Señor Presidente, usted no tiene que ser Robin Hood


Uno no sabe bien , porque la historia no nos lo dice, cómo se gestaron con exactitud aquellas hoy famosas aventuras del generoso Robin Hood en los ingleses bosques de Sherwood. Aquellos actos de pillaje, pasaron a ser famosos porque fueron definidos como “justicieros” ya que consistía en asaltar y robar a los nobles ricos para entregar ese botín a los más necesitados.

Tal vez aquella actitud fuese realmente un acto de justicia en una sociedad donde la realeza vivía en su casta ignorando las necesidades de los plebeyos. Pero querer jugar a ser Robin Hood en este sigloXXI queda al menos como un acto de pobreza intelectual y muestra contundente de una mala formación de estadista. Permítame indicarle con todo respeto señor presidente de la Nación, que haberse puesto en el traje de aquel forajido del medioevo inglés en este difícil 2020, no fue un acierto en especial porque tuvo usted que instruir a “su corte” a repetir un discurso crítico y lamentable, totalmente ajeno de la realidad.

Usted le quiso hacer creer a los argentinos que estaba robándole a un rico para darle el monto del atraco a los más necesitados. Pero ni Horacio Rodríguez Larreta es el sheriff de Nottingham, su histórico rival, ni usted le quitó su dinero. Señor presidente, a esta altura de su carrera política parece hasta de mal gusto que tenga que recordarle que el dinero del país, no es del Estado, ni del gobierno, ni de los gobernadores e intendentes, el dinero es de los contribuyentes o sea de nosotros los ciudadanos, los que pagamos los impuestos, y su trabajo, bien pagado por cierto, es limitarse a administrarlo. Usted se tomó el atrevimiento de quitarle nuestro dinero a las arcas de la Ciudad de Buenos Aires no para repartirla entre los pobres, sino para solucionarle un problema institucional al nada experto gobernador de la provincia de Buenos Aires que desde que asumió ha estado siempre esperando que usted o la vicepresidenta le sacaran las papas del fuego, como se dice vulgarmente.

Y usted mismo recibe instrucciones sobre el rumbo político que tiene que tomar, de lo contrario no podría entenderse como es posible que el jefe de gobierno porteño pase de ser su “amigo” y compañero de lucha contra la pandemia, a ser el enemigo político a destruir sea como sea. Verlo a usted acusando a la Ciudad de Buenos Aires como opulenta y generadora de culpas; oír a sus ministros decir que “acá no hay nada que negociar, lo que hicimos fue impartir justicia”, una frase que bien podría haber usado el legendario Robin Hood ante el príncipe Juan sin Tierra cada vez que era detenido; otro de sus hombres del Gabinete no dudó en hablar de “inmoralidad” en la Ciudad de Buenos Aires.¿No será un poco mucho? De cualquier manera señor presidente, al margen de la lucha política que su vicepresidenta ha iniciado para frenar el crecimiento político de Rodríguez Larreta, algo que habría sido probado por una frase que atribuyen a Máximo Kirchner en una reunión con los referentes de La Cámpora: “Al pelado hay que pisarlo”, Cristina ve como un fantasma malo al jefe del gobierno porteño.

Debe pensar que Fernando de la Rua llegó a presidente, Mauricio Macrí llegó a presidente, no sea que Larreta cumpla con aquello de no hay dos sin tres. De cualquier forma señor presidente usted no puede elegir el camino del facilismo para creerse que saca el país adelante. Veamos un ejemplo para aclarar lo dicho. Un padre tiene dos hijos, a uno le va estupendamente bien y es un hombre rico pero al otro le va muy mal y no puede salir de la pobreza.

Y el padre para “ayudarlos” busca la forma de arruinar al rico para lograr convertirlo en pobre así conseguir la igualdad de los hermanos y terminar con una supesta injusticia. La teoría de nivelar hacia abajo no da buenos resultados pero es más fácil que lo contrario. Usted acusa a la Ciudad de Bueos de ser rica, opulenta y entonces para evitar esa injusticia, usted la empobrece para equipararla a los argentinos más necesitados. No es así Alberto Fernández, no es así. Lo que usted tiene que hacer es poner todos sus esfuerzos para que los pobres sean cada día menos pobres y no quedarse con la conciencia tranquila consiguiendo que los ricos sean cada vez menos ricos.

Tal vez porque usted siguiendo el modelo K, necesita cada vez más argentinos dependiendo del estado o debiéndoles favores al Estado, para mantener el caudal de votos necesarios y entonces verse con futuro político. Pero así no se hace un país grande sino que se contruye un país de pobres y hasta el día antes de su asunción usted prometía lo contrario. Ayer mismo uno de sus ministro día la prueba de cuál es el modelo y habló de reactivación económica asegurando que “Vemos un rebote de la economía, en las últimas tres semanas hubo más changas”.

Si ese es el modelo de país que usted y su gobierno quiere, vamos mál, muy mal. Por otro lado la titular de la Anses avisa que estudian una nueva moratoria previsional para quienes no tengan todos los aportes jubilatorios. Ni las arcas agotadas impiden que se generen más dádivas del Estado que busca incrementar su caudal de votos. Si el objetivo es destruir a la clase media, le recuerdo que es más del 70 por ciento de los habitantes de nuestro país, y que la mayoría de la elite política, salvo las millonarias excepciones, pertenece a ese sector social.

No juegue más a Robin Hood, no se hace ni nos hace ningún favor. Está obligando a los ciudadanos a un enfrentamiento ridículo, una nueva grieta caprichosa entre porteños y bonarenses. Y si le duele la opulencia, revise su lista de compañeros de ruta política, no nos pida a nosotros que salgamos a cada rato a las calles para recordárselo.

V. CORDERO