La madre de Julieta Mena pide "cárcel de por vida" para el novio de su hija acusado del crimen

Marcela Morera concurrió a declarar como testigo en la fiscalía y afirmó que el acusado del crimen de su hija, Marcos Mansilla, debe ir "a la cárcel de por vida".

Marcela Morera, madre de la joven asesinada a golpes en Ramos Mejía, concurrió a declarar como testigo en la fiscalía y afirmó que el acusado del crimen de su hija, Marcos Mansilla, debe ir "a la cárcel de por vida".

"Este asesino tiene que pagar por lo que hizo", sostuvo la mujer en declaraciones a la prensa antes de ingresar a la fiscalía y admitió que su hija, Julieta Mena, "no escuchaba" las advertencias de la familia sobre Mansilla porque "estaba enamorada, estaba ciega".

Por su parte, Julio Torrada, abogado de la familia Mena, trató de desacreditar las coartadas de Mansilla en la declaración indagatoria al señalar que "no pudo explicar cómo Julieta estaba en su casa siendo que ella no tenía la llave, por qué estaba vestida bajo la ducha". 

"Tampoco pudo explicar por qué (él) salió corriendo y no denunció, por qué tenía ambos puños hinchados y lastimados, que son lesiones compatibles con la golpiza que sufrió Julieta", enunció el letrado y concluyó que la declaración de Mansilla "fue una cadena interminable de contradicciones".

Además, Torrada adelantó que propondrán a la Fiscalía que cite a declarar "a otros vecinos que esa noche llamaron al 911 porque había una discusión acalorada y de elevado tono", así como "acercar denuncias (contra Mansilla) por violencia de género con parejas anteriores" a Julieta.

Mansilla, de 27 años, negó ayer haber cometido el crimen y dijo que cuando llegó a su casa encontró a Julieta muerta por lo cual salió corriendo. El fiscal de La Matanza Carlos Adrián Arribas pidió que el joven quede detenido por el delito de "homicidio doblemente agravado por el vínculo y por violencia de género".

Julieta, de 23 años, fue asesinada a golpes y su cuerpo fue hallado el domingo a la madrugada en una vivienda ubicada en la calle Pasco al 200 de Ramos Mejía, donde su novio vivía en una casa en el fondo del mismo predio, junto a su hermana y el marido.

La autopsia reveló que la joven murió por los golpes que recibió en diferentes partes del cuerpo, que le provocaron el estallido del hígado y los riñones.