Remedios para un corazón roto

Tras una ruptura con la pareja, algunas personas pierden el apetito, no tienen ganas de hablar con nadie, se descuidan, e incluso pueden llegar al extremo de pensar en la muerte. Otras dan vuelta rápidamente la página, como si nada hubiera pasado. Un experto indica cuáles son los peligros que hay detrás de estas dos formas de encarar una separación.

¿Con quién voy a ir al cine? ¿Con quién construiré la casa de mis sueños? ¿Con quién formaré la familia que siempre quise? ¿Quién me acompañará en los paseos que tanto disfruto los domingos? Desde las preguntas más banales hasta las más existenciales suelen pasar por la cabeza de quien -de pronto- deja de compartir su vida con otra. Ya sea para quien haya sido dejado como para quien haya tomado la decisión de dejar, la situación no suele ser fácil.

Los motivos son múltiples y las respuestas a esos interrogantes, en general, resultan insuficientes. Lo cierto es que para algunos es más complicado que para otros y muchas veces se pone en juego la salud.

"Hay que entender que cuando se produce una ruptura sentimental se da una situación de duelo, que es una expresión emotiva que apunta a la pérdida del otro, lo cual genera un vacío", señaló en una entrevista con La Prensa el doctor Carlos Emilio Antar, médico, psiquiatra y psicoanalista.

El vacío -según Antar- se produce porque en el vínculo amoroso además de interactuar con un otro, se proyectan afectos. "Va a ser la persona que me va a acompañar, con la cual se compartirá la sexualidad, el futuro, proyectos y otras situaciones de la vida compartida", precisó el especialista, para luego agregar: "Al romperse el vínculo, aunque la persona esté viva, faltará la presencia y esto genera una situación de duelo".

En opinión del experto, es normal que la persona atraviese esa situación de duelo y que esto provoque un "ensimismamiento".

"Hay un tiempo en el que la persona empieza a tener una atención "hacia adentro"; no está interesada en hacer cosas que normalmente hace, no tiene ganas de hablar con la gente ni encontrarse con nadie, sino quedarse en su casa, sola", describió Antar, quien coordina el departamento de Pareja y Familia de la Asociación Psicoanalítica Argentina (APA) y dirige el Centro de Orientación "Enrique Racker".

"En este proceso de ensimismamiento -afirmó- la energía, la libido, se "introyecta" (se mete para adentro)".
Según explicó el psiquiatra y psicoanalista, la introyección es el proceso opuesto a la proyección que hacen las personas al estar en pareja. "En las parejas la persona pone cosas de ella en el otro (proyecta), piensa "con esta mujer voy a ser feliz, voy a tener hijos"... cosas que muchas veces se cumplen y muchas veces no. En tanto que la introyección es al revés: uno pierde al otro entonces toda esa energía, esa libido que uno antes ponía en el otro, se mete para adentro", contrastó.

LOS EXTREMOS

El proceso de duelo puede adoptar distintos grados de intensidad y llegar a extremos: "Está aquel que se deprime un poco y hay quienes atraviesan duelos patológicos que pueden terminar en el suicidio", advirtió Antar, quien mencionó que en otro extremo están los que pasan de una pareja a otra con gran velocidad. "Son las personas que -como decimos nosotros- "no duelan" y para las cuales lo temido es afrontar la situación de duelo, por eso no registran que hay una pérdida", expresó.

- ¿No registrar la pérdida que implica la ruptura sentimental puede ser perjudicial?

- Altamente, porque puede generar consecuencias a largo plazo. Se trata de personas que suelen tener dificultad en el registro de los afectos y para la cual lo más temido es sentir, entonces están permanentemente en velocidad y cambian de pareja permanentemente.

- ¿Qué tipo de consecuencias pueden sufrir quienes adoptan esta postura?

- Las personas que tienen dificultad en el registro de los afectos son candidatas a sufrir accidentes (chocar, caerse, lesionarse, dar un mal paso) o a hacer un pasaje al cuerpo y contraer alguna enfermedad -de hecho, hay quienes piensan que todas las enfermedades son psicosomáticas porque todas tienen un componente psíquico-. Es decir que es preferible que la persona haga su duelo, se angustie, llore, hable con un amigo, a que haga de cuenta que nada pasó.

- ¿Por qué estas personas que niegan el duelo están más predispuestas a sufrir accidentes?

- Porque es un pasaje en la acción. Así como cuando hay un afecto que no puede ser vehiculizado, ese pasaje se puede hacer en el propio cuerpo y afectarlo, otras personas se accidentan. Los accidentes tienen un alto componente inconsciente y son menos casuales de lo que uno cree.

AUTOCUIDADO

- De modo que para evitar que la ruptura genere a largo plazo un efecto negativo sobre la salud, es importante afrontarla, entender que se terminó...

- Exacto. No hay que negarla.

- ¿Qué se puede hacer en los casos en los que la persona está tan afectada que no tiene ganas de comer, ni bañarse y pone en un segundo plano su salud?

- Sentir desgano en un duelo, es normal. Tener ciertas ideas poco esperanzadoras, también es normal. Pero cuando empieza a advertirse que esto se prolonga, que la falta de apetito se convierte en peligrosa, que la persona pierde la voluntad, se quiere quedar en la cama y empieza a tener ciertas ideas de muerte o desesperanza, es conveniente poder hablar con alguien próximo y -si eso no es suficiente- hay que hacer una consulta.

Que haga una consulta no quiere decir que la persona tenga que realizar un tratamiento por años. A veces este tipo de consultas o breves tratamientos son eso: breves tratamientos que empiezan y terminan una vez superada esa situación particular.

- ¿Expresar lo que se está sintiendo es otra manera de evitar enfermarse?

- Sí. En lo inmediato hay que hablarlo con aquellas personas que lo rodean, un amigo, un familiar... es importante poner la situación en palabras y que el otro nos pueda escuchar. La gran consigna es hablar sobre lo que está pasando. Esta es una de las cosas que más nos puede ayudar para que la situación tome el cauce adecuado. La comunicación con el otro en algún nivel funciona como un desencadenante terapéutico.

¿CUENTA NUEVA?

- Después de una ruptura algunas personas no saben si conviene deshacerse de todo lo que les recuerde a su ex pareja o es mejor conservarlo, entendiendo que forma parte de su pasado. ¿Cuál es la decisión más sana?

- La segunda. Tiene que ver con lo que decía antes: para las personas que hacen muy rápido un pasaje, es como si su pareja no hubiera existido y esto no es lo conveniente. En general, es peligroso. En todo caso, conviene que haya una cierta reflexión, un balance. Salvo ciertos casos específicos, es difícil que todo sea negativo. Uno puede estar muy enojado, porque lo dejaron o uno dejó, pero no hay que agarrar la escoba y barrer rápido. Tampoco se tiene que quedar la persona en la reflexión dolorosa, pero no está mal reflexionar, como un aprendizaje.

Como dije, el "tip" fundamental es hablar con otro. Después cada uno elegirá si la foto la deja colgada o la tira por la ventana. Hay gente a la que le sirve tanto una cosa como la otra.

- ¿Hay alguna otra forma de "cuidar el corazón" tras romper una relación de pareja?

- A veces las salidas abruptas, los enganches rápidos, no son lo que más ayuda. En general, cuando hay una ruptura, uno tiene mucha bronca con el otro y lo hace responsable de todo. Esto es lógico en un primer momento, pero es bueno que haya un segundo momento en el que uno se pregunte qué pasó conmigo, en qué tuve que ver -no digo entrar en una cosa autoculposa-, sino que hacernos este tipo de preguntas muchas veces nos sirve para "proteger el corazón" en el sentido de mejorar el próximo vínculo o mejorar ese mismo vínculo, si es que vuelve a darse. Esas preguntas pueden servir para evitar una de las cosas más temidas que nos pasa a los humanos que es la tendencia a repetir.

- ¿Es aconsejable plantearse qué se está buscando antes de empezar una nueva relación?

- Es un poco ambiguo, porque todo aquello que plantee una pregunta acerca de uno mismo es bueno, pero tampoco hay que excederse. De lo contrario, la relación se convierte más en un ejercicio intelectual que en algo afectivo.

Fundamentalmente, uno tiene que hacerse planteos si algo anda mal, si hay problemas, si uno empieza a boicotear al otro sin darse cuenta... pero hay que darle frescura y lanzarse a una relación si uno así lo siente. Después veremos sobre la marcha qué hacemos.

Se puede lograr el gran encuentro a la vuelta de la esquina, en el lugar menos pensado y con la persona con el perfil menos esperado. Por eso vale la pena seguir intentándolo.