Los argentinos comen peor que hace 20 años

Un libro publicado por el Centro de Estudios sobre Nutrición Infantil (CESNI) revela cómo se modificaron los patrones de alimentación en el país, al compás de los cambios en el estilo de vida, la oferta de alimentos y el tiempo dedicado a la preparación de las comidas.

Practicidad y menor tiempo de preparación parecen ser las premisas que guían en la actualidad a los argentinos a la hora de comprar los alimentos y servirlos a la mesa. Como resultado, la alimentación se ha vuelto monótona y con menor calidad nutricional que hace 20 años. 

"Esta situación puede tener importantes consecuencias en la salud de la población y en el aumento del riesgo de enfermedades crónicas, como la obesidad, la enfermedad cardiovascular, la hipertensión, la diabetes y el cáncer, que son las responsables de la mayor carga de enfermedad y muerte en nuestra población", alertaron desde el Centro de Estudios sobre Nutrición Infantil (CESNI) al presentar el libro "La mesa argentina en las últimas dos décadas. Cambios en el patrón de consumo de alimentos y nutrientes (1996-2013)".

La publicación resume los resultados de una investigación destinada a describir cómo ha cambiado en los últimos 17 años el perfil de compra de alimentos y bebidas y qué impacto representa en la disponibilidad de nutrientes en hogares de diferentes ingresos económicos a partir de la información relevada por el INDEC en las Encuestas de Gastos de los Hogares.

Durante la última mitad del siglo XX, se han producido cambios significativos en los patrones de consumo de alimentos y la Argentina no es ajena a este fenómeno global.

El análisis de la Encuesta Nacional de Gastos de los Hogares desde una perspectiva alimentaria y nutricional ayuda a comprender los profundos cambios que se están produciendo en el patrón alimentario de nuestra población. 

"Tanto por su representatividad nacional, como por la rigurosidad metodológica, esta investigación -la primera en su especie en nuestro país- contribuye a conocer con mayor profundidad cómo es la estructura de la alimentación de los hogares acorde con cada quintil de ingreso, y cómo ha cambiado el consumo de alimentos y bebidas en los últimos 17 años en cada segmento de la sociedad", señalan la licenciada María Elisa Zapata, la bioquímica nutricionista Alicia Rovirosa y el doctor Esteban Carmuega, autores del libro.

"En nuestro país algunos de esos cambios vienen de la mano de políticas públicas, como la ley de enriquecimiento de la harina de trigo o las iniciativas de reducción de grasas trans y sodio. Llama la atención que los cambios sean tan notables en un período relativamente corto en el tiempo, y que probablemente se relacionen con los cambios en el estilo de vida, el menor tiempo destinado a la preparación de alimentos, la mayor disponibilidad de alimentos que requieren menor elaboración, las variaciones en los precios relativos de los alimentos, el impacto de la publicidad en los hábitos de consumo, entre otros factores", enfatizan.

QUE PASO

Según se desprende de la investigación realizada por los especialistas de CESNI, los principales cambios en la alimentación argentina en las últimas dos décadas fueron:

* Entre 1997 y 2013 el consumo de frutas se redujo casi a la mitad (de 155g a 92g/d). La variedad es limitada, ya que 4 frutas (naranja, manzana, banana, mandarina) conforman dos terceras partes de nuestra canasta.

* Si sumamos a los vegetales, sólo llegamos a la mitad del consumo que la Organización Mundial de la Salud recomienda por día (400 gramos), tanto en los hogares de menores como en los de mayores ingresos.

* Se duplicó el consumo de gaseosas, de medio vaso a un vaso por día. El cambio es más acentuado en los hogares de menores ingresos que cuadruplicaron el consumo en dos décadas. Lo mismo para jugos.

* Se cuadruplicó el consumo de comidas listas para consumir en el hogar (pizzas, empanadas, sándwiches, tartas), lo que indica la búsqueda de practicidad.

* Junto con el descenso del consumo de carne vacuna y el consiguiente aumento del consumo de pollo, el cambio más notable es el de los productos cárnicos semielaborados como milanesas, hamburguesas y prefritos, que se triplicaron.

* Se come menos pan, a expensas de un aumento del consumo de galletitas y amasados de pastelería.

* La mesa argentina es pobre en variedad, menos de diez alimentos aportan la mitad de las calorías diarias (panes, aceite de girasol, carne vacuna, azúcar, fideos, arroz, harina de trigo, galletitas dulces y gaseosas). En 17 años se agregaron sólo 2 alimentos al listado: gaseosas y galletitas dulces.

* La ingesta de azúcares libres es mayor al recomendado y aumentó en las últimas dos décadas, por el incremento del consumo de jugos y gaseosas.

* El consumo de sodio se redujo 10%, debido a que se consume menos sal y se redujo el consumo de pan y algunas panaderías redujeron el contenido de sodio en la elaboración de pan

* El consumo de grasas trans se redujo y se encuentra en los niveles recomendados debido a la reducción en el uso de aceite parcialmente hidrogenado por la industria alimentaria.

* El efecto de la fortificación de la harina de trigo es notable, el folato se cuadruplicó y los alimentos elaborados con harina aportan tres cuartas partes del folato que consumen los argentinos, y cerca de la mitad del hierro de la dieta.

* El consumo de calcio está por debajo de la recomendación en los tres periodos de realización de la encuesta y en todos los niveles de ingreso. El consumo de lácteos no alcanza las dos porciones diarias. La leche es el lácteo con mayor descenso, sobre todo en hogares de mayores ingresos.

* La ingesta de vitamina C no cubre la recomendación en ningún quintil de ingreso, a causa del bajo consumo de frutas y vegetales en todos los niveles de ingreso.

BUEN INDICADOR

"Las encuestas de gastos de hogares son una herramienta para conocer la estructura de gastos e ingresos de los hogares y contribuyen al sistema de estadística de un país, pero además nos hablan mucho de la cultura, los hábitos y la disponibilidad de nutrientes en el hogar. Hace más de un año que trabajamos en esta investigación, que comprende a una muestra de más de 20.000 hogares de la Argentina y que entendemos que nos ayuda a comprender la compleja realidad alimentaria de nuestro país", afirma Zapata, investigadora principal de este trabajo.

Por su parte, Carmuega, director del CESNI, comenta: "Es evidente un cambio en la estructura de compra de los alimentos, que es más notorio que los cambios en la ingesta de nutrientes en particular. Es posible que refleje el menor tiempo dedicado a la preparación de alimentos, el mayor trabajo de la mujer fuera del hogar y el impacto de la publicidad y nuevos canales de comercialización que se han dado en nuestra sociedad en las últimas dos décadas". 

En ese sentido, el experto agrega: "El aumento del consumo de azúcares proveniente de gaseosas y jugos debe llamarnos a una reflexión, especialmente en un momento en el cual el exceso de peso afecta a más de la mitad de los argentinos". 

Por otra parte, Rovirosa manifiesta: "La importancia que ha tenido el enriquecimiento de la harina de trigo, que se traduce en un aumento de la ingesta de ácido fólico, que se ha cuadruplicado, responsable de la disminución en más de la mitad del mielomeningocele y otras enfermedades congénitas más severas".

De la misma manera señala Rovirosa que "la disminución de las grasas trans producto del consenso voluntario de la industria, aún antes que la actual ley entrara en vigencia".

COMO SE HIZO

El análisis se realizó utilizando la información de las bases de datos de la Encuesta Nacional de Gastos de los Hogares ENGHo- realizada por el INDEC en 1996-97, 2004-05 y 2012-13. 

La ENGHo se realiza con varios fines estadísticos y no habían sido hasta ahora evaluadas desde el punto de vista nutricional para analizar tendencias de consumo. 

En estas encuestas se registran todos los gastos de los hogares, incluyendo las cantidades de alimentos y bebidas comprados por los integrantes de la familia durante una semana. 

El muestreo es representativo a nivel país, ya que incluye encuestas a más de 20.000 hogares en cada período.