El idioma es una patria

Finalmente "Estambul era un cuento", de Mario Levi, tiene su versión en español. Los avatares de una familia sefaradí en la Turquía siglo XX: de los años de la república tras la Primera Guerra Mundial, hasta la década del 80 tras el golpe militar. Para la crítica francesa el libro evoca el estilo de Marcel Proust.

Catorce años después de su publicación y traducida ya a quince idiomas, llega la versión en español de "Estambul era un cuento", considerada la obra cumbre de la literatura turca contemporánea, y cuyo autor, Mario Levi, defiende a la lengua como la única patria del escritor.

"La relación del escritor con la lengua es la más real y la más profunda", sostiene Levi (Estambul, 1957) quien califica como un "sueño" haber publicado su novela en español.

Y es que para este descendiente de judíos sefaradíes, el español, aunque sea el que se hablaba quinientos años atrás, forma parte de su existencia y no es para él una lengua extranjera: pertenece a la última generación que aprendió en su casa ladino y se muestra muy preocupado por la supervivencia de este idioma.

"El Estado español tiene que hacer algo por el ladino, por la riqueza de una lengua que se ha conservado a lo largo de quinientos años", pide el escritor, que explica cómo este idioma está perdiéndose porque los jóvenes ya no lo aprenden porque "parece algo del pasado".

DESDE EL ORIGEN

Fue su abuela la que le enseñó el ladino y la que le contaba en este idioma cuentos bíblicos "con personajes que parecían de su familia", recuerda Levi, quien sostiene que estas historias forman parte de su universo cultural y de su carácter y que probablemente, algún día escribirá en esta lengua.

"Estambul era un cuento", novela que ha sido comparada por la crítica francesa a la obra de Marcel Proust, narra la historia de una familia judía en Estambul a lo largo del siglo XX, desde los años de la república al término de la Primera Guerra Mundial hasta la turbulenta década de los 80 tras el golpe militar.

Cuarenta y nueve personajes pertenecientes a tres generaciones aparecen en las cerca de setecientas páginas de este libro en el que se suceden centenares de historias distintas, ejemplo de la mezcolanza cultural de Estambul.

"Tardé siete años, de 1992 a 1999, en escribir este libro", recuerda Levi, quien señala que nunca ha sido un escritor a tiempo completo sino que ha compaginado este oficio con el periodismo, la publicidad y la docencia. Inicialmente, rememora, tenía una "vaga idea" sobre escribir un libro sobre una familia judía pero no un guión pensado ni planes concretos. "Escribiendo y escribiendo me di cuenta de que había guardado muchas cosas en mi memoria, pero nunca me imaginé que iba a ser una novela tan larga. No podía terminar".

PASION CREATIVA

Tan poca era su intención de acabar que un amigo psiquiatra le conminó a que pusiera el punto final a la novela, señaló Levi, que explicó cómo al llevarla a la editorial sintió que se separaba de una amante: "había pasado siete años con ella y me prometí que no volvería a hacerlo jamás".

Desde entonces, ha ido reduciendo estos tiempos hasta haber tardado solo un año en escribir su última obra, señala el autor para quien la escritura le da "la oportunidad de existir".

"Me siento vivo sin duda cuando escribo y eso es una suerte. Si no escribiera me volvería loco", confiesa Levi. Se define como una persona triste, enfadada y revolucionaria, "son mis sentimientos y por eso escribo porque para eso es necesario un conflicto con la vida".

Para Levi hay dos cosas importantes en la vida: "producir algo, lo que sea, y tener el talento de amar", talento que, recalca, no tienen todas las personas.

Además del amor por sus dos hijas, Levi hace hincapié en su amor por la escritura aunque señala que tras nueve libros es consciente de que no ha escrito todavía la novela de sus sueños.

También expresa su gran amor por Estambul, su ciudad, que le ha hecho ser "a la vez oriental y occidental", un carácter multicultural que une a su país y a España.