Hay que pasar el invierno

Cuando el Dr. Arturo Frondizi asume la presidencia, en 1958, inútiles afirmaciones nacionalistas habían perjudicado el interés extranjero en la economía argentina, como así también, la confianza de los países occidentales en nuestro futuro. Al nacionalismo peronista, le había seguido el nacionalismo de buena parte de las Fuerzas Armadas. Las dificultades económicas argentinas eran consecuencia de la negación, por parte de los distintos gobiernos, de la participación extranjera en la explotación de sus recursos minerales y en la recuperación de su sistema de energía y comunicaciones.

Desde 1956 el Ingeniero Alvaro C. Alsogaray propició, enfrentando la mentalidad imperante entonces, la intervención del capital privado, nacional y extranjero, en la explotación del petróleo mediante "el remate de áreas" por licitación pública, previo pago a YPF de un derecho por dicha explotación.

La producción agropecuaria, señalaba, en 1957, de la cual provenían la mayor parte de las exportaciones, no podía ser aumentada de inmediato y se sumaba el descenso de los precios en el mercado internacional. No estaba de acuerdo tampoco en suprimir importaciones no esenciales porque afectaría el rubro de las materias primas industriales y al de los combustibles provocando disminución en la actividad fabril y por lo tanto desocupación. Aseguraba que, si no nivelaba el comercio exterior, sobrevendría una crisis.

En 1957 crea el Partido Cívico Independiente desde donde comienza la Batalla del Petróleo, mucho antes de que el presidente Frondizi la hiciera propia. Se enfrentó no solamente a las ideas del futuro presidente sino a todas las fuerzas políticas que pensaban de la misma manera. El doctor Frondizi había publicado en 1954 Petróleo y Política, libro en el que se declaraba ferviente estatista subrayando sus opiniones contrarias a la actividad privada sobretodo en el área petrolera.

Antes de llegar a la presidencia defendió la explotación estatal del petróleo y promovió la lucha por incentivar el papel de la industria argentina desde el Estado. Ya presidente, se acercó a los sectores gremiales, de mayoría peronista, accediendo a una central única de trabajadores que no había sido postulada antes por ninguna conducción radical, favoreciendo al sindicalismo peronista.

Más tarde, Frondizi aceptará el capital extranjero. Vio la realidad tal cual era, no como su partido durante años había querido que fuera. En su discurso de cierre de campaña, manifestó que habría cambios en el comercio exterior argentino: "Dejaremos de vender una gama limitada de productos a un sector limitado de compradores. Comerciaremos con todo el mundo y venderemos todo lo que podamos vender a los mejores precios que podamos obtener".

El presidente se mostraba decidido a defender el precio de las exportaciones y a tratar de diversificar los mercados y los artículos exportables: "Defenderemos nuestro comercio exterior buscando comprar y vender en las condiciones que favorezcan nuestro desarrollo integral. No queremos interrumpir relaciones comerciales con nadie, sino intensificarlas, pero tenemos derecho a exigir precios retributivos por nuestros productos, del mismo modo que satisfacemos los que se nos exigen por los ajenos".

Políticos extranjeros observaban, con regocijo y atención, la afirmación de Frondizi de que la explotación del petroleo estaría a cargo de Yacimientos Petrolíferos Fiscales (YPF) pero que se autorizaría la participación de empresas privadas para su extracción otorgando al capital extranjero el mismo tratamiento que al capital nacional.

Vale la pena transcribir algunos párrafos más, porque allí se describe las condiciones en que estaba la economía, las cuales, como al ex presidente Menem, lo decidieron, a un cambio de rumbo. "La situación económica del país es dramática. El Tesoro nacional está exhausto y los recursos nacionales que deben concurrir a sufragar las expensas de la administración pública, no alcanzan en forma alguna, a cubrir los enormes gastos comprometidos. Por otro lado las magras reservas de oro y divisas que aún quedan en el Banco Central, están afectadas a obligaciones financieras de forzoso cumplimiento y a permisos de importación que ya tienen principio de ejecución. Hay que agregar, con sus complejas derivaciones económicas y sociales la vigencia de un proceso inflacionario para cuyo aceleramiento se han dado ya todas las condiciones requeridas. La gravedad de la situación ha pasado quizás inadvertida, tras un volumen de gastos que, al tiempo que infundía una falsa euforia, contribuía a acelerar el proceso. Debemos alcanzar el autoabastecimiento energético, basado en la explotación de petróleo y carbón y en la utilización de la potencia hidroeléctrica. Esa riqueza debe dejar de ser potencial para convertirse en una realidad al servicio del progreso y del bienestar nacional. Aceptaremos la cooperación del capital privado en la medida en que los recursos oficiales sean insuficientes, pero sin dar lugar a concesiones ni a renuncias del patrimonio nacional".

OTRO RUMBO

El 1 de mayo de 1958 Arturo Frondizi asume la presidencia de la República. Rogelio Frigerio asumió un papel importante en ese triunfo porque fue el impulsor de la alianza con el peronismo que se materializó en el pacto secreto entre Frondizi y Perón, de 1958, firmado por Rogelio Frigerio y el delegado del ex presidente, John W. Cook. El radicalismo se había dividido en septiembre de 1956. El pacto le permitió a la UCR Intransigente, liderada por Arturo Frondizi, desarrollista, superar a la UCR del Pueblo en las elecciones, la cual tenía al frente a Ricardo Balbín, apegado aun a las ideas de la Declaración Avellaneda de 1945, muy parecidas a las peronistas, de base nacionalista y socialista.

La política petrolera de ese entonces consistía en manejarse a través del monopolio estatal representado por la empresa YPF. Condicionaban el nivel de vida y la independencia económica al mantenimiento de esa política, cuidar y protegerla a pesar que desde el descubrimiento de los yacimientos de Comodoro Rivadavia, hacia en esa época más de 50 años, la producción oficial había podido crecer insuficientemente. Argentina, un país rico en petróleo, se veía en la necesidad de ser subvencionada por la agricultura y la ganadería porque todas las actividades estaban reservadas al Estado. En cambio, Alsogaray, propiciaba la inversión privada para sacar el petróleo que estaba bajo tierra sin explotar.
El lema de su partido era La crisis debe pagarla el petróleo. Se le llamó por eso Vende patria, Essogaray y Vendido al oro extranjero, lo que muestra hasta qué punto se rechazaba el capital que no proviniera del Estado.

¿Por qué -preguntaba Alsogaray en sus discursos- someter al pueblo argentino a la inflación y a la crisis si tenemos los medios para evitarla? ¿Por qué han de cargar las fuerzas del trabajo ( empresarios, empleados, obreros, profesionales, y demás personas activas) con esa crisis, si la misma puede ser superada usando los recursos naturales, en especial el petróleo? Alsogaray daba un diagnóstico de la situación económica, que ya se insinuaba, refiriéndose en primer término a la causa última de la misma: la falta de comprensión sobre el papel que desempeña en el proceso económico-social la capacidad creadora del individuo y de la libre empresa, sumada a la sobreestimación de las posibilidades de los planificadores.

A veces los milagros existen: en junio de 1959, el presidente Arturo Frondizi, ofrece al ingeniero Alvaro L. Alsogaray el cargo de ministro de Economía. La situación era muy delicada por lo que aceptar el cargo era un enorme desafío. Continuaba el retiro de fondos de las cajas de jubilaciones, no se pagaba a los proveedores del Estado, se desatendía el pago de jubilaciones, y se demoraba el sueldo de los empleados estatales.

Se recurrió a la emisión que produjo inflación, la elevación de precios y coste de vida, sobrepasaba el 127% anual, la desocupación había alcanzado niveles altos provocando huelgas y la gente formaba largas colas por el desabastecimiento. Frondizi tuvo que recurrir a movilización de los gremios bancario, ferroviario, del personal de Transportes de Bs As. y del personal de Petroleros del Estado. Se patrullaba la Capital Federal y el Gran Buenos Aires con efectivos de la Gendarmería Nacional por miedo a los desbordes.

El dólar subía a pesar del desesperado esfuerzo del Banco Central que para detenerlo volcaba a plaza cada vez más cantidad de dicha divisa. Por segunda vez en la historia se necesitaba refinanciar la deuda por no poder atender los compromisos contraídos, la fuga de capitales al exterior era incesante.
Ante este panorama Alsogaray acepta con la condición de elegir a sus colaboradores y sumar a su cargo la cartera de Trabajo. También exige que se aceptaran sus decisiones y elegir quienes estarían en la totalidad de las Secretarias de Estado de ambos ministerios y directorios de los bancos oficiales, Central, Nación, Industrial e Hipotecario. Así fue como el equipo económico tuvo coherencia y consistencia en la acción. También exigió no tener ningún contacto con Rogelio Frigerio de tendencia desarrollista, quien, creía el flamante Ministro, pondría piedras en la rueda a su política liberal.

EXITO

Tuvo Alsogaray una excelente gestión de 22 meses. Debería estudiarse con atención. Comenzó atrayendo la confianza de la gente. La costumbre iniciada por el ministro de explicar por TV el porqué de sus principales medidas la crecentó. En su primer discurso explicó su plan económico y pidió un esfuerzo para sobrellevar los meses siguientes que iban a ser muy difíciles. Fue cuando lanzo la frase que se hiciera tan popular desde entonces: "Hay que pasar el invierno".

Concitó optimismo y apoyo el plan que lanzó al país, se supo hacia donde se iba. Bajaron de esta forma, rápidamente las expectativas inflacionarias y el dólar que había alcanzado su máxima cotización, 103 pesos, sin intervención estatal, no superó los 83, y se mantuvo en ese valor por los dos años que duró su gestión. Los especuladores y las colas desaparecieron de las casas de cambio. Cualquiera podía adquirir dólares u otra moneda extranjera, sin restricciones, en un mercado totalmente libre. Desapareció el mercado negro.

Los bienes que faltaban se repusieron rápidamente en las estanterías, los precios bajaron y en general se estabilizaron. El incremento del costo de vida descendió de inmediato: del 9% mensual que había alcanzado en el primer trimestre del año 1959, al 3,06% en junio de 1959, primer mes de la gestión de Alsogaray, y en el segundo semestre, el promedio mensual acumulativo fue de solo 2,33. Bajó, aún más, en el año 1960, cuando el promedio se colocó en solo a 0,96%.

Se había derrotado a la inflación dentro de un sistema libre, abandonando los controles de precios, de cambios y de salarios y con aumento constante de las remuneraciones.

* Miembro de Número de la Academia Argentina de la Historia. Miembro del Instituto de Economía de la Academia de Ciencias Morales y Políticas. Premio a la Libertad 2013 (Fundación Atlas). Autora de El crepúsculo argentino (Ed. Lumiere, 2006).