El teatro sigue, pero hay zozobra

Las salas deberán cerrar a las 23; temen una baja considerable de espectadores.

El anuncio del presidente Alberto Fernández, ayer por la tarde, sobre la implementación de nuevas restricciones de circulación en un intento por contener el avance del coronavirus, generó desconcierto, primero, y preocupación, después, en la numerosa comunidad teatral. Si bien se cree que la actividad podrá seguir adelante respetando los estrictos protocolos y el aforo vigentes, es seguro que las salas deberán cerrar a más tardar a las 23, al igual que bares y restaurantes, para permitir el regreso de los trabajadores a sus hogares antes de la medianoche, cuando comience el virtual toque de queda.

El límite horario no sólo obliga a un replanteo de la grilla de funciones de casi todas las obras en cartel sino que, descuentan en el sector, afectará de manera directa la afluencia de público ante el temor de los espectadores a no poder viajar con normalidad al momento del regreso, o la imposibilidad de organizar una salida que incluir, después del teatro, una cena o un café.

Horas antes del mensaje presidencial, la Asociación Argentina de Empresarios Teatrales y Musicales (Aadet) había emitido un comunicado en el que advertía que "limitar a las 22 hs. Nuestra actividad es sinónimo de cancelación inmediata de obras y conciertos por imposibilidad de reprogramarlos; extinción de contratos laborales y propuestas de acceso cultural, y el fin de muchas pymes culturales''. Si bien esa frontera horaria se corrió luego a las 23, el daño que las nuevas medidas oficiales le infligen a la actividad teatral es igualmente considerable, sin contemplar que los espacios siguen funcionando con aforos reducidos al 50%, se mantiene el programa de testeos periódicos para elencos y equipos de trabajo, y los dueños de salas realizaron grandes inversiones en mejoras de ventilación y el distanciamiento entre espectadores.

NECESARIOS

En diálogo con La Prensa , el actor, dramaturgo y director Mariano Taccagni afirmó que "otra vez (y van miles) el teatro se ve en riesgo. Los artistas estamos en peligro; cuando las regulaciones jueguen a favor del arte estaremos en otro mundo. Se sigue castigando al arte. Porque no es esencial, porque se puede mover-adaptar-extirpar como una excrecencia'', lamentó. "Tengo tres obras en cartel ('Che, amor', 'Hotel Oasis' y 'Quiela, el amor antes de Frida'), con tres compañías que asumieron el desafío de darle vida al teatro en pandemia, cumpliendo protocolos, adaptando puestas, hisopando equipos enteros semanalmente. Parando,cuando toca; sumando actores de reemplazo para garantizar continuidad a los proyectos'', remarcó. "Porque el teatro es históricamente necesario. Porque los artistas tenemos que vivir. Porque hacemos teatro para los demás sueñen y sobrevivan".

Entre el enojo y la resignación, muchos otros artistas se manifestaron en las redes sociales. El actor y director Francisco Lumerman, responsable junto a Lisandro Penelas de Moscú Teatro, escribió en Twitter: "Tengo una sala de teatro. Hicimos cincuenta funciones desde el 15 de enero (cuando fue inaugurada). Pasaron once elencos (aproximadamente cien personas trabajando). Más de mil espectadores. Tenemos un protocolo que nos da confianza. No son los teatros los lugares de riesgo''.

En la misma plataforma, el actor Gastón Soffritti transmitió su preocupación: "Los contagios en actividades culturales y gastronómicas significan un porcentaje muy bajo de la totalidad. Controlen lo que realmente produce el desastre. También el prolífico director y dramaturgo José María Muscari se manifestó en contra de las restricciones: "'Sex' tiene cerca de treinta personas trabajando, arriba y abajo del escenario, más otras treinta que trabajan en el teatro (Gorriti Art Center). En 'Redes', mi nueva obra (en el Paseo La Plaza), somos treinta personas más en actividad. El teatro es trabajo con protocolo y debe seguir. El teatro no contagia''. Integrante del elenco de la obra 'Redes', Inés Estévez opinó: "Limitar el trabajo cultural de quienes nos hisopamos cada quince días y cuidamos protocolos extremos es una tremenda injusticia. Si se puede ir al colegio, se puede ir al teatro".

"Da miedo, loco, otra vez quedarse sin laburo", resumió Julián Pucheta el temor de cientos de artistas vinculados a la actividad teatral.