El gran regreso del tango bailado

Habrá sólo parejas convivientes en la presentación vía 'streaming' de la obra 'Tango in the Shadows'.

Se trata de una de las primeras presentaciones de una compañía de tango-danza al estilo prepandémico, con contacto estrecho de los bailarines dispuestos en parejas. Es fruto del esfuerzo de su director, Marcos Ayala, siempre dispuesto a no bajar la guardia, y lo posibilita el hecho de que es un espectáculo que el mismo elenco ofreció el año pasado en gira por Europa durante varios meses.

"En 2019 presentamos 'Tango in the Shadows' ('Tango en las sombras') en una flota de cruceros por lo que tuve que armar dos elencos de seis parejas cada uno para trabajar en paralelo. De esas doce parejas sólo pude convocar ahora a aquellas que conviven. Lo principal era que ya conocieran el show para poder ensayarlo rápido, sin tener que reunirnos demasiado'', confía Ayala, bailarín, coreógrafo y director de su propio cuerpo de baile desde 2011. Los primeros encuentros de cara a la función que ofrecerán este viernes a las 21:30 vía streaming desde el Teatro Broadway (entradas por argentinashowlive.com) fueron por Zoom y sólo los últimos ensayos tendrán carácter presencial.

-¿Qué condicionamientos impone la cuestión sanitaria en lo artístico?

-Hubo que modificar varias cosas porque no podemos cambiar las parejas. En la obra original, que tiene un formato de teatro musical, estaban pautados muchos intercambios que hubo que replantear porque ahora no es aconsejable. Es decir: no hay cambios de parejas y si los hay, no existe contacto con esa otra persona. Por ejemplo, uno de los personajes femenino bailaba en un momento con tres varones. Bueno, eso ya no se puede hacer. Hemos hecho un gran esfuerzo para que la obra se siga entendiendo y que no se aleje demasiado del formato original.

PROTOCOLOS

-¿Quién fija las normas a las que se deben atener?

-Hay un protocolo interno del Teatro Broadway y está también el de Asociación Argentina de Actores, que incluye a los bailarines. Nos exigen un orden de acceso y egreso de la sala con horarios escalonados, respetar el distanciamiento interno. Por suerte, el escenario es amplio y las parejas pueden bailar alejadas entre sí. Pero fue un trabajo arduo el que tuvo que hacer Ignacio González Cano, quien está a cargo de la puesta en escena. Fue un redescubrir de la obra obligados por las circunstancias.

-Una limitación que terminó sumando.

-Es que cuando hay parámetros tan estrictos que cumplir uno termina logrando cosas impensadas. Al final decís 'qué buen hallazgo'. Incluso agregamos un personaje que recorre el escenario con un rociador con alcohol que va desinfectando las manos y los objetos. Potenciamos la necesidad y quedó algo muy gracioso, un maniático de la limpieza que hasta baila con el rociador.

'Tango in the Shadows' se presentó en Buenos Aires durante la temporada 2018, en el teatro Ludé. Recorrió además escenarios de Rusia e Israel. En la obra, la dramaturgia de González Cano consigue conectar dos mundos opuestos, uno terrenal y anclado a su tiempo, y otro onírico y fantasmagórico. La pureza y la maldad cobran carnadura en los personajes de Paola Camacho y el propio Marcos Ayala, bien delineados y dispuestos a conducir al espectador a través de territorios tan disímiles. Capaz de sostener el relato sin acudir a la palabra (no hay textos hablados ni temas cantados en el show), Ayala, en tanto coreógrafo y director, consigue moldear imágenes de una belleza sobrecogedora.

DESAFIO

Esta vez, la producción general del espectáculo es responsabilidad de Guillermo Marín y la producción ejecutiva corre por cuenta de Cristian Tateossian. En la función del viernes (que se mantendrá disponible on demand hasta el 6 de diciembre) actuarán, además de los protagonistas, Luciana Franchelli y Federico Paleo, Sabrina Nogueira y Eber Burger, Mirisol y Facundo Karazey Cebeyra, Yanina Muzyka y Emmanuel Casal, Sofía Orlando y Heber Mallorquín.

-¿Qué dificultades tuvo para trasladar la puesta teatral a una versión filmada?

-Trabajar con cuatro cámaras 4K de altísima resolución es una bendición y a la vez un desafío. Hemos visto que hay cosas que funcionan para el escenario pero que ante la cámara pierden su magia. Por otro lado, hay escenas largas que en una filmación requieren otra resolución. También la iluminación, o más bien la oscuridad de algunas escenas, hubo que plantearla de otra manera. En espectáculos de danza, y corales como éste, el espectador presencial se enfoca en lo que elige ver, sigue al protagonista o a una pareja, se detiene en la iluminación o en el vestuario; hace su propio zoom sobre las cosas. En cambio, en una filmación es la cámara la que debe hacerlo.

-¿Cómo atravesó estos meses de teatros cerrados y sin giras?

-Regresamos con la compañía a fines de febrero desde Qatar y en mayo debíamos viajar a Turquía. Lamenté haber perdido el ritmo de trabajo, porque veníamos de un 2019 de muchas presentaciones en el exterior, pero gracias a eso fue que pudimos sostenernos en la pandemia. Si bien el hecho teatral es irremplazable, esta modalidad vía streaming nos permite por ahora seguir en movimiento.