LOS SINDICATOS, LOS POLITICOS Y LOS EMPRESARIOS PREBENDARIOS HUNDIERON AL PAIS, ASEGURA JOSE LUIS ESPERT

"Me desilusiona el populismo de Macri"

El modelo de sustitución de importaciones y un Estado gigantesco llevaron a la decadencia, analiza el economista en su libro "La Argentina devorada". Urge la apertura comercial. Deben aprovecharse las ventajas comparativas del agro. "Este gobierno es kirchnerismo de buenos modales", advierte.

Escribir un libro demanda trabajo. Escribir un libro donde se vuelcan las ideas personales sobre economía y política resulta aún más arduo. Pero escribir un libro donde se plasman las ideas político-económicas propias acerca de lo que le ha ocurrido a la Argentina en las últimas décadas y sobre el camino que debería seguirse para abandonar la decadencia, puede convertirse en un esfuerzo titánico.

En esta aventura se embarcó el economista José Luis Espert, autor de La Argentina devorada, su ópera prima en la cual analiza las razones del derrumbe económico, cuestiona la tibieza de la gestión Macri, sugiere la implementación del libre comercio como única vía para el desarrollo y advierte que, de no mediar un cambio sustancial en el país, esta realidad de estancamiento y pobreza puede transformarse en un escenario permanente.

-En su libro identifica tres factores que perjudican a la Argentina: políticos, sindicalistas y empresarios prebendarios. ¿Cree que alguna vez se desarmará esta tríada?

-Para contextualizar la respuesta quiero ir un poco atrás en el tiempo. Argentina tiene una decadencia de siete décadas. En el ranking mundial de ingresos per cápita, el indicador más soft que muestra la prosperidad y progreso de un país a lo largo del tiempo, Argentina pierde lugar permanentemente. Y esa caída es tendencial, no ha parado nunca.

-¿Cuándo comenzó ese proceso?

-Argentina arrancó con su decadencia a mediados del siglo XX, en la década del "40. A los 30 años de iniciado el proceso, en la mitad de los "70, Argentina ingresó al club de los países con pobreza alta. Tenemos un 30% de pobreza desde el Rodrigazo. La pobreza se mantiene en este promedio desde esa época. A mediados de los "90 Argentina empezó a tener un problema tímido, que ahora es grave, con la droga. El estigma que aparece después de esto es la inseguridad. Esto arranca como una pérdida en la tabla de posiciones, pero cuidado que tiene una connotación mucho más fuerte a partir de la indigencia y la inseguridad. La decadencia cuesta sangre, y sangre literalmente.

-¿Qué causa esta decadencia?

-Económicamente hablando hay dos vías maestras: tener como proyecto de país la sustitución de importaciones, y que el tamaño del Estado sea gigantesco y deficitario.

-¿Quiénes son los ganadores de este modelo decadente?

-Las tres corporaciones que denuncio en el libro. La corporación empresaria prebendaria que lucra con la obra pública; los sindicados y los políticos. Los empresarios cobran las cosas más caras, los sindicatos no tienen problema que la gente cobre miserias porque pagan su cuota sindical, y los políticos no tienen pudor en aumentar los impuestos a la gente para financiar al Estado. Es un sistema de explotación, no al estilo marxista, pero con tres corporaciones que asfixian a la sociedad.

-¿Cómo se cambia esto?

-No hay ningún argumento por el cual Argentina no pueda cambiar y salir de esta decadencia. Los países que cambian y comienzan a ser prósperos son países que no eran nada hace 20 años. Por ejemplo, el caso de Perú y colombia. Chile lo viene haciendo hace 40 años. Hacen cosas más sensatas, pero a nosotros las balas no nos entran. O se espera medio siglo para que la sociedad sea reeducada con otro patrón o este país pare una nueva elite gobernante de políticos, empresarios, intelectuales, economistas, y el cambio viene de arriba.

-No será sencillo desenraizar este esquema.

-Esto ya funciona como un sistema monolítico cerrado y aceitado, con tentáculos extendidos. Es un mecanismo de relojería para el mal. El ataque a esta tríada tiene que ser muy frontal. Es un sistema que no se romperá por dentro, porque el esquema es sistémico. Funcionan las tres partes en una sintonía total y perfecta. Hay una cuarta pata, que son los piqueteros. Si hoy tuviera que escribir el libro, agregaría a este grupo beneficiado con la Ley de Emergencia.

APERTURA COMERCIAL

-En el libro sugiere que Argentina debe hacerse fuerte desde lo económico en sus ventajas comparativas, por ejemplo en el sector agropecuario. ¿Cómo hace un país para diversificar su producción, desarrollarse y no quedar pegado al escenario ventajoso inicial?

-Al revés de lo que hace Argentina, que desprecia su ventaja comparativa, ningún país que arranca poniendo sus incentivos allí se dedica luego sólo a esa actividad. Uno arranca poniéndole fin a los aranceles a las exportaciones, empieza a competir, pero un día el boom agropecuario es tan gigantesco que ya empieza a producir y desarrollar la cadena de valor y la industria del software para la maquinaria agrícola.

-¿Nadie quiere asumir el costo social y político de la reconversión?

-No sé si habría tanto costo social permanente. Tal vez sea algo transitorio hasta que la gente que sabe armar autos sepa fabricar cosechadoras. Pero si hablamos de cosechadoras, el valor agregado de fabricarlas es mucho mayor que el de armar autos. A la larga es mucho mejor.

-¿Lo defrauda el gobierno de Macri en materia de apertura comercial?

-Yo le creí a Macri en el 2015 cuando salió como candidato. El kirchnerismo dijo que se venía el ajuste liberal. El, en cambio, se encargó de decir que no era un cambio enorme, que no esperaran grandes cambios. Macri lo anunció. Me desilusionó lo populista que es Macri. La punta de lanza es la ley de Emergencia social que le da plata a los piqueteros, y la tenemos a instancia de este gobierno. Es kirchnerismo de buenos modales.

-En materia de complementariedad, ¿China ocupa hoy el lugar que tuvo Gran Bretaña para nuestro país en el Siglo XIX?

-Era un mundo muy diferente. Había pocos países importantes. La Argentina de aquella época era par de Inglaterra. Yo desearía una Argentina más pro occidente.

-¿Lo mejor que le puede pasar a una economía reducida es la apertura total, como sugiere en su libro?

-La apertura total representa una ganancia del ciento por ciento. Argentina despreció el ALCA aquella vez que a Bush (George, presidente de los Estados Unidos) le mojamos la oreja. ¿Quién fue el gran beneficiario del NAFTA? México, la economía más chica de las tres -las otras son Estados Unidos y Canadá- que recibió inversiones y tuvo generación de empleo. Teníamos todo para ganar, pero una vez más se impuso la estupidez argentina.

-¿Qué otras cosas brindaría la apertura?

-Argentina no podría haber hecho barbaridades como confiscar los depósitos bancarios o defaultear la deuda si hubiera estado abierta al mundo de verdad. Cuando uno comercia con el mundo en general, también importa cultura y buenas costumbres.

EMPLEO

-Los "90 fueron el período de mayor apertura desde el siglo XIX. ¿Por qué no tuvo el efecto positivo sobre el empleo?

-Porque de manera deliberada ese sistema de tres corporaciones se encargó de deformarlo todo. Ha quedado el estigma de que en los "90 hubo una gran apertura y por culpa de eso Argentina terminó hundiendo a la industria, el agro y el petróleo. En realidad no es así. Argentina bajó los aranceles a la importación de una economía de autarquía absoluta de los "80. ¿Eso provocó los desastres? No, fue el atraso del tipo de cambio. Algo parecido a lo que pasa hoy, pero no digo que vaya a terminar igual. Hay puntos de conexión porque Argentina se repite tanto y siempre tiene déficit. Hoy estamos con un problema de atraso porque financiamos déficit con deuda externa y eso genera atraso cambiario. Argentina hizo una pésima apertura porque con el único país que la realizó fue con Brasil, que es una economía complementaria.

-¿Cómo debería ser?

-El comercio funciona bien con sexos opuestos. Se trata de seducir y ganar. Cuanto más opuesto se es, más puede funcionar la relación. Por eso con Brasil no funciona y hay que hacer un acuerdo automotriz para que el sector avance en su relación comercial. Todo el comercio entre los dos está administrado.

-¿La actual presión impositiva aleja la inversión?

-No tengo dudas. Con esta presión impositiva no se puede. En mi libro hablo de la Argentina devorada por las dos vías maestras. Si no tenemos un Estado que sea pagable, podrá haber recuperaciones temporales de la economía, que luego se extinguirán de manera inexorable. Ahora no hay chances de sostener por muchos años una tasa de crecimiento.

-¿Estamos enfrentando el triángulo del rebote y nueva caída de la economía en el mediano plazo?

-Sí, no tengo dudas. En el mejor de los casos tendremos un rebote. En el mejor de los casos, Macri logrará este rebote de la economía este año, y en el peor de los casos seguiremos así como estamos.