Crítica: Celina Murga en "La tercera orilla" describe un interesante drama rural

Otras relaciones peligrosas

Drama casi rural por la fuerza desatada, "La tercera orilla" es la nueva película de Celina Murga, que con "Una semana solos" nos introdujo en el mundo de la infancia y la adolescencia, mientras que en ésta vuelve al microcosmos provinciano de "Ana y los otros".

"La tercera orilla". Coproducida entre Argentina, Alemania y Holanda, 2014. Dirección: Celina Murga. Guión: Celina Murga y Gabriel Medina. Fotografía: Diego Poleri. Actores: Alián Devetac, Daniel Veronese, Gaby Ferrero e Irina Metzel. Presenta: DCA. Duración: 92 minutos. Calificación: Para mayores de 13 años. 

En el patio de una casa de Concepción del Uruguay, Entre Ríos, unos chicos juegan en una casa. El mayor es Nicolás (Alián Devetac) parece ser el guardián de los más pequeños. Llama la atención sus silencios, su mirada inquisidora, su condición de testigo. A través de él el espectador va visualizando los hechos que vendrán después. La atención para con la hermana Andrea (Irina Wetzel), el seguimiento de Jorge (Daniel Veronese), el padre. Ese pater familiae, autoritario, serio, que maneja a la mujer, a los chicos, lo que se hará, o lo que se hizo. 

Nicolás parece acumular tensión, quién sabe si miedo, o rabia ante esa fuerza masculina a la que él deberá tratar de imitar o rendirse. ¿Por qué lo observa escondido cuando recorre solo la casa?. Qué es lo que quiere, tapado por los muebles, sin que lo alcance su mandato o sus órdenes. Y por qué la madre Nilda (Gaby Ferrero) llora sin que el hombrote la vea, o se encierra con él, ahí sí, sin vueltas, segura del poder temporario del cuerpo.

EL SEÑOR MACIZO

Con Nicolás descubrimos que nada escapa al señor macizo y fuerte que es su padre, médico de pueblo, señor de la vida y la muerte en el hospitalito pueblerino. Y también conocemos a esa otra mujer joven y delgada, que parece triste y de luto, con el hijo al lado, que lo saludan como avergonzados. Nada se dicen cuando padre e hijo hablan, mejor dicho cuando el padre habla y decide lo que Nicolás va a hacer mientras él esté de vacaciones, porque él se va de vacaciones y ellos se quedan. Quién sabe si esa mujer tristona y su hijo no se van con él.

Nicolás se quiere hacer a la idea de que tiene que ser médico, que debe mandar a los peones con la mano dura, que no es la suya y que el hombre aconseja y que debe someter a la mujer del tugurio al que lo lleva el padre, porque él se lo impone.

COMO UN VOLCAN 

El muchacho es un volcán. Una masa en ebullición. Su adolescencia y esa fogata que las presiones alimentan seguramente no van a ser buenas consejeras. 

Drama casi rural por la fuerza desatada, "La tercera orilla" es la nueva película de Celina Murga, que con "Una semana solos" nos introdujo en el mundo de la infancia y la adolescencia, mientras que en ésta vuelve al microcosmos provinciano de "Ana y los otros", donde la hipocresía, el autoritarismo, la doble vida no tienen oportunidad de ocultarse como en la ciudad y es la comidilla de vecinos y parientes.

La personalidad de Nicolás está bien presentada y su tensión y agresividad solapada tienen dos momentos límites, el karaoke con la hermana, donde se muestra desatado y feliz y el final que no describimos por razones obvias. 

Muy buenas las actuaciones de Daniel Veronese como Jorge, el padre y Gaby Ferrero en el papel de Nilda, la madre. La hermana adolescente es Irina Wetzel. En cuanto a Alián Devetac, aporta un rostro singular a su papel de Nicolás y se revela como un actor con futuro en el cine. 

Calificación: Buena