El rincón del historiador

Cincuenta años del monumento a San Martín en Otawa

El 19 de abril se conmemoró el cincuentenario de la inauguración del busto del general San Martín en el Minto Park de la ciudad de Otawa. El parque ocupa una cuadra completa de la ciudad y se encuentra Elgin Street en el lado oeste; Catier Street en el este y Lewis Street en el sur. Lugar de encuentros con bancos, farolas y monumentos, en ese espacio se encuentra el dedicado a la Mujer de Otawa, en memoria a las mujeres asesinadas y abusadas por hombre.

Allí se encuentra el busto del general José de San Martin, cuya iniciativa correspondió al embajador Ángel Peluffo que ejerció nuestra representación diplomática en Canadá, en tiempos de Arturo Frondizi.

En esos años no fue poca la difusión que tuvo la efigie del Libertador en el mundo, el 25 de mayo de 1961 se inauguró el monumento a San Martín en Madrid, en ceremonia que presidió el ministro del Interior doctor Alfredo Vítolo y a la que concurrió una destacada comitiva de académicos e historiadores sanmartinianos. Fue el comienzo una época en la que comenzaron a difundirse la imagen de nuestro Libertador, aunque a veces las iniciativas por cuestiones presupuestarias o los cambios políticos se demoraron más de lo previsto.

En abril de 1973 se inauguró el busto, en una ceremonia que contó con la presencia del embajador argentino Pablo Gonzáles Bergés, de nuestro representante en Washington, embajador Carlos M. Muñiz, del almirante José Álvarez y del comodoro Orlando Agosti.

El presidente del Instituto Nacional Sanmartiniano general Carlos Salas viajó especialmente, y el presidente presidente Lanusse dispuso el envío de dos granaderos y un trompa para que rindieran honores en la ceremonia, lo que prestó un marco especial al acto por los vistosos uniformes.

Varios países prestaron su adhesión con la presencia de sus jefes de misión: Colombia, Costa Rica, El Salvador, Francia, México, Perú y la República Dominicana. El alcalde de Otawa, J. Pierre Benoit, tuvo a su cargo el descubrimiento del busto, en cuya base una placa recuerda en inglés y francés la fecha de nacimiento y muerte del héroe y su participación en la independencia de Argentina Chile y Perú. Al contestar las palabras de González Bergés que ofreció la donación a la ciudad, resaltó la figura de San Martín, poniendo énfasis en la ventaja de las comunicaciones por las que el “mundo es cada vez más chico”, y de algún modo el homenaje a un héroe de la América del Sur lo demostraba. Pocos días después Benoit habría de visitar oficialmente nuestra ciudad y rendiría también homenaje al Libertador.

El monumento es el escenario de los homenajes que le rinden los países sanmartinianos en sus fechas nacionales. A medio siglo de ese acontecimiento, cuando el Instituto Nacional Sanmartiniano prosigue la tarea de llevar la imagen en bronce o piedra del Libertador a distintos países, bien vale recordarlo como una forma de unir aún más nuestras relaciones con Canadá.