La Organización Panamericana de la Salud alertó sobre un mayor consumo de alimentos industrializados y bebidas azucaradas en la región

Comidas rápidas y gaseosas: la peor dieta

El crecimiento de este tipo de ingesta se da en varios países latinoamericanos, incluido Argentina. Especialistas consultados señalan que una vida más sedentaria atenta también contra la salud. Recomiendan una dieta variada y a no descuidar el placer y la pausa al momento de comer.

Un reciente informe de la Organización Panamericana de la Salud (OPS) alertó que la venta de alimentos procesados industrialmente, incluyendo comida rápida y bebidas azucaradas creció de gran manera en América Latina en el último tiempo.

Esta tendencia (ver recuadro) se da en varios países de la región, incluida la Argentina. El organismo afirmó que ese incremento se relaciona fuertemente con el aumento del peso corporal promedio, lo que indica que estos productos son un importante motor en el crecimiento de las tasas de sobrepeso y obesidad en la región.

"Los alimentos ultra procesados y la comida rápida representan una parte cada vez mayor de lo que las personas comen y beben en América Latina, con resultados muy negativos"", afirmó Enrique Jacoby, asesor sobre Nutrición y Actividad Física de la OPS/OMS.

A partir de estos datos cabe entonces preguntar ¿De que manera nos estamos alimentando? ¿Cuáles son los riesgos de comer este tipo de alimentos en exceso?

La médica especialista en nutrición Mónica Katz señala a La Prensa que este fenómeno puede mirarse como una paradoja. "Por un lado, terminando el período estipulado por la OPS, la FAO y la OMS como objetivos del milenio, hemos logrado disminuir a la mitad el hambre en Latinoamérica y mucho mas aún en la Argentina".

"Por el otro, -continúa la profesional que es directora de posgrados en nutrición de la Universidad Favaloro- dado que existe una disponibilidad calórica de cerca de 3000 calorías por día en la región y casi 4000 en el país, esto implica una doble carga sanitaria. Por un lado tenemos el desafío de enfrentar la desnutrición, malnutrición o hambre oculta, es decir la carencia de micronutrientes, como minerales y vitaminas, y por el otro la obesidad".

EL SEDENTARISMO
Katz indica que el exceso de calorías genera obesidad sobre todo porque padecemos "un sedentarismo casi obligado por la larga jornada laboral, la criminalidad que nos lleva a estar más en casa, la tecnología y horas de pantalla y la competencia de la industria del entretenimiento con las horas de ocio activo: vemos mas fútbol del que practicamos".

¿Cómo nos ubicamos los argentinos en cuanto a los hábitos de alimentación? Katz responde que estamos en un punto medio a nivel global. "Los mejores son los que sostienen el patrón mediterráneo, de dieta variada, como Francia, Japón. De la otra vereda, en los peores lugares están Estados Unidos, Inglaterra y México. Lo peor de nuestro patrón es que comemos pocas frutas y verduras y solemos comer más o menos lo mismo, hay una monotonía, no una comida variada".

Junto a lo que comemos hoy también se plantea cómo comemos. En ciudades como Buenos Aires donde el ritmo de vida suele ser frenético, queda cada vez menos tiempo para comer tranquilos en horario laboral.

Katz opina que es importante volver a tomar una pausa para comer. "España con su siesta religiosamente respetada, Francia con su cultura del goce y placer asociados a comer y Japón con el respeto a la ceremonia y a las estaciones y lo que ellas ofrecen son ejemplos de que tomarse tiempo para elegir, preparar y comer son esenciales para estar saludables".

¿Estos malos hábitos también se trasladan a los chicos? Contesta Katz: "los chicos son resultado de sus padres y de la cultura. Si queremos tener chicos saludables debemos preguntarnos todos, padres, abuelos, docentes, medios, comunicadores, ¿Que les mostramos? ¿Que ven de nosotros? Eso serán y eso harán! Hay una enorme posibilidad de tener mejores perfiles de estilo de vida si comenzamos ya mismo pequeños cambios en el mundo adulto".

PATRON SALUDABLE
La especialista dice que siempre estamos a tiempo de empezar a alimentarnos mejor. Para ello hay que tener en cuenta algunas cuestiones.
"Tenemos que entender que una alimentación saludable es una alimentación completa, es decir que debe incluir todos los grupos de alimentos, (no excluir harinas o proteínas). También debe ser suficiente de acuerdo a la edad, la actividad física y el trabajo que realizamos".

Katz hace hincapié también en consumir una dieta variada y placentera. "El placer no es un extra sino que es el eje de las decisiones de alimentos y bebidas. Mucho de los efectos que hoy padecemos derivan de desconocer el placer a la hora de regular, prescribir o recomendar. Todo alimento debe ser parte de un patrón saludable, solo es cuestión de proporciones y porciones".

La nutricionista además valora que la comida sea compartida. Sentarse con la familia o amigos a comer en la mesa ayuda a un contacto placentero con el alimento que hace bien."Es importante -continúa- tener hábitos sostenibles en el tiempo, importa la dieta total, el patrón, no un alimento o una comida aislados".

En esta era de fuerte contaminación ambiental Katz destaca que es importante tener en cuenta que la alimentación contemple el tema de la sustentabilidad.
Otro patrón fundamental a llevar adelante es la actividad física. "Castigamos el movimiento, cobramos casi todo lo asociado con movernos", resalta Katz.

"Debemos incentivarlo -agrega-, premiarlo, eliminar las barreras, diseñar espacios para todos, principalmente en barrios carenciados con alta criminalidad".

También es necesario "educar sobre la percepción de emociones -que siento- y las percepciones -es hambre o aburrimiento o ansiedad- desde chicos. La vida no es mas que la suma de las decisiones que tomamos sobre aquellas cosas sobre las que tenemos cierto grado de control".

OFERTA EXCESIVA
Desde la Fundación Cardiológica Argentina señalan que los productos y bebidas ultra-procesados son formulaciones listas para comer o beber. Se basan en sustancias refinadas, con una cuidadosa combinación de azúcar, sal y grasa y varios aditivos, según explica la OPS/OMS e incluyen bebidas azucaradas - gaseosas, jugos y energizantes-, snacks -dulces y salados- y "comidas rápidas". Estos productos son causantes de obesidad, diabetes, enfermedades cardiovasculares y algunos tipos de cáncer.

El ritmo de vida actual, y la lamentable oferta y disponibilidad excesiva sumado a los relativos bajos costos y practicidad, ha ido desplazando la alimentación saludable por bebidas y comidas ultraprocesadas; que se destacan por una elevada densidad calórica, más azúcar, grasas saturadas y sodio y contienen menos fibra dietética, minerales y vitaminas.