ACUARELAS PORTEÑAS

Gansópolis

Etimología de Gansópolis. 

El vocablo significaría algo así como “Ciudad de los Gansos”. Pero Gansópolis es el nombre con que, en la revista El Pato Donald de los tiempos de mi niñez, el adaptador o traductor hispanohablante rebautizó al personaje cuyo nombre original es Gus Goose. El bautismo se ajusta a la eufonía y al humorismo; por lo tanto, afirmo que el anónimo literato se apuntó un poroto.

De la época de mi colegio secundario conservo un único amigo. Él y yo hemos elaborado, a través de tantos años, una enigmática constelación de términos que sólo para nosotros dos tienen un significado tan preciso como indubitable. Entre decenas de ellos, habíamos consagrado gansópolis como denominación aplicable a cualquier persona de conducta o movimientos molestos o fastidiosos.

Un gansópolis en acción

En las primeras horas de vigilia no me visita precisamente el talante jocundo: más bien tiendo al mutismo y a solazarme, de existir, en el benéfico silencio.

De esta manera, la sala de profesores de mi colegio no resultaba para mí el ámbito másdeseado. Y eso se debía, entre otros factores menores, a la acción deletérea de un colega que tenía su propio nombre y su propio apellido, pero que, para mí, sólo era Gansópolis.

Siendo las siete y media de la mañana, y a punto de comenzar, a las ocho menos cuarto, la rutinaria jornada escolar, yo habría preferido sumirme en mis pensamientos y no prestar oídos al mundo exterior.

Sin embargo, Gansópolis consideraba meritorio tamborilear con yemas y nudillos sobre la mesa donde estábamos acodados los docentes: repiqueteo marcial que me ponía los pelos de punta.

Sus expansiones musicales no se limitaban a lo instrumental sino que se extendían hasta la lírica, de manera que Gansópolis –a veces acompañado por el tamborileo, otras veces a cappella– solía tararear y aun entonar la letra de algunos jingles comerciales de melodía pegadiza.

En los momentos no melómanos solía relatar, con ampulosos ademanes y altos decibeles, y como quien revela secretos ignorados durante siglos, episodios que casi todos habíamos visto en televisión la noche anterior.

Cultor de verborragia entusiasta, abundaba en proverbios: Chancho limpio nunca engorda, Seco como lengua de loro, El hombre es como el oso: cuanto más feo, más hermoso…

Un hallazgo expresivo

Debido a enfermedad, cierto profesor había faltado al colegio durante dos o tres semanas. Llegó el buen día en que se reintegró a sus tareas. Tal vez algo fatigado aún por secuelas patológicas, esa mañana permanecía cabizbajo y en un silencio similar al que yo preconizaba para toda la humanidad o, por lo menos, para los habitantes de esa sala de profesores.

Pero Gansópolis tenía un plan…

Se puso de pie y colocándose detrás del taciturno, con las palmas de las manos nos hizo señas de que prestáramos atención, pues se disponía, según toda evidencia, a regalarnos con una agudeza que no olvidaríamos por el resto de nuestras vidas.

Una vez seguro de que había concitado el interés y la curiosidad general, le aplicó al convaleciente dos golpecitos en el hombro, que le hicieron levantar la cabeza y apartar de sus tribulaciones.

Gansópolis sonrió, dando a entender que estaba a punto de coronar su genialidad, y, con ambos índices extendidos hacia arriba y con ojos picarones, le dijo:

–Estuviste faltando por enfermedad… Decime…

Aquí introdujo una pausa para crear intriga narrativa. Tras la cual agregó:

–Vos, ¿no habrás estado enfermo de…

Segunda pausa de efecto teatral, que acrecentó el asfixiante clima de suspenso, rematado en seguida con este colofón:

–…haraganitis?

Y echó una mirada en derredor, dispuesto a agradecer con una reverencia el estallido de hilaridad y la ovación con que sería recibido su ejercicio dramático. Pero, oh desilusión, sólo cosechó tímidas y corteses sonrisas, incluida la de este servidor.

Opino que este fracaso no produjo ningún dolor, ninguna decepción, en el espíritu de Gansópolis, pues, en lo sucesivo, fueron abundantes las veces en que nos presentó alguna nueva gansopoliada.

Su lugar en el podio

Es muy probable que Gansópolis fuera un ser ingenuo y bondadoso. Pero su temperamento le aseguró un lugar de honor en el podio de los principales referentes del hinchapelotismo universal.