Un investigador suelto en el Abasto

Como director teatral, Mariano Stolkiner disfruta de experimentar con materiales de origen diverso. "El teatro independiente fue perdiendo riesgo'', lamenta el responsable de la sala El Extranjero, que en la actualidad presenta una adaptación de `Ricardo III' y un recorrido performático por el barrio.

En pleno proceso de trabajo, con dos obras en cartel, ensayando otra, dando clases y manejando su propio teatro -El Extranjero-, el director Mariano Stolkiner quiere prender un cigarrillo. Pero no puede. El día de la entrevista con La Prensa es su primera jornada libre de humo. A pesar de la esperable ansiedad, a Stolkiner no se lo ve nervioso -quizás la procesión vaya por dentro-, y durante más de una hora habla por Zoom con pasión de la flamante y esperada `El año de Ricardo' y de su ya entrañable `Zoraida, la reina del Abasto'. Dos producciones muy diferentes que muestran versatilidad, ganas de enfrentar retos y mucho interés en investigar el lenguaje teatral.­

Pero Stolkiner no es nuevo ante los desafíos. Entre sus numerosas obras como director se destacan `L.U.I.S. (Las últimas imágenes soñadas)'; `Cleanse' y `Phaedra's love', ambas de Sarah Kane, y `Shopping and Fucking', de Mark Ravenhil. Por su trabajo en El Extranjero recibió el premio Trinidad Guevara a la Mejor producción privada y el reconocimiento del premio ACE.­

`Zoraida, la reina del Abasto', su ``recorrido performático'' -tal como le gusta llamarlo-, formó parte del ciclo Bombón Vecinal durante el FIBA 2019. Fue tal la repercusión del material que volvió luego de la pandemia los sábados a las 19, 20 y 21 horas con funciones de treinta minutos.­

Se trata de un site-specific, es decir un tipo de trabajo diseñado para una locación en particular. En este caso, los espectadores salen de la sede de El Extranjero (Valentín Gómez 3378) y recorren unas doce cuadras del barrio de Abasto. A través de unos auriculares de última generación reciben la voz de la protagonista, y sonidos y músicas envolventes.­

La experiencia es profundamente sensorial y permite ver lugares muy conocidos -el shopping, un supermercado, bellos edificios- de un modo nuevo, además de acercarse a una historia de carencias, violencia y superación. Zoraida -colombiana, empleada doméstica- relata con amorosidad y parece no ocultar nada. Su fe religiosa incluso surge bien en primer plano.­

 

"En realidad, no es una obra: son tres -explica Stolkiner-. Por un lado, está lo que escuchás: la historia que cuenta Zoraida. Por otro, la que observás, porque todo lo que uno ve cotidianamente se transforma. Estás caminando por el Abasto, un barrio que puede ser picante, y en el recorrido parece que estás en una nubecita. Se genera una película sobre lo que estás mirando. Y en tercer lugar, el grupo es una obra para el peatón''.­

-De ahí también las caras que uno ve. La gente observa extrañada, con curiosidad.­

-Sí, claro. En eso también se ve una intervención urbana.­

-Zoraida trabaja en El Extranjero. ¿Cómo fue la aproximación?­

-Yo la conocía mucho, daba con el perfil de vecina del Abasto que era lo que nos pedían para Bombón Vecinal. Había algo que me gustaba de mostrarla.­

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DESDE AFUERA­

-Se nota que hay una decisión de no intervenir en el relato. Incluso lo religioso aparece muy fuertemente.­

-Obviamente que tuve mi lucha ideológica. Zoraida cada vez que me ve, me dice `Dios te lo pague'. A mí Dios nunca me pagó nada; que me preste unos billetes (sonríe). ¿Cómo voy a intervenir u opinar yo con alguien que no sólo tiene una creencia particular sino también una generosidad tal? `Mariano, vos quedás afuera', me dije, `en esta vos no tenés nada que opinar ni decir'. Yo hago obras donde opino permanentemente. Vos venís a ver `El año de Ricardo' y está mi opinión por todos lados. Acá le di una estructura, lo organicé dramáticamente, y probablemente haya alguna mínima licencia poética, pero no agregué cosas que iban a trastocar el sentido del relato de Zoraida.­

-Hay hasta una canción de Iglesia.­

-Cuando aparece `Jesús de Galilea' me agarro la cabeza y digo: `van a pensar que soy evangelista, que estoy tratado de evangelizar a la gente'. Por suerte, el 90 por ciento de la gente reconoce que se trata de dejar libre a Zoraida para que ella se exprese. Hay un 10 por ciento que pregunta por qué tanto Dios, esta mujer tiene que ir a la comisaría.­

-¿Hubo cambios respecto del FIBA?­

-Se acortó un poco la caminata, pero lo que sí resulta sustancialmente importante es toda la sonorización de Rafael Sucheras para esta nueva etapa. Antes era la voz de Zoraida pelada. Esto no es menor y hace que la experiencia sea completa y termine de generar esa inmersión de la que hablábamos.­

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ZONA DE RIESGO­

Iba a estrenarse en marzo de 2020. Tenían todo a punto. Sin embargo, la pandemia impidió que `El año de Ricardo', de la dramaturga española Angélica Liddel, pudiera subir a escena. Basada en `Ricardo III' de Shakesperare, la obra dibuja a esos personajes que utilizan los recursos de la democracia para acceder al poder y devienen tiranos.­

Finalmente, vio la luz en diciembre último, ni bien anunciaron que se podía volver al teatro presencial, y ahora va los viernes a las 21 en El Extranjero. "Es la obra que ensayé más tiempo -asegura Stolkiner-. Nos permitimos mucho buscar con Horacio Marassi (el protagonista). El es de una generación en la que el proceso de ensayo quizás era lo más importante. Y yo soy un poco más joven pero en mi modo de trabajo me parezco más a esa generación. El teatro independiente fue perdiendo una zona de riesgo justamente por eso: ensayan dos meses y ya montan''.­

-¿Por qué ahora? ¿Por qué resuena?­

-Ahora cambió todo. Nosotros la empezamos a ensayar a comienzos de 2016. Era un mundo distinto, y distinto también a cuando fue escrita, en 2005. A mí el texto me cautivó por la calidad de la prosa, por su potencia, pero sobre todo me atrajo mucho lo contrario a lo que se espera: en la construcción del tirano, Angélica toma cosas de la deformidad del personaje y el rechazo que genera. Construye un tirano, pero le encuentra algunos motores que, si bien no lo justifican, sí nos confrontan a nosotros como ciudadanos comunes o demócratas frente a qué lugar ocupamos en la construcción de esas tiranías.­

-Involucra al espectador, lo responsabiliza.­

-No es una obra que pretende dejar afuera del problema a quien la está espectando -probablemente alguien de clase media, intelectual-. Te está diciendo: `vos sos parte de esa tiranía'; mientras el ser humano siga pensando para sí mismo en su propio bienestar, estas tiranías van a seguir apareciendo. Surgen en el momento en que vos te dejás convencer de que ese tipo te va a dar algo a vos, no a la sociedad.­

-Ese tipo de personajes hacen pie en ese sálvese quien pueda.­

-Y Ricardo lo dice. En un momento está frente a los políticos y dice cosas tremendas: la clase trabajadora está más conservadora que nunca, y nos votará. También critica a la clase media: lo único que les importa es trabajar por un sueldo. De esto se aprovecha Ricardo. Y mostrarlo fue lo que me interesó de la obra.­

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EL (PRE)TEXTO­

-¿Prefiere, entonces, dirigir a partir de un texto de otro? ¿Hace dramaturgia de escena?­

-(El académico y artista cordobés) Cipriano Argüello Pitt dice que la escena es una dramaturgia de dramaturgia. Yo me inscribo dentro de esa línea. Suelo trabajar más con textos de otras personas. Matías Feldman, otro gran creador, dice que las obras no son las obras sino los procedimientos para llevar esas obras a escena. Por eso no me dedico a la escritura literaria; lo que más me divierte es ponerme en tensión con un texto ya escrito. En eso estoy.­