Fue un 20 de junio, hace dos siglos

El alba asomaba apenas, clareando el Río de la Plata cuando en una pocas de las casonas señoriales de Buenos Aires, Manuel Belgrano entregaba su alma, entre esas mismas paredes que lo habían visto nacer en la opulencia y despedirse del mundo hasta con sábanas prestadas por uno sus hermanos según la tradición. El médico Redheah, profesional que lo había atendido por años, naturalmente miró la hora en el reloj que el paciente le obsequiara para compensar con lo único que tenía de valor "a ese buen hombre" y esa pieza tan especial que le regalara a Belgrano el rey Jorge VI de Inglaterra marcaba las 7.30 de la mañana. Mientras tantos uno o dos frailes del vecino convento de Santo Domingo acababan sus oraciones por los enfermos para orar por el difunto.

A pocas cuadras de ahí el Cabildo, la Fortaleza y la ciudad toda eran un revuelo, ese 20 de junio de 1820 apuntó en sus Memorias Curiosas Juan Manuel Beruti: "Se hizo saber por bando, haber el señor gobernador don Ildefonso Ramos (Mejía) abdicado el mando, e ínterin estaba el gobierno en el excelentísimo Cabildo en quien se reasumió". Sigue el autor la crónica de los sucesos con los días y meses siguientes y ellos se refieren en su mayor parte a esos acontecimientos políticos.

Ni una palabra sobre el ilustre muerto. Finalmente apuntó: "Aumento a este año de 1820", donde anotaba cosas que en su momento había omitido y escribió: "En este año falleció de hidropesía el excelentísimo señor don Manuel Belgrano, brigadier general de los ejércitos de la Patria y capitán general del ejército auxiliar del Perú, sujeto de grandes méritos y servicios que hizo a la Patria; fue general del ejército auxiliador al Paraguay, quien sacó del yugo español a esta provincia, después pasó al Perú, y ganó las acciones de Tucumán y Salta, contra los españoles, cuyo orgullo abatió, dando glorias a la Patria, y en cuyo ejército se mantuvo hasta venir a esta capital con este mal, que le resultó de los trabajos y fatigas de tantos años de campaña. Su entierro fue en el convento de Santo Domingo costeado por sus hermanos, pues murió muy pobre, y fue sepultado en la plazoleta de dicho convento, habiendo tenido la desgracia de no habérsele hecho honores fúnebres ni entierro de general, por las convulsiones desde su fallecimiento han sobrevenido en esta ciudad y no tener el Cabildo fondos con que costearlo, pues lo había ofrecido hacer por su cuenta, y de un día a otro, se ha ido pasando sin haberlo efectuado".

Nada más se puede agregar a esta noticia, que describe cabalmente ese día y ese año 20.
La Prensa no podía dejar pasar por alto esta fecha y así como en ocasión de los 250 años de su nacimiento ha decidido recordarlo en este suplemento especial. Invitados especialmente han contribuido el doctor Miguel Angel De Marco, biógrafo del prócer y ex presidente de la Academia Nacional de la Historia; la Dra. Mary Monte de López Moreira, presidente de la Academia Paraguaya de la Historia; el profesor Héctor Patiño Gardone numerario del Instituto Histórico y Geográfico del Uruguay, que traen de adhesión de sus patrias y el numismático doctor Fernando Chao (h) con el recuerdo de un premio otorgado a los beneméritos naturales.

Sin duda ambos suplementos como el publicado hace medio siglo, un 14 de junio de 1970, quedarán en la bibliografía dedicada al prócer en este año, en que la calidad de los trabajos sirven para rendirle un tributo más a la esclarecida memoria de "quien fue grande sin pretenderlo y encontró la gloria sin buscarla por el camino del deber".

* Historiador. Vicepresidente de la Academia Argentina de Artes y Ciencias de la Comunicación.