Placeres que llevan al crimen

A la mesa

Por Ingrid Noll
Circe. 224 páginas

A tono con su título, la comida es la auténtica protagonista de esta peculiar novela policial de la veterana escritora alemana Ingrid Noll. La comida como necesidad humana, fuente de placer, medio de seducción y, también, incentivo para el crimen.

Nelly, la narradora en primera persona de la historia, es una madre soltera con dos hijos que, en virtud de sus cualidades culinarias, decide casi por azar poner un restaurante clandestino en su casa para llegar mejor a fin de mes. Pronto el emprendimiento resulta exitoso (la comida es buena y barata), y consigue atraer a una veintena de comensales de extracciones diversas. Pronto también las debilidades de cada uno de ellos irán aflorando en torno a esa mesa acogedora y económica.

No conviene agregar más, a pesar de que el resto de la historia no siga los cánones del enigma policial clásico. Sólo corresponde saber que habrá celos, rivalidades entre mujeres, y un par de crímenes más o menos buscados con sus debidas secuelas sobre los responsables. Pero todo contado en un tono liviano, de general buen humor, con divertidos personajes secundarios (los hijos de Nelly, el anciano bonachón apodado "el capitán", la amiga de habla remilgada de la protagonista) que convierten al libro de

Noll en una suerte de "comedia policial" más que en un ejemplo del género negro al que la suele vincular la prensa especializada. El punto débil de esta simpática variante aparece en lo inverosímiles de ciertas situaciones decisivas de la trama.

Noll, cuyo nombre real es Ingrid Gullatz, nació en Shanghai, China, en 1935. Es una escritora tardía: publicó su primer libro a los 55 años. Varias de sus numerosas novelas fueron llevadas al cine o a la televisión.