Controversias sobre el uso de la ivermectina en el covid-19

Satoshi Omura jamás pensó que cuando trabajaba con William Campbell en la búsqueda de un antiparasitario el producto de su investigación tendría aplicaciones tan dispares. Todo comenzó con una muestra de tierra de un campo de golf al sur de Tokio. La bacteria que extrajo de este suelo se llamó Streptomyces avermitilis
El compuesto que producía esta bacteria y destruía a los nematodos se llamó ivermectina y desde 1980 se usa para el tratamiento de parasitosis en animales y humanos. 
Campbell sugirió el uso de este fármaco en el tratamiento de la oncocercosis o ceguera de los ríos. Miles de personas perdían la visión por este parásito en el Africa subsahariana. En 1987 se la aprueba para uso humano y desde entonces se han distribuido casi 4.000 millones de dosis para combatir la oncocercosis y la filariasis entre otras parasitosis. Por esta razón, Omura y Campbell recibieron el Nobel en 2015.
Desde entonces se han encontrado otras indicaciones para el tratamiento de parasitosis intestinales (strongyloides) y externas como los piojos y la sarna. 
También se valora como su aplicación sobre los mosquitos que transmiten la malaria. Pero no solo se estudió su efecto en los parásitos, sino sobre los virus, como el de la fiebre amarilla. Por tal razón, es que ante la epidemia de covid-19 Caly, Druce y Catton hacen un ensayo in vitro y publican la efectividad de la ivermectina para inhibir a este virus, en un artículo publicado en junio de 2020. Es una gran noticia, una droga conocida y de escasos efectos colaterales podía ser efectiva contra un virus que mantiene a un tercio de la humanidad encerrado en sus casas. Esa era una gran noticia, pero... siempre hay un pero, y en este caso era la dosis. La cantidad usada para inhibir al virus in vitro era mucho más alta que lo recomendado ¿Cómo iba a reaccionar el organismo ante esta dosis? 
El mecanismo de acción antiviral postulado era la supresión de un proceso celular del huésped (en este caso el humano), específicamente era el transporte al núcleo de la célula por una enzima llamada importina alfa/beta 1. Es decir, no actúa sobre el virus sino impidiendo que éste llegue al núcleo celular. 
 

ESTUDIOS
Desde entonces, se sucedieron estudios y pruebas clínicas. Una empresa llamada Surgisphere publicó data falsa apoyando el uso de ivermectina en pacientes con covid-19. Sin embargo, para noviembre del 2020 varios estudios demostraron la eficacia para controlar el covid-19 y médicos españoles publican un protocolo para su uso llamado IVERCOR. Un mes más tarde, médicos de Bangladesh con la colaboración de profesionales de otras partes del mundo, hicieron un estudio con 72 pacientes a doble ciego. Si bien no es un grupo grande, la conclusión fue que con cinco días de uso de ivermectina a dosis de 12 mg se reducía  la duración de la enfermedad sin registrar efectos adversos de gravedad (Ahmed Sabeena - International Journal of Infectious Diseases).
Hasta el momento hay 89 estudios realizados sobre el uso de la ivermectina: 48 por revisar, y 52 con resultados que comparan pacientes tratados con grupo de control en más de 20 países. 
Este metaanálisis actualizado en abril de 2021, muestra que el 98% de 52 estudios reportan efectos positivos. La mortalidad bajó el 76% para todos los casos y 84% para los casos tratados tempranamente. La profilaxis fue positiva en el 85% de los trabajos. 
La totalidad de pacientes estudiados fue 17.562 (para que tengan una idea, la ivermectina fue autorizada por la FDA como terapéutica de la sarna con 613 casos). Esta revisión bibliográfica fue realizada por Bryant, Hill, Kory et col y puede ser seguido día a día en la página Ivermectin for COVID-19, real time analysis of all 89 studies.

DOSIS
Las dosis usadas en los diferentes trabajos van de 12 mg a 84 mg día  (la mayor parte de las dosis usadas son de hasta 36 mg por cinco días) y de 12 mg hasta 84 mg por día  como profilaxis. Para las formas tardías de la enfermedad la dosis fue menor: 12 a 56 mg. En este grupo de casos avanzados la mejoría  fue menor: entre el 36% y el 68%. Las variaciones van de 0.2 mg hasta 0.6 mg por kilo de peso, cuando la dosis habitual es de 0.15 mg por kilo.
Esta revisión, al separar casos leves de graves, sirve para apoyar el tratamiento precoz de la enfermedad. Curiosamente, el grupo placebo tuvo más efectos colaterales que el grupo de los tratados (náuseas, vómitos, malestar estomacal, diarrea, trastornos hepáticos, trastornos neurológicos). Todo los trabajos coinciden en la buena tolerancia  y escasez de efectos colaterales, aún con grandes dosis.
La conclusión de esta revisión de trabajos que se pueden ver  en la página que constantemente está en revisión, es que el tratamiento con ivermectina es efectivo  (con poco margen de error) aunque reconoce que muchos de los trabajos remitidos no están correctamente realizados, además de que algunos usan a la ivermectina asociada con aspirina, antibióticos y spray nasal de carragenina (como lo hace el gobierno de Tucumán con su personal de salud), introduciendo un factor distorsivo en el análisis.
En definitiva, a esta altura existen más argumentos para administrar ivermectina en caso de no haber recibido ninguna dosis de la vacuna o en caso de enfermarse a pesar de estar vacunado (como ya sabemos que pasa). Y es importante tener en cuenta este dato porque está demostrado que si se administra ante los primeros síntomas los resultados son muy superiores. 
Un detalle en cuanto a la administración: no hay un consenso sobre la dosis. Lo habitual era hasta 0.2 mg por kilo de peso, pero a mayor dosis (0.4 mg a 0.6 mg por kilo) son mejores los resultados, aunque es lógico que aumenten los fenómenos indeseables. También es bueno aclarar que cuando se usa como antihelmíntico es aconsejable hacerlo en ayunas, pero en este caso, esta sustancia es lipofílica, razón por la cual es mejor tomarla con el estómago lleno y si es con sustancias grasas, mejor aún para lograr mejores concentraciones en sangre.
La crítica situación de Argentina, sin vacunas, sin camas, y sin terapia, obligan a tomar algún tipo de solución heroica, y con las evidencias expuestas hasta el momento, aunque no sean tan preciosas ni exquisitas, nos pone en el camino una droga barata, accesible, disponible y con un grado importante de efectividad, especialmente en los períodos iniciales o ante la sospecha de contacto, disminuyendo la carga viral.
En un momento en que hay mutaciones que podrían franquear la barrera inmunológica de las vacunas, tanto en los que han recibido las dos dosis como en las vacunaciones parciales (como se da en  la enorme mayoría de los argentinos), es imprescindible contar con una segunda línea de defensa que deberá ser usada con presteza: a 0.2 mg por kilo en casos leves y 0.4 mg y hasta 0.6mgr por kilo en casos más severos por lo menos por cinco días, junto a las demás medidas de apoyo, aspirinas, antitérmicos, corticoides, antibióticos, oxígeno y demás terapias (como suero hiperinmune), según el criterio del profesional.
Sé que no todas las autoridades sanitarias estarán de acuerdo. Sé que se están estudiando otras opciones como la nueva droga de Pfizer o la nitazoxamida. Sé que la ivermectina tiene efectos nocivos como la aspirina y la penicilina... Pero también sabemos que sirve, que tiene buena tolerancia y es accesible. 
Estamos viviendo tiempos excepcionales. En la Argentina el sistema de salud está colapsando: casi 30.000 infectados diarios y más de 300 muertos. De seguir así, no será extraño llegar a los cien mil muertos en pocos meses. Los hospitales no tienen camas de terapia, el plan de vacunación avanza muy lentamente y el invierno se aproxima... la ivermectina es un recurso que tenemos a mano. Creo que no es una locura que la gente sepa que existe este recurso, que lo puede tomar en cuanto se confirme la enfermedad o como profilaxis después de estar en contacto estrecho con un infectado. Son circunstancias extraordinarias y, aunque no sea el remedio soñado, es lo que tenemos ya disponible. Acá se cumple ese axioma de que "lo mejor es enemigo de lo bueno".
De acuerdo al seguimiento de 17.500 pacientes tratados con ivermectina se podrían ahorrar muertes innecesarias si se lo administrara precozmente. Al menos la gente tiene derecho a saber que existe este antiparasitario que mereció un Nobel hace treinta años y ante la crítica situación que se está viviendo la ivermectina es una posibilidad que no debe despreciarse.