EL PULSO DE LOS MERCADOS

2020, el año cripto

Como usted sabe, amigo lector, tuvimos una 2020 absolutamente accidentado con una espantosa caída de precios y cotizaciones en el primer trimestre por culpa del virus chino. Recordemos que la Bolsa estadounidense se había desplomado un 25 por ciento en el peor momento de la pandemia. El barril de petróleo, que había arrancado el año en 60 dólares, llegó a valer u$s 10. Pero después todo se fue acomodando. Más que nada porque los mercados llegaron a la conclusión de que los daños económicos iban a ser menos cuantiosos a lo calculado en un primer momento. Y, para mejor, los gobiernos occidentales reaccionaron inmediatamente con cuantiosos programas de estímulo y salvatajes a las empresas. 

Tal es así que estamos terminando el año con un mercado accionario en Estados Unidos que está, en promedio, un veinte por ciento arriba (hasta el miércoles, +44 % el Nasdaq, +16 % el S&P 500 y el +6,5 % el Dow Jones). La razón de esto es que las autoridades estadounidenses lograron recrear un clima de confianza entre los inversores y, por otra lado, la primera economía mundial, con su maravillosa flexibilidad, se recuperó rápido, sobre todo en cuanto a las cifras del empleo. Hubo una elección presidencial en medio de todo esto, con el triunfo del candidato menos proclive a los negocios de los dos en liza. No pasó nada. Entramos en enero con cifras récord en la Bolsa más importante del mundo (el Dow Jones por encima de los 30.400 puntos y el Nasdaq en 12.800 unidades). Y no podemos dejar de remarcar que el ciclo alcista se había consolidado con las rebajas de impuestos de Donald Trump (y sus presiones políticas para mantener las tasas bajas).

LOS GANADORES

 Tal como dijimos en nuestra columna semanal en La Prensa, los grandes ganadores de 2020 fueron las criptomonedas que no sólo han llegado para quedarse sino también para conquistar el corazón de los inversores. Cuando esta nota se escribía, el bitcoin, la cripto más utilizada, marcaba un nuevo récord histórico, cerca de los 30.000 dólares. Había arrancado en enero por encima de los 7.000. Una ganancia espectacular alimentada por el temor a la megaimpresión de billetes (para paliar los efectos deletéreos de la neumonía de Wuham) y los temores inflacionarios, con una creciente demanda institucional (ha surgido un firme interés en los bancos), mientars plataformas como Paypal ya permiten operar en criptomonedas en suelo estadounidense.

De ahí el título de esta nota: El año cripto. ¿Qué espero de ahora en más? Me parece que a 20/30 mil dólares el bitcoin está algo sobrecomprado a corto plazo, pero a mediano vamos hacia los u$s 35/40 mil. Claramente, las criptomonedas serán la gran inversión de la primera mitad de la década. Más aun, lo que se viene es el desarrollo de pagos y de cajeros automáticos por doquier, donde usted podrá cambiar en su billetera electrónica criptomonedas en general por billetes tradicionales.

OTROS MERCADOS

 El petróleo cierra el año en la zona de los 48 dólares. Estimo que el crudo tendrá un rally alcista en 2021. El oro termina en los 1.880 dólares la onza, redondeando un 30 por ciento de avance, con pisos muy sólidos en el orden de los u$s 1.750 y atravesando ahora una zona de correcciones (llegó a u$s 1.950) más en tiempo que en precio, es decir en forma de meseta. También aquí avizoro una escalada de precios en los próximos meses hasta la región de los u$s 2.100.  El Gobierno argentino, que tan mal ha manejado la economía, ha recibido una espléndida sorpresa durante 2020: la soja terminó un 35 por ciento por encima de los valores de enero pasado. Llegó a 1.290 dólares en Chicago, lo que equivale a u$s 450 la tonelada, el máximo desde que Cristina abandonó el poder. Esto suele llamarse viento de cola para los países productores de alimentos. Y va a seguir durante este año. ¿Sabremos aprovecharlo?

Nuestra amada Argentina ha tenido un año para el olvido, con el dólar libre tocando los 195 pesos semanas atrás, desde los $ 60 con que arrancó el tercer gobierno cristinista. La devaluación no es más que el producto de la desconfianza con las autoridades electas. 

Basta recordar que el peso chileno se valorizo este año entre el 5 y 6 por ciento. Los números, que no tienen nada de subjetivo, lo explican todo. La Argentina gasta mucho más que lo que produce; tiene más empleados públicos que lo que necesita y puede financiar; y tiene un régimen laboral anacrónico y un sistema impositivo fuera de contexto que lastran su productividad. ¿Cómo vamos a tener una moneda estable?