EL PULSO DE LOS MERCADOS

Conocimiento vs. pareceres

El mercado ha tenido dos o tres motivos de satisfacción en la primera quincena de febrero. Por un lado, Joe Biden no hace locuras populistas. Por el otro avanzan los planes de vacunación y los estímulos económicos tanto en Europa como en Estados Unidos. Los índices de Wall Street están niveles máximos, con ganancias semanales del 1 %  en el Dow Jones y el Standard & Poor`s; y del 1,5 % en el Nasdaq. Se apuesta a una recuperación fuerte.

Las dos últimas semanas han traído al candelero otro factor interesante, digno de ser analizado por distintas disciplinas del conocimiento, acaso por la sociología. Me refiero al enfrentamiento en sordina entre el conocimiento y los pareceres. 

En el primer grupo, el de la Vieja Guardia, se destaca, naturalmente, el legendario Warren Buffett, que se ha hecho multimillonario con un método de inversión casi infalible (¿dijimos aquí que la perfección no existe en este negocio o en cualquier otro?). Básicamente, el llamado oráculo de Omaha compra activos de empresas sólidas con proyección de futuro. Apple fue una de sus apuestas exitosas.

A la Vieja Guardia, tan exitosa, se la ha salido al cruce un bullicioso grupo de inversores vinculados con nuevas tecnologías de este siglo y con un nuevo estilo de inversión. Firmas como Tesla, Facebook o Google nos han hecho entender que tan importante como el desarrollo de productos y el aumento de la productividad de las empresas es el conocimiento detrás de las tecnologías que no están cambiando la vida. Y tal es así que vemos una escalada colosal en las valuaciones bursátiles de estas firmas no tradicionales. El virus chino no ha hecho otra cosa que acelerar los procesos. Pensemos en Zoom, con su estructura de pyme. 

Una Nueva Guardia llegó, pues, para quedarse. Mientras Warren Buffet busca rendimientos a medianos y largo plazo en firmas tradicionales que van andar bien, otros le apuestan al corto. Los cachorros de Reddik y Elon Musk han generado un movimiento importantísimo en los últimos días, como prueba de esto.  

El factotum de Tesla anunció esta semana la decisión de invertir 1.500 millones de dólares en bitcóins, así como su intención de aceptarlo como método de pago. Un verdadero pionero este Musk. Ha provocado que la criptomoneda por excelencia se haya apreciado otro 20 %, en medio de rumores de que otros gigantes tecnológicos podrían sumarse a la corriente neoinversora (¿Apple?). 

Mientras tanto, The Wall Street Journal nos informó anteayer que el bitcoin ha conquistado también al banco más antiguo de Estados Unidos: el BNY Mellon , banco de inversión, encargado de administrar grandes patrimonios. Confirmaron sus autoridades que están desarrollando una plataforma para gestionar las inversiones en la criptomoneda como si fueran acciones o bonos del Tesoro.

¿Quiere otro dato más para convencerse?  Mastercard anunció que ya desde este año permitirá que los titulares de sus tarjetas usen algunas criptomonedas, lo que permitirá que más comerciantes se animen a aceptarlo como medio de pago. Usted podrá pagar cualquier cosa con un bitcoin o un ethereum, desde el alquiler de una bicicleta hasta un automóvil de lujo.

Pero nada sube hasta el cielo. Correcciones de corto plazo en las criptomonedas serán, por así decirlo, moneda corriente. Pero mi visión de mediano plazo es que se encamina a los 100.000 dólares. Algunos economistas son más optimistas, lo ven algún día en u$s 500.000, conforme más bancos de inversión se sigan sumando al juego aportando efectivo que hasta ahora destinaban a acciones o bonos. No es disparatado. Tesla valía 100 dólares. Llegó a u$s 5.000 si tomamos la vieja nomenclatura. Al bitcoin le puede pasar lo mismo. ¡Tres hurras por el capitalismo!