Los 30 años del BFN

Una historia de baile y perseverancia

Durante casi medio siglo peleó Santiago Ayala 'el Chúcaro' por conseguir la creación de un elenco oficial de danzas folklóricas. Vio debutar al Ballet Nacional en 1990 y lo dirigió hasta su fallecimiento, cuatro años después.

El proceso que desembocó en la fundación del Ballet Folklórico Nacional (BFN) y su debut en el teatro Colón el 9 de julio de 1990, hace ya treinta años, había comenzado mucho tiempo antes. Desde los años '40, Santiago Ayala 'el Chúcaro' venía reuniéndose con casi todos los presidentes argentinos con la intención de lograr la creación de un elenco de danzas folklóricas en la esfera de los Organismos Estables del Estado.

'El Chúcaro' fue muy amigo del general Juan Perón, a quien había conocido cuando era coronel. Ya siendo Presidente mantuvo un contacto estrecho con él. En una ocasión, Perón lo convocó porque habría una reunión de embajadores en la Quinta de Olivos. Le pidió un espectáculo "de exportación pero que no perdiera la esencia folklórica''. Así fue como nació la célebre obra 'Malón ranquelino', con lanzas y boleadoras. En otro momento, Ayala fue a ver a Perón a la Casa de Gobierno. En el ascensor se encontró con 'Pascualito' Pérez, el primer argentino campeón mundial de boxeo, que salía de pedirle algo al Presidente, sin mayor éxito. Cuentan que 'el Chúcaro' le dijo: ``Si a vos no te dio nada, Pascualito, qué me va a dar a mí''.

De este tipo de anécdotas, Juan Cruz Guillén atesora decenas. 'Fierro', como lo conocen en el ambiente de la danza, ingresó a la compañía del `Chúcaro' en 1966, después de haberlo conocido en la Fiesta Nacional de la Manzana, en General Roca, adonde había viajado con una delegación que dirigía Pedro Berruti. En 1968, varios de los bailarines de aquel momento (Hugo Jiménez, Pedro Ortíz, Sabina Di Salvo 'Titina', Roberto Aquino, Mario Machaco, el propio Guillén) iniciaron una recolección de firmas entre los principales folkloristas para apoyar la creación de un Ballet Folklórico Nacional que fuese dirigido por `el Chúcaro' y Norma Viola. "Nadie nos dijo que no: Eduardo Falú, Los Chalchaleros, Guarany, Los Fronterizos, Landriscina, Isella, Atilio Stampone...'', enumera el autor del libro 'Antes y después. Santiago Ayala 'el Chúcaro' y Norma Viola' (Balletin Dance Ediciones). Pero no tuvieron suerte. Desde entonces se tornó un pedido recurrente del Maestro ante cada nuevo gobierno.

El decreto

Recién durante la presidencia de Raúl Alfonsín, en 1986, fue aprobada la Ley Nº 23.329 que dio origen al Ballet Folklórico Nacional de Argentina. Sin embargo, la reglamentación llegó tres años después. En este punto destaca Guillén la labor realizada por el entonces subsecretario de Cultura, José Luis Castiñeira de Dios, y el ex director Nacional de Música, 'Chango' Farías Gómez, "que trabajaron muchísimo para que este sueño se concretara''. Y agrega un dato poco conocido: "En aquel tiempo existía una relación de amistad muy grande entre Norma y Amira Yoma (cuñada del presidente Carlos Menem y funcionaria del Gobierno). Eso allanó el camino para que el Ballet debutará finalmente en el teatro Colón el 9 de julio de 1990''.

Hubo audiciones abiertas en el Teatro de la Ribera y los ensayos formales comenzaron el 4 de junio en ese mismo lugar. 'El Chúcaro' y Norma compartían la dirección general, con 'Titina' Di Salvo y Roberto Herrera como asistentes coreográficos. Nydia Viola (hermana de Norma) y Carlos Rivarola eran los maestros de la compañía. "El debut fue algo emocionante'', recuerda Guillén. "Cada uno de los integrantes era consciente de la importancia que tenía formar parte del Ballet Nacional. Era como jugar en la Selección'', compara.

Patrocinio

La de Santiago Ayala no fue una idea peregrina. Desde los años '50 tenía México su propio Ballet Nacional, y en Chile había comenzado a gestarse uno en 1965. Hay otra anécdota que expone la importancia que tiene para cualquier país contar con una compañía oficial de danzas folklóricas. Siendo Guillén coordinador del BFN (lo fue desde octubre de 1990 a diciembre de 1992) lo convoca a una reunión el gerente en la Argentina del Bank of America para comentarle que le interesaba auspiciar al Ballet Folklórico. Su deseo era que la compañía pudiera salir de gira por el mundo para difundir la imagen y la riqueza paisajística y cultural de la Argentina. "De esa forma -le confió el banquero- lograremos que más extranjeros vengan a invertir en el país y que la Argentina crezca, así nosotros podremos recuperar el dinero que le hemos prestado''. Finalmente (¡oh, la burocracia!), el patrocinio no se concretó porque el deseo del Banco era que el dinero fuese de manera directa al BFN, sin pasar por la Secretaría de Cultura, y ni una gestión de Guillén ante Menem pudo destrabar la negociación.