“Occidente tiene muchas lecciones que aprender de Hungría, sobre seguridad fronteriza e inmigración, sobre proteger la inocencia de los niños, sobre poner a la nación primero en política exterior”, escribe la prestigiosa investigadora estadounidense Shea Bradley-Farrell en su nuevo libro “Último aviso a Occidente”. El subtítulo del texto es “El triunfo húngaro contra el comunismo y la agenda woke”, frase que anticipa cuál es su contenido.
Esta obra, publicada en español por el Centro de Derechos Fundamentales de Hungría, es de gran interés para los argentinos, porque, a pesar de que Buenos Aires queda a 12 mil kilómetros de distancia de Budapest, y a pesar de que Hungría y Argentina son naciones con lenguas e historias muy diferentes, actualmente comparten retos comunes, entre ellos, la lucha contra el socialismo y la defensa de los valores de la civilización cristiana occidental frente a la amenaza del marxismo cultural o wokismo.
La Dra. Bradley-Farrell expone que Hungría es una nación ancestral ubicada en una región particularmente peligrosa –Europa Central– que ha vivido innumerables guerras. Sorprende ver cuántos poderes extranjeros han tratado de dominar a Hungría en los últimos mil años. Pero todos los esfuerzos han fracasado, porque los húngaros se aferran a sus valores y a sus tradiciones históricas. Hungría es la encarnación viva del principio antiguo: “¡haz lo que debas, pase lo que pase!” Sin importar cuánta presión soportaron de todos los imperios en su larga historia, los húngaros jamás se rindieron y siempre sobrevivieron a todos los intentos de dominarlos.
La Dra. Bradley-Farrell ha equiparado al primer ministro de Hungría, Viktor Orbán, con Donald Trump, porque existen claras similitudes entre estos dos líderes. Ambos luchan contra el wokismo; ambos defienden los intereses de sus respectivos pueblos, por encima de las agendas globalistas; y ambos han tenido que vencer todo tipo de ataques, calumnias y campañas de desprestigio, ante las cuales han salido airosos, gracias al apoyo popular.
No es exagerado afirmar que Orbán se ha convertido en un ejemplo a seguir para muchos dirigentes, tanto en Europa, como en Estados Unidos e Iberoamérica, por sus políticas novedosas, basadas en el sentido común, y por su compromiso con los valores cristianos occidentales, actualmente amenazados por el globalismo, la ideología de género, el ambientalismo radical, la migración ilegal, el neomaltusianismo y la contracultura de las drogas. Muchos dirigentes norteamericanos e hispanoamericanos viajan a Budapest cada año para asistir al CPAC y conocer el modelo húngaro de primera mano.
El libro de la Dra. Bradley-Farrell, aunque no lo propone explícitamente, puede servir como herramienta intelectual para forjar una alianza internacional en favor de nuestra civilización cristiana occidental y en contra del wokismo. Además, se trata de un texto ameno, sumamente interesante, que atrapa al lector desde el primer párrafo. La traducción al español es excelente, por lo cual será de fácil lectura.
(*) Escritor venezolano. Exprisionero político. Experto en el Foro de Sao Paulo. Asesor del Centro de Derechos Fundamentales de Hungría.
