villana queda grabada. Carina Zampini y yo somos íconos de la maldad en las telenovelas argentinas. La villana es el mejor papel porque te da impunidad. Podés hacer cualquier cosa y está todo bien. Y si encima tenés un buen equipo creativo, tu personaje se eleva. En `Valientes' tenía dos productores que le daban vuelo a mi personaje. A Mariano Martínez lo ahogué, le hice la vida imposible. Lo tenía atado a una reposera estando ciego, lo tiré al agua. Fui una villana en serio.

-¿Fue usted entonces la que casi lo deja sordo? (NdR: el actor confesó recientemente que una colega lo maltrató por no acceder a ciertos requerimientos personales)

-Pobrecito, lo adoro a Mariano. Igual, lo voy a llamar para ver si fui yo la que le pegó tanto, no me acuerdo. Es muy delgado el límite de las escenas violentas, son difíciles. Me ha pasado que alguna vez a alguien se le haya escapado una patada. A mí esas escenas me dan miedo. De cualquier modo, tenés un equipo que te contiene, pero son riesgosas. En `Vecinos en guerra' me fisuré unas costillas por hacerme la acróbata. Si hasta una vez incluí una llave de Jiu-jitsu (un arte marcial japonés).