EL DIAGNOSTICO DE ARIEL AMOROSO, PRESIDENTE DE LA ASOCIACION DE HOTELES, RESTAURANTES, CONFITERIAS Y CAFES

"La situación es desesperante"

No hay rubro que logre soportar semejante desaceleración de la actividad. En el caso del sector que comprende a restaurantes, cafés, bares y confiterías de la Ciudad de Buenos Aires la situación es por demás crítica. No sólo la incertidumbre acerca de la reapertura es total, sino que además, protocolo mediante, saben que al momento de la vuelta sólo podrán utilizar la mitad del salón.

Por ahora un puñado de empresarios se las arregla para generar algo a través del sistema de envíos a domicilio, ventas que en definitiva no sirven ni como consuelo, tal como lo explica Ariel Amoroso, presidente de la Asociación de Hoteles, Restaurantes, Confiterías y Cafés de la Capital.

-¿Cómo graficaría la situación del sector?

-En lo que hace al rubro gastronomía, que comprende restaurantes, cafés, bares y confiterías con salones, estamos todos cerrados desde el 19 de marzo, cuando comenzó la cuarentena por el Coronavirus. En este momento no tenemos ningún tipo de entrada, es decir que nuestros ingresos son absolutamente cero. Excepto aquellos que trabajan con delivery, una modalidad que representa al 10% de los restaurantes.

-¿En cuánto estiman el nivel de los quebrantos?

-En Buenos Aires existen 8.000 bares y restaurantes, y podrían quebrar 2.000. Le calculamos entre un 30 y un 40% las firmas que no podrán volver a abrir sus puertas cuando todo esto pase. Una encuesta realizada por Fehgra (Federación Empresaria Hotelera Gastronómica de la República Argentina) a los propietarios refleja que el 75% dijo que tenían pensado cerrar (ver aparte). La situación es desesperante.

-¿La posibilidad de vender en la modalidad para llevar no resulta un paliativo?

-No alcanza. Imaginemos que la entrada principal es el salón. En este rubro es lo que más pesa, es clave en el negocio. Las ventas por delivery representan apenas el 10% del total. El punto fundamental aquí es que la estructura no aguanta con ese porcentaje tan bajo. El punto de equilibrio ronda el 70% de ocupación del salón.

ALTERNATIVAS

-La Asociación le acercó a las autoridades del Gobierno de la Ciudad el plan de utilizar lugares públicos a cielo abierto para instalar mesas. ¿Cómo fue tomada esa idea?

-Se está trabajando sobre eso. El uso del espacio público está bueno para compensar lo que vamos a tener que perder por el protocolo del Covid cuando podamos abrir las puertas. Hay que pensar que vamos a tener que distanciar las mesas a dos metros una de otra. Perderemos más del 50% del salón. Si de entrada entonces tengo un salón con menos del 50%, ya arranco por debajo del punto de quiebre, que dijimos que era la ocupación del 70% del salón. Es decir que abriendo quebramos igual.

-¿Operativamente cómo funcionaría la idea de utilizar espacios públicos?

-Lo que propusimos fue tener la posibilidad de poner mesas y sillas en lugares que tal vez ahora no estén ocupados. Por ejemplo, los que estén linderos a plazas o espacios verdes, que puedan avanzar hacia esa superficie. Los que estén sobre veredas anchas, que les permitan poner más mesas. Que cierren algún carril de alguna avenida y se pueda utilizar también.

-¿Han recibido el beneficio del ATP para el pago de salarios?

-Con los ATP vamos bien. En eso ayudó mucho el Estado Nacional. Con ese beneficio cubrimos el 50% de los salarios. Nos queda el otro 25% que estamos pagando por nuestra parte, y los costos fijos.

-El panorama se torna peor con los que alquilan el local.

-El que alquila el local está en una situación desesperante, si es que ya no cerró.

-¿Plantearon exenciones impositivas ante el Gobierno porteño?

-Se está trabajando en todos los frentes. Tenemos el gran problema que el Gobierno cada vez recauda menos. Y ese es un gran problema. Nosotros planteamos el no pago de Ingresos Brutos desde el momento de la reapertura y por 180 días para poder acomodarnos. También pedimos no pagar el ABL por un año.

-Aunque ahora les dieran luz verde para reabrir, ¿el factor miedo también les juega en contra para normalizar el negocio?

-Ese es un tema muy difícil. Habrá un tiempo de espera, de acomodamiento hasta que se vea cómo evoluciona todo. La gente tiene miedo. Además, ahora existe el inconveniente con el turismo, ya que no hay ni externo ni interno. El panorama es complicadísimo.

-Pese al protocolo que les reduciría superficie y demás restricciones, ¿es un rubro que podría experimentar una rápida recuperación?

-Indudablemente cuando a la economía le va bien, al rubro le va bien. Es el primero en levantarse, pero también el primero en caerse cuando las cosas andan mal. No tenemos claro cómo será el futuro, esta es una situación que nunca se vivió.

-Han dejado escuchar quejas contra las plataformas de delivery. ¿Cuál es la dificultad?

-Ocurre que cobran el 30% del ticket. Más allá de la comisión que cobran, que es elevadísima, están los plazos de pago. Van a terminar manejando el negocio.