Lo más importante de lo menos importante

Más de cinco meses transcurrieron desde que la pelota se congeló en el aire al paso de la pandemia. Los hinchas, los jugadores y los dirigentes pedían a gritos la vuelta del fútbol. Después de muchas discusiones y de sopesar pros y contras, en Perú decidieron que se juegue. Pero la fecha 7 del campeonato duró un suspiro. El viernes tenían que enfrentarse Cantolao y Universitario y las medidas protocolares fracasaron cuando los equipos arribaron al estadio Nacional de Lima. Los alrededores fueron un caos. La gente se olvidó por completo de los cuidados y, pese a que el partido era a puertas cerradas, se juntó para celebrar su habitual fiesta pagana. Chau fútbol.

"Al no haberse cumplido por parte de la población apostada en las afueras del Estadio Nacional con los protocolos de distanciamiento, uso de mascarilla, entre otros, y al haber ocasionado situaciones de riesgo en temas de salud y seguridad, el Instituto Peruano del Deporte suspende los partidos restantes de la fecha 7 del campeonato: sábado 8, domingo 9 y lunes 10 de agosto", explicaron las autoridades mediante un comunicado. Perú, según el último informe de la Organización Mundial de la Salud (OMS), registra más de 460 mil contagios de Covid-19, con más de 20 mil fallecidos.

El sábado se produjo también el retorno a las competencias nacionales en Brasil. Pero el duelo del domingo entre Goias y San Pablo, donde juega Dani Alves, fue suspendido apenas 10 minutos antes de su inicio. ¿El motivo? Diez jugadores (ocho iban a ser titulares) del Goias dieron positivo. Y una situación similar se había dado más temprano, en el torneo de la Serie C de ese país, cuando no pudieron salir a competir

Treze Futebol Clube y Sociedade Imperatriz de Desportos, en una ciudad del noreste brasileño. Doce de los 19 jugadores de Sociedade dieron positivo…

El sábado Brasil había superado los 100 mil muertos y pasaba la barrera de los 3 millones de infectados desde el comienzo de la pandemia.

Dicen que las comparaciones son odiosas pero no parecen existir muchas otras maneras de medir situaciones similares.

Mientras que en nuestro territorio la curva de contagios se eleva día a día (aunque sigue siendo menor que en la mayoría de los países de la región), ayer volvieron nuestros rezagados equipos a las prácticas. No obstante, pensar en el regreso a las competencias es prematuro, más allá de que los cinco elencos involucrados en la Copa Libertadores (River, Boca, Racing, Defensa y Justicia y Tigre) por ahora no tendrán más opción que saltar a la cancha o perder los puntos y los dólares en juego si no lo hacen.

En el plano doméstico quizá sea diferente. Igual, ahora, con la pandemia buscando su pico letal, hacer conjeturas es simplemente eso, futurología. Algo así como las especulaciones que hicieron durante estos días algunos funcionarios cuando hablaron de la temporada de verano…

El fin de semana, contrarreloj, los planteles corrieron a hacerse los hisopados para ponerse los cortos y arrancar con los entrenamientos grupales. Y entonces empezaron a saltar positivos como los del juvenil arquero de River Ezequiel Centurión, quien tiene Covid-19 y resultó asintomático pero se perderá este regreso apurado con su correspondiente aislamiento.  Mientras que ayer, minutos antes del arranque de la primera práctica del Millonario, se conoció la información de que a Gonzalo Montiel también le había dado mal el examen pero luego es estaba investigando si no se trataba de un falso positivo.

También arrojaron resultados adversos Agustín Almendra en Boca; Fabricio Bustos en Independiente; Ricardo Alvarez y Thiago Almada en Vélez, Federico Torres, Franco Quinteros y Nicolás Linares en Banfield. Pero la pruebas seguirán y podrían haber más malas noticias en las próximas horas. Es decir, podrían ser muchos más los positivos y los problemas para los entrenadores. Y a ellos habría que agregarle los casos del Ascenso, que son varios, pero aún no tienen fecha de regreso al trabajo.

A propósito de directores técnicos, ¿alguién pensó en los más veteranos y los riesgos que pueden llegar a correr? No son muchos los grandes (como Diego Maradona o Miguel Angel Russo, quienes ya pasaron por serios problemas de salud en sus vidas, por ejemplo) pero deberán tener cuidados especiales, se supone. ¿Y los hinchas? ¿Entenderán que acá no habrá espacio para banderazos ni ninguna otra manifestación colectiva como la que desataron los peruanos, al menos por un largo rato? Seguramente dependerá de la inteligencia de cada uno para manejarse frente al enemigo invisible que nos privó de la mayoría de los placeres que nos distraen a muchos. Claro que siempre habrá que recordar que a otros tantos los dejó sin la vida de seres queridos. Y que, como alguien dijo por ahí, el fútbol es lo más importante de las cosas menos importantes que no pasan.