Es el tema que aborda Luis Cano en "El Pelícano" la pieza de Strindberg que estrenará hoy

Una familia marcada por el horror

El director opina que en esta obra, como en "Hamlet" es la ausencia del padre la que marca el devenir de lo terrible dentro del grupo. Ayer presentó "La carnicería argentina" un libro que compiló con obras de nuevos autores.

Luego de un paréntesis en el que no dirigía, Luis Cano volvió al teatro, aunque nunca lo abandonó porque también ejerce la docencia en las cátedras de dirección teatral en el Instituto Universitario Nacional de Arte -IUNA- y la Escuela Municipal de Arte Dramático (Emad). Si bien el director, dramaturgo y actor se atrevió a reescribir, hace un par de temporadas atrás, una muy interesante versión del clásico inglés, al que tituló "Hamlet, de William Shakespeare" y dirigió Emilio García Wehbi, en el caso de "El pelícano" de August Strindberg, que estrena hoy, a las 18, en El portón de Sánchez, de Sánchez de Bustamante y Córdoba, dice que no le fue fácil hacer este montaje. "Esta vez no hice ninguna adaptación, ni versión, es la obra tal cual fue publicada y si bien al principio la imaginé de una manera, al dirigirla me di cuenta que no era así", opina luego de un ensayo en la sala del barrio de Almagro. FANTASMA PATERNO "En "El pelícano" y "Espectros" de Ibsen que haré tal vez el año próximo, hay un denominador común: esconden el mismo drama de Hamlet, pero de modo distinto. En "El pelícano" me encuentro con el fantasma de un padre que murió, un hijo atormentado y una relación complicada con la madre". Luis Cano (40) continúa diciendo que la figura del padre ausente mueve los hilos de esta historia imaginada por Strindberg. ""El padre dejó una carta escondida, que por equivocación llega a las manos del hijo. Este la lee y en esa carta encuentra una verdad que le transmite el padre y él no sabía. A partir de ese momento comienza un complot entre él y la hermana, en contra de la madre, en el que los hijos se convierten en una máquina de humillar a la mujer, un aspecto que refiere en cierto modo al pensamiento misógino del escritor. Mi interés radicaba en cómo decir lo mismo que sugiere el autor, pero con una mirada propia"". En la vasta producción dramática de Luis Cano ("Socavón", "Los murmullos", "El topo", "El paciente", "Ruidosas rosas 1. Niñas piden auxilio por el conducto de ventilación", entre otras piezas) coincide un constante criterio de búsqueda, ya sea desde el campo de la escritura o de la puesta en escena, pero con "El pelícano" fue distinto señala el director. "Si bien en esta obra que estreno hoy aparece un ensamble entre música, texto, actuación y aspectos visuales, me encuentro por primera vez dirigiendo un clásico de un autor que sabía muchísimo de teatro. Lo elegí para probarme si podía ser fiel a su idea y "escuchar" las voces interiores que aparecen en su texto. No se trata de experimentar, sino de que la obra funcione de acuerdo a la propuesta de Strindberg", afirma el puestista. HISTORIA NUESTRA ¿Por qué ese respeto tan profundo hacia un autor? "No se trata de respeto. Tiene que ver con no traicionar a un autor. Yo mismo soy autor y si bien me atreví a hacer una reescritura de "Hamlet" y me hice responsable de mi trabajo, el dirigir implica otro tipo de compromiso. No es mejor, ni peor, es distinto. Mi versión de "Hamlet" la dirigió Emilio García Wehbi y con "El pelicano" me ocurrió que al comenzar los ensayos, todo lo que había pensado previamente se derrumbó y tuve que empezar de vuelta, porque el mismo texto, la obra me lo pedían. Cuando tenía veinticinco años era un autor que pertenecía a la nueva dramaturgia. Ahora tengo cuarenta y sigo aprendiendo pero de otra manera". Luis Cano comenta que ahora se permite experimentar en otras propuestas. Una de ellas es el libro "La carnicería argentina", que editó el Instituto Nacional del Teatro y él fue el compilador de este proyecto que involucró a autores argentinos recientes. "La convocatoria para ese libro partió de la idea de releer textos de la historia argentina y a partir de ellos escribir una pieza breve, en la que aparece esa continua antinomia civilización y barbarie, o cómo continúamente los grupos de poder someten a un otro y todo termina en un baño de sangre. Nuestra historia está plagada de esos hechos", afirma Cano. "El pelícano" t