Crónicas de alto vuelo de un poeta sin igual

Una experiencia del mundo

Por César Vallejo
Excursiones. 130 páginas

Refugio de escritores que a duras penas lograban ganarse la vida con la producción de su pluma, la crónica periodística ha sido desde siempre un género trajinado por artistas célebres. Lo fue, sobre todo, en aquellos tiempos en que no existía la inmediatez de los canales electrónicos y un texto llegado desde Europa podía significar, para revistas y diarios de América latina, un aporte invaluable.

En esa fila de periodistas hechos a la fuerza se enroló también el poeta peruano César Vallejo, quien desde su residencia en París fue durante las primeras décadas del siglo XX una usina permanente de relatos para las revistas de su país, algunos de los cuales se reúnen ahora en Una experiencia del mundo.

Pero Vallejo no sólo utilizó al periodismo con un fin económico -pasó parte de sus 46 años de vida pugnando por una beca que nunca llegó-, sino que lo transformó en una trinchera desde la cual defendió su ideal comunista. Sus relatos parisinos se ensañaron contra los ricos empresarios, como así también contra las modas y algunos adelantos de la industria, como el automóvil.

La virtud de la crónica radica en que le saca una foto al presente. Lo inmortaliza. Volver a ellas es tomarle el pulso a la sociedad de entonces, tal y como era, evitando las interpretaciones postreras de los historiadores. Y si el autor tiene buen olfato tal vez logre anticipar el rumbo que tomarán las acciones.

Vallejo, sin dudas, lo tuvo. En 1929 contó cómo era la teoría de la guerra total y los bombardeos masivos que estudiaban los aviadores militares, y que se ensayaría recién una década más tarde. Y, tema de plena vigencia, puso el dedo en la llaga de la inmigración y el nacionalismo: "Hay lugares en la gran urbe donde el francés suena en tan corta dosis que se diría una tímida lengua extranjera. Es entonces que el parisién enloquece de cólera y dolor patriótico".