Corría el año 1848 cuando en Río de Janeiro donde se encontraba proscripto el general José María Paz comenzó a escribir sus famosas Memorias. Por cualquier duda advierto que hacía más de treinta y seis años habían sucedido los acontecimientos que refería. El más grande estratega de nuestra historia militar fue un hombre de juicios severos, alejados del fácil elogio, pero tan justo al momento de señalar los errores como al tiempo de elogiar como se verá.
Debió ver a Martín Miguel de Güemes por primera vez hacia 1814 cuando San Martín se hizo cargo del Ejército del Norte, "un simple comandante de milicias, colocado en la frontera'' que "después fue célebre en la guerra civil y en la gloriosa resistencia que hizo a los españoles en la provincia de Salta''.
Lo llama caudillo y no está equivocado: "Poseía esa elocuencia particular que arrastra a las masas de nuestro país, y que puede llamarse la elocuencia de los fogones o de los vivaques, porque allí establecen su tribuna. Principió por identificarse con los gauchos, adoptando su traje en la forma, pero no en la materia, porque era lujoso su vestido, usando guardamontes y afectando las maneras de aquella gente''.
Hombre de buena familia e instrucción al decir de Paz, Güemes hacía retirar de su presencia "a toda persona de educación y aun a sus ayudantes, porque sin duda se avergonzaba de que presenciasen la impudencia con que excitaba a aquella pobre gente, a la rebelión contra la otra clase de la sociedad''. Y agrega este detalle no menor que hace aún más interesante el grado de admiración que despertaba: "Este orador, carecía hasta cierto punto del órgano material de la voz, pues era tan gangoso, por faltarle la campanilla, que quien no estaba acostumbrado a su trato, sufría una sensación penosa al verlo esforzarse para entender; sin embargo, este orador, vuelvo a decir, tenía para los gauchos tan unción en sus palabras y una elocuencia tan persuasiva, que hubieran ido en derechura a hacerse matar para probarle su convencimiento y adhesión''.
Es conocida la denuncia que hizo al general Belgrano en noviembre de 1812 el alcalde de Santiago del Estero don Germán Lugones, "de la escandalosa conducta del teniente coronel graduado don Martín Güemes con Da. Juana Inguanzo, esposa de Dn. Sebastián Mella, teniente de dragones en el ejército de mi mando, por vivir ambos en aquella ciudad aposentados en una sola mansión, y habiendo adquirido noticias que este oficial ha escandalizado mucho antes de ahora con esta mujer de la ciudad de Jujuy...''; admitiendo Mella "la amistad ilícita que tenía (su mujer) con el expresado Güemes, quien le había amenazado repetidas veces...''.
"Belgrano lo envió a Buenos Aires y a pesar del jubileo acordado por la batalla de Salta, Güemes protestó con la sanción, que no puede ignorarlas cuando su propia conciencia le debe acusar de que su vida escandalosa con la Iguanzo ha sido demasiado pública en Jujuy, en ésta y en Santiago del Estero. Las virtudes y servicios militares de que ha sido informado V.E. no son tantas ni de tanto valor como se ponderan vulgarmente. Virtudes ciertamente no se le han conocido jamás, sus servicios han sido manchados con ciertos excesos, o mejor diré delitos, de que tengo fundamentos muy graves para creerlos, aunque no documentos, porque cuando llegaron a mi noticia, juzgué inoportuno y extemporáneo el indagarlos...''. Belgrano trataba de depurar a su ejército ``de toda corrupción'' como base para el apoyo de los pueblos a las armas de la Patria.
Por estas razones que llegaron a oídos de Paz escribió esto: "Era relajado en sus costumbres, poco sobrio, y hasta carecía de valor personal, pues nunca se presentaba en el peligro. No obstante, era adorado de los gauchos, que no veían en su ídolo sino al representante de la ínfima clase, al protector y padre de los pobres, como lo llamaban''.
Pero también mérito mayor es cuando no duda en afirmar: "Es preciso decirlo, al patriota sincero y decidido por la independencia: porque Güemes lo era en alto grado. El despreció las seductoras ofertas realistas, hizo una guerra porfiada, y al fin tuvo la gloria de morir por la causa de su elección, que era la causa de la América entera''.
Pero la grandeza de Belgrano superó con los años este concepto y en setiembre de 1816 le escribió: "Como yo he hecho ostentación de la amistad de usted en consecuencia de que habían hablado algunos de que usted no la tendría conmigo, así porque lo mandé a Buenos Aires, como porque a Rondeau dicen que usted le manifestó que no me admitiría, seguramente se han venido a valer de mí para que me empeñe con usted, y yo me he gloriado de esto, conociendo que aquel ridículo concepto ya no existía''.
Magnífico ejemplo también en Paz, a pesar de su severidad, cuando afirmó: "Tanto dio que hacer a los españoles, y bajo cuyo mando la provincia de Salta fue un baluarte incontrastable de la República toda''. Además de lamentar que entonces "la valerosa provincia de Salta no haya tenido un historiador digno de sus hechos y de su gloria; quizás haya influido el recuerdo de los antiguos odios...''. Ignoraba Paz que el año anterior Dionisio Puch, cuñado de Güemes había publicado una biografía en Lima.
Afortunadamente un notable grupo de historiadores y estudiosos han rescatado y divulgado la figura de Juan Martín de Güemes: Bartolomé Mitre, Bernardo Frías, Filiberto de Oliveira Cézar, Joaquín Castellanos, Atilio Cornejo, Carlos G. Romero Sosa, Enrique de Gandía, Luis Oscar Colmenares, Miguel Ángel De Marco, Sara Mata, Martín Güemes Arruabarena, Martín M. Figueroa Güemes, Joaquín Gantier, Emilio Bidondo, Mariano de Echazú Lezica, Bernardo López Sanabria, Reynaldo Pastor, Federico A. Gentiluomo, Esther Torino, Luisa Miller de Astrada, Abel Cornejo, Rodolfo Leandro Plaza Navamuel, Ricardo Alonso, María C. Fernández y Julio Borda, para mencionar sólo algunos; además de Carlos M. Romero Sosa que está preparando un trabajo sobre los biógrafos del prócer.
Y finalmente el magnifico trabajo del arquitecto Francisco M. Güemes en memoria de su padre don Luis, que dio a conocer Güemes Documentado. en doce volúmenes que subido ahora a las redes es una obra de consulta de fuentes primarias que siempre permite hacer un nuevo aporte a la biografía del ilustre patriota de quien el 17 de junio se cumple el bicentenario de su muerte.
José María Paz y Martín Miguel de Güemes.